Excellere Consultora Educativa

Hoy he tenido una sorprendente conversación con los padres de un niño de 2 años:

Yo: “ Qué mayor se está haciendo, eh?”

Ellos:” Sí, nos da pena que crezca….”

Yo: “Ya sabéis… podéis ir a por otro….”

Ellos: “Es que nos da pena que deje de ser hijo único, si viene un hermanito lo pasaría muy mal”

(……..)  Mi cara: todo un poema.

Entonces he recordado algo que me explicaron en la facultad; asignatura: “Psicología de la  familia”. Se trata del  “Síndrome del príncipe destronado”, que es el proceso de adaptación que debe hacer un hijo único cuando llega un hermanito.…. Nos explicaron que algunas tribus -africanas creo recordar- cuando un niño no tenía hermanitos por la razón que fuera, las otras familias cercanas le “prestaban” bebés recién nacidos algunos ratos para que hiciera este proceso de crecimiento y afrontara la situación igualmente. Entonces pensé: “Qué genial es el ser humano!, que imaginación para buscar recursos!”

Luego he retrocedido mas en el tiempo hasta la clase de biología de bachillerato, cuando nos hablaban de las teorías de un señor…. un tal Darwin creo recordar. Este naturalista  afirmaba que las especies evolucionan adaptándose al medio, que algunas no han sobrevivido y que las que lo han hecho ha sido, no por ser más fuertes o inteligentes, sino por su mayor capacidad de adaptación. Selección natural la llamó.

Acto seguido he pensado que, o bien durante años me enseñaron una sarta de mentiras, o bien el ser humano se está volviendo loco e involucionando en vez de evolucionar….

Y me temo que va a ser lo segundo….

Creo que en algún momento del camino nos hemos vuelto perezosos, y hemos decidido que es más fácil que el medio se adapte  a nosotros que hacer un esfuerzo por adaptarnos. Un ejemplo claro es cómo tratamos “nuestro medio”, oseasé: nuestro entorno más directo, los ecosistemas, los recursos limitados de nuestro planeta…..

Y en lo que se refiere a nuestra especie propiamente dicha, parece que en un ataque de “pereza cobardica” hemos decidido hiperprotegernos desde la cuna, hasta hacernos tan débiles que no seamos capaces de adaptarnos al medio (mejor no darle hermanitos para que no tenga que afrontar conflictos y esforzarse en superarlos), y necesitemos adaptar el medio a nosotros….

Entrando así en un desastroso bucle de involución de la especie que no sé muy bien hacia dónde nos lleva, y que si aquel señor de la barba blanca… un tal Darwin creo recordar, levantara la cabeza….necesitaría terapia para superar el disgusto.

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Comentario de Elena Vélez Agustín el abril 22, 2012 a las 1:50pm

Gracias Natalia, estoy totalmente de acuerdo en la importancia de la educación emocional, la canalización y expresión de las emociones, la aceptación de sentimientos negativos (miedos, incertidumbres, inseguridades, frustraciones....)... todas estas capacidades que nos llevan a un mayor autoconocimiento de nosotros mismos y a una capacidad empática hacia el resto. Creo que pasan dos cosas: que al premiar y centrarnos tanto en la inteligencia racional (nuestra sociedad es cada vez más competitiva en este sentido, al menos aquí), nos hemos dejado de lado cuidar otros aspectos que hacen a la persona mucho más inteligente: las emociones. Por otro lado -relacionado con este déficit en capacidades emocionales supongo-tendemos a negar y no tolerar los sentimientos negativos, los ocultamos en la vida adulta, y hemos pasado a no soportarlos en nuestros hijos: tristeza, decepción, frustración, enfado, envidia... Y en vez de enseñar a tolerarlos, a  autoconsolarse y a superarlos; lo que hacemos es evitárselos!!, gran error, porque estamos privándoles de una inmejorable oportunidad de crecer como personas, de aprender, de madurar de hacerse fuertes e inteligentes emocionalmente, una pena.

Comentario de Natalia Gil de Fainschtein el abril 21, 2012 a las 11:12pm

Estimada Elena, imagino tu cara, que fue seguramente de tanta sorpresa como la mía al leer la respuesta! También pienso que el Síndrome de príncipe destronado se explica en muchos sitios y bibliografía destinada a los padres, ante la expresión de celos del hermano, pero de lo que mucho no se habla es de el "Sindrome del amor de padre compartido" (acabo de inventarlo, jeje) y "de eso no se habla". Recuerdo cuando esperaba a mi segunda hija tener ciera angustia y preocupación por cómo haría para querer tanto al bebé que esperaba cuando mi primera hija era TOOOODO para mí y yo creía haber depositado en ella TOOODO mi amor de madre. Cuando le comentaba esto a alguna amiga me decían ni lo digas! hasta me hacían sentir mal, como si menospreciara al bebé en camino y en realidad a mi me preocupaba cómo haría para quererla tanto como a la primera. Sólo supe que el amor de madre se puede compartir sin perder intensidad cuando tuve a mi segunda hija en brazos, cuando la miré a los ojos y "me enamoré tanto de ella como lo había hecho de la primera. Y una aprende a repartirse y multiplicarse y a cuidar a dos o más hijos tratando de preservar el tiempo, atenciones y cuidados, tratando de darle a cada uno lo que ese hijo necesita.

Muchas veces me pregunté porqué nadie me dijo que la fidelidad y el amor es sólo para una persona cuando hablamos de amor de pareja (y sí elegimos la monogamia claro!)  pero que al amar a un segundo o tercer o más hijos no es serle infiel al primero? 

Pienso que nos falta mucha educación emocional, en toda la sociedad, empezando por la escuela. Por eso felicito a los maestros que destinan tiempo y energías a trabajar con sus alumnos los temas vinculares y la expresión de las emociones.

¡Qué bueno que traigas estos temas que nos ayuden a pensar en cuestiones que aunque no siempre están en la currícula son indispensables en la educación!

Natalia Gil

Comentario de maria marta oliva el abril 21, 2012 a las 9:11am

Hola Elena!

Muy interesante! Este es el típico deseo de  algunos padres que envían a sus hijos a ciertas escuelas privadas de elite: que la comunidad educativa toda se adapte a ese niño, que le enseñe "lo que le interesa", que nunca lo sancione, solo le hable ;que  el niño aprenda que sus actos negativos no tienen ninguna consecuencia; si hay problemas vinculares; son de los otros; si hay niños "problemáticos", que los expulsen del grupo (siempre y cuando no sea SU HIJO el que tiene alguna dificultad!)....todo se relaciona con lo que dice Pilar Sordo en su video y el famoso "miedo a los hijos".

Como vos decís, puede ser comodidad, pero qué caro resulta a la larga!!!

saludos, M. Marta

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