Excellere Consultora Educativa

Sistema educativo por favor no les arranques el corazón a las maestras que están naciendo.

           

              Ser maestro es una profesión de amor, se necesita paciencia, alegría, entusiasmo, empatía, comprensión  y muchas ganas de continuar frente a la adversidad.

           Sin estos condimentos la tarea docente se vuelve insípida  y  desabrida. Y no solo que  a nosotros no nos sabe bien sino que tampoco es apetecible para los demás. Estos condimentos  no se consiguen repitiendo textos de fotocopias borrosas, o memorizando ideas de pedagogos y pensadores brillantes de la humanidad.

            Estos condimentos se consiguen encendiendo el corazón de los alumnos. Son habilidades del corazón, no de la mente. Son el para qué hago lo que hago .Se consiguen viviendo experiencias con los niños. Ellos son los que tienen el poder de encender el corazón de los maestros en formación.

           Necesitamos conectar a los alumnos con los niños de carne y hueso. Ellos son todo lo que necesita el sistema  educativo para avanzar, para dar respuesta a muchos desafíos actuales. Probemos dejar de conectar  todo el tiempo a los alumnos con  las aburridas fotocopias o textos que no comprenden y se les exige repetirlos  para aprobar su formación. Invitemos a los alumnos a conectarse con los niños reales, a emocionarse, a vivenciar los aprendizajes, a entusiasmarse  con  nuevas prácticas de enseñanza. Conectemos su formación  con los niños, con sus maneras peculiares de aprender,  reír,  pintar, bailar y soñar. Cuando un alumno se conecta  emocionalmente con un niño  se enciende su corazón, y es  ahí en ese instante preciso  y perfecto cuando nace un maestro.

Sistema educativo por favor  no  les arranques  el corazón a los maestros que están naciendo.

Mariana de Anquin 

Lic. Psicopedagogia

Capacitadora Docente 

Disertante Internacional

Profesora de Educación Superior  

Autora de "Niños Brillantes ¡¡¡Todos lo son !!!"!Ed. Dunken 

"Aprendizajes Amigables al CORAZÒN" .Ed.Dunken 

Creadora del juego Didáctico "SUPERMISIONES ,

Una manera innovadora de desarrollar la resiliencia en el aula."EDIBA

Ayer  alumnas del profesorado de educación primaria decidieron compartir conmigo un cuento  de su autoría. Cualquier similitud con hechos  de la realidad  es pura casualidad. 

 

                                                                   Treinta seis niños especiales

             Desde que supimos que iríamos a observar a la escuela, sentimos una inmensa alegría aunque los miedos, los nervios estaban también ahí presentes.  

              El día anterior  al gran día, contábamos ansiosas los horas, preparamos y acomodamos más de una vez nuestro guardapolvo blanco ,ese que seguramente se iba a llevar nuestros mejores recuerdos.

              Llego el día de realizar observaciones en la escuela, pensamos cuando la aguja del reloj marco las doce.                   Llego el momento de enfrentar la realidad, era el momento de enfrentar aquello que deseábamos con tantas ganas.

             Arribamos a la puerta de la escuela, nos miramos y nuestros ojos expresaban tantas emociones , expectativas, incertidumbre, dudas y entusiasmo. Caminamos por ese largo pasillo, el mismo que todos los días recorremos  porque de noche esa escuela se transforma en nuestro profesorado. Nos miramos y pensamos “caminamos siempre por acá y hoy no se siente igual. Qué loco! ¿No?”

             Ese día era inevitable que no se nos agrande el pecho de satisfacción llevando nuestro guardapolvo blanco, sentíamos que algo bien habíamos hecho.

              Nos presentamos en la dirección, y una  docente que ese día estaba a cargo de la escuela  nos explico que la directora estaba licencia. Luego nos dijo: “Vayan a tercer grado, es un grupo complicado “, cuando  estaban retirándonos de la dirección, agrego “ah, y en tercero hay un niño especial “.

              Ya frente a la puerta del grado notamos que nos transpiraban las manos más de la cuenta, el corazón galopaba y el nudo en la garganta seguía intacto.

                La señorita nos saludo y explico el motivo de nuestra presencia en el grado  de la siguiente manera: “Ellas vinieron a observarnos, se van a sentar atrás . Saluden chicos “

-“Hola” apenas dijeron, estaban  sentaditos de a dos y apenas podían verse detrás de sus bancos. Cruzamos el aula hasta llegar al fondo y allí nos sentamos . Todo se veía diferente. Los niños se daban vuelta para mirarnos con ojos curiosos  y las nenas nos regalaban su sonrisa

               .A medida que pasaba la hora de clase  nos dábamos cuenta que ya habíamos aprendido el nombre de muchos niños .La señorita decía: ¡Tomás hoy estas terrible !, ¡Martina cállate ¡¡Francisco siéntate bien  !, ¡Marcos deja de conversar! .Tratamos de encontrar entre los niños al “especial “que nos había dicho la maestra que nos recibió en la dirección.

-”Tadeo quédate quieto !”-dijo la señorita y ahí notamos  que el niño estaba acompañado de una maestra integradora.

El día fue transcurriendo rápidamente. En  los recreos aprovechábamos para interactuar con los niños, organizábamos juegos y rondas invitando a todos  los niños a participar .Que alegría sentíamos al compartir sus risas, ocurrencias  y confidencias. Qué bien se sentía estar cerca de ellos ¡!

Así fue pasando la semana en la escuela. Cada día al llegar nos encontrábamos con un  comité de recepción .Eran los niños que ansiosos nos esperaban en la puerta del grado  para apretar nuestro guardapolvo blanco con fuertes abrazos.-Hola seño, gracias por venir hoy-nos decían los niños con sus caritas llena de felicidad. Esos abrazos eran inolvidables  por su espontaneidad y pureza. Eran abrazos con manitas llenas  de colores, galletas  y mermelada.

 –No dejes que te abracen que te van a manchar el guardapolvo con mermelada- Nos alertaba  más de una vez la señorita. Le agradecimos su sana  preocupación  pensando que ella no sabía lo reconfortante que eran esos abrazos para el corazón naciente de una maestra.

  En el aula todos se esmeraban  por terminar sus trabajos para mostrárnoslos, y notamos que con tan solo decirles una palabra de aliento darles un poquito de ayuda, o escuchar  atentas sus anécdotas  sus producciones mejoraban. Qué bien se sentía estar cerca de los niños ¡A veces   solo los mirábamos desde el fondo del aula para que supieran que  ellos eran capaces . Queríamos que escuchen su nombre en el aula pero esta vez asociado a conductas positivas, actitudes nobles y valorando su esfuerzo. Todos disfrutaban de sentirse importantes  en nuestra presencia, porque para nosotras eran tan importantes!!

Llego el último día y ahí nos estaban esperando en la puerta para un abrazo de cierre de esta experiencia, un abrazo lleno de esperanza de volver a ver esas caritas. Nos llenaron de regalos, dibujos, cartitas para sus seños. Ese día salimos con el corazón repleto de alegría  y supimos  que no habíamos estado en tercer grado con un niño especial, habíamos estado con treinta seis niños especiales de tercer grado.

                                                           Sofía Ontiveros y Romina Martínez

 

 

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Comentario de Ana Irene Diaz Blanco el enero 18, 2017 a las 4:38pm

Muy hermoso lo descrito en la visita que realizaron al aula ,siempre los niños tratan de crear empatía y son capaces de halagar no solamente con sus regalos materiales sino también con sus gestos y actitudes .Felicitaciones

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