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Nuestros docentes, nuestras escuelas, nuestros hijos… Por Laura Szmuch


¿Quién no se quedó sin palabras cuando estos últimos días vio los videos grabados en aulas desde los celulares de los alumnos? Para quienes no son de la Argentina, les cuento que en los últimos tiempos, alumnos de diferentes instituciones de nivel secundario, subieron a YouTube filmaciones en las cuales mostraban lo que sucedía en el interior de las aulas, especialmente casos en los que se le faltaba al respeto a los docentes de manera absolutamente alarmante: alumnos prendiendo fuego al cabello de la maestra, poniéndole un preservativo en la cabeza sin que ella lo notara, un joven zamarreando del brazo a su profesora, entre otros delirios… En todos los casos, lo más asombroso es que la persona al frente del aula siguió dando clases, como si no pasara nada, como si eso fuera parte de lo habitual o "normal". Además de llenarme de profunda tristeza, estos hechos me llevan a hacerme más de una pregunta.


¿Cuál es actualmente el nivel de autoridad (hablo de autoridad en el sentido más positivo de la palabra) de algunos docentes en el aula?


¿Cómo es la comunicación docente-alumno, para llegar al punto de que suceda algo así?


¿Para qué están todos reunidos en un mismo lugar: para aprender y desarrollar las capacidades cognitivas y crecer como personas, o para mantener a los adolescentes dentro de un lugar contenido con un "cuidador", que aparentemente no es tal?


¿Cuál es actualmente la función de la escuela como institución?


¿Cómo es que se toman medidas sólo cuando eventos de este tipo se mediatizan por haberse visto el video, y no antes?


¿Se trabaja el tema de valores en las aulas?


¿Nuestros docentes están preparados más allá de su formación académica para resolver conflictos de esta índole? ¿Qué apoyo y contención se les brinda? ¿Quién los cuida y los ampara?


¿Existen en las escuelas políticas a través de las cuales los alumnos sean escuchados y tomados en cuenta? Muchas veces, y no estoy diciendo que sean estos casos que hemos visto en televisión en particular, ya que no los conozco, los adolescentes que no son mirados ni escuchados, o que no sienten que lo son, buscan maneras poco felices para decir. "Acá estoy yo". Desde actuar en forma proactiva con una marcha hacia el Ministerio (entre otras cosas), pidiendo participación y mejoras edilicias, como los alumnos del Nacional Buenos Aires durante la semana pasada, o pedidos silenciosos (silenciosos pero a los gritos), queriendo mostrar a través de Internet lo que está sucediendo: la falta de límites, de control, de contención.


En el sistema educativo puede haber varios tipos de cambios: cambios en el diseño curricular, en los programas, en la bibliografía, en los requerimientos académicos a los docentes. Sin embargo, hasta que no se trabaje profundamente en el nutrir la química sutil que se establece en la relación docente-alumno, en la empatía, en la motivación y amor por el aprendizaje, poco va a poder hacerse con los cambios cosméticos que lo único que hacen es modificar el "envoltorio", pero no lo profundo. Si bien la escuela está inmersa en una realidad social, lo que sucede dentro de ella, es en gran medida responsabilidad de quienes están, precisamente, adentro. Me refiero al trabajar conjunto de docentes, no docentes y alumnos para que la escuela tenga una identidad, sus miembros sensación de pertenencia real, objetivos en común, respeto profundo por el aprendizaje, lo social o comunitario, las personas, el edificio que los cobija… Cuando nos hacemos los distraídos, los chicos nos recuerdan que estamos ahí, como adultos, para guiarlos, contenerlos, y crecer juntos.


Obviamente, los docentes no pueden solos. Pero pueden mucho más cuando se dan cuenta de su rol de líderes, de la importancia de cada cosa que dicen y hacen, de cada decisión y de su ejemplo. Un profesor de matemática, por ejemplo, puede elegir entre enseñar sólo matemática, o inculcar en sus alumnos la disciplina del estudio y la responsabilidad, entre otras cosas. El docente tiene mucho más poder del que cree…y me refiero al poder del "yo puedo" y "nosotros podemos", no al poder del autoritarismo, que sería poder sobre otro. El docente elige en cada momento ser víctima o protagonista, sea consciente de su elección o no. El docente puede ayudar a sus alumnos a vivir una hermosa sensación de logro en relación a sus actividades escolares, o a vivir una realidad chata y sin objetivos. Pero para eso, el docente debería primero reflexionar, compartir con sus colegas, unirse para conversar acerca de posibilidades, y no de limitaciones. Si eres docente, te pido que te fijes de qué se está hablando en la sala de profesores de tu escuela. ¿Qué realidad están "creando" esas conversaciones? ¿Qué posibilidades se están abriendo y cuáles se están cerrando, de acuerdo a lo que están eligiendo ver y comentar?


Es hora de tomar las riendas…. Los docentes no podemos hacer todo, pero podemos hacer mucho. Y por mucho, me refiero a mucho más de lo que estamos haciendo. Ningún líder en la historia esperó a que el "sistema" o las autoridades resolvieran lo que había que resolver… Hubo un momento, en que ellos tomaron conciencia de que si algo debía hacerse, ellos podían comenzar, aunque sea con un poquito. Fue precisamente la Madre Teresa la que dijo que no se podían hacer grandes cosas… (¡Justo ella!), sino pequeñas cosas, con mucho amor. Yo además de amor, agregaría valentía, coraje, y ganas, muchas ganas. Mi sueño es ver docentes llenos de energía, entusiasmo, creatividad… Hay muchos así…hay muchos que "se juegan", y por jugarse me estoy refiriendo a hacerse responsables de sí mismos, de sus estados de ánimo, de sus propios proyectos, de su relación con los alumnos, de su propia capacitación, de su propio crecimiento como profesionales y como personas.


Durante el
Primer Congreso Latinoamericano de PNL en Educación, estaremos tratando estos temas, y muchos otros… Un gran número de docentes altamente motivados vamos a compartir la celebración del aprendizaje, y el desafío de poner nuestro granito (enorme granito) de arena para que cosas como las que vimos en televisión los últimos días no vuelvan a repetirse.


Laura Szmuch©

http://www.lauraszmuch.com.ar
lauraszmuch@gmail.com
congresopnlyeducacion@gmail.com

http://www.pnleneducacionyalgomas.blogspot.com
http://20www.encontactopnl.blogspot.com

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Comentario de Adriana Ballesteros el julio 12, 2008 a las 12:59pm
Hola Laura
Me gustó mucho tu mensaje. Y al respecto quería dejar una experiencia que hace mucho registre cuando era periodista. Entrevisté a una docente compatriota de Victor Cardenas (de Colombia) y me pareció muy interesante: la transcribo
Entre las entrevistas que realicé, destaco la aportada por Lara, una docente de un pueblo pequeño de Pitalito, Colombia, porque demuestra como, junto con la directora, implementaron un modo de sancionar han sido efectivo e ingenioso.
Agustín ( de diez años) era un niño de una familia de buena posición económica, muy agresivo e inquieto. Descargaba su rabia contra lo que se ponía delante. Lara, su maestra, no sabía ya que hacer para detenerlo, había llamado a sus padres, pero estos decían no tener idea de porque el niño se comportaba de ese modo. Mientras tanto Agustín continuaba con sus rabietas
Un día, los chicos entraron al aula luego de un recreo, y se encontraron con una desagradable sorpresa: varios de los pupitres estaban rotos.
Uno tenía una pata cortada, a otro se le había despegado la mesa, es decir: un verdadero desastre. Era obvio que el daño había sido llevado a cabo por alguien ( o por varios ) durante el recreo.
Durante algunos días duró el misterio. Por fin se supo que los responsables habían sido Agustín y dos de sus compañeros ( Fabricio y Matías).
La maestra y la directora llamaron a los padres de inmediato para hacer una reunión y contarles lo sucedido
El padre de Agustín entonces sacó su billetera y preguntó a cuanto ascendía el monto del daño, es decir cuanto dinero se requería para comprar pupitres nuevos.
Pero Elsa, la directora, lo detuvo con un gesto− Vamos a necesitar dinero, pero primero debemos hablar con Eusebio
Eusebio es quien se encarga del mantenimiento de la escuela. −Lo que sí voy a necesitar en forma inmediata − explicó Elsa− es el consentimiento firmado para que los niños se queden una hora mas en la escuela ya que esa será, en parte, la sanción.
La reunión concluyó con los tres permisos firmados. Lara y Elsa fueron en busca de Eusebio, le mostraron los pupitres rotos− ¿Se pueden arreglar?
Eusebio los miró con detenimiento unos minutos − Si…, como poder..
−¿Y cuanto cobraría usted por hacer el trabajo?
Eusebio− me comentó Lara− esta a cargo del mantenimiento edilicio de la escuela pero por supuesto no tiene porque trabajar más horas si alguien comete un destrozo, eso se paga aparte.
Eusebio dijo una cifra.
−¿Y por lograr que sean tres niños quienes hagan el trabajo bajo su supervisión?
Eusebio miró a la directora − No entiendo.
Entonces ella le explicó su plan.
El lunes los tres niños debieron quedarse después de hora.
−Estan sancionados− les explicó la maestra.
−No nos van suspender? − preguntó Agustín.
−Al contrario. −Dijo Lara − se van a quedar acá mas tiempo y deberán reparar los pupitres que rompieron, Eusebio les va a decir como se hace.
Los tres niños hicieron el trabajo. Elsa supervisó que todo quedara bien hecho. Los honorarios de Eusebio fueron pagados por los tres padres.
El trabajo llevó algo más de tiempo que si lo hubiese hecho Eusebio sin “ayuda”, pero las sillas quedaron en perfecto estado.
Luego, los tres las restituyeron al aula y pidieron disculpas al resto de los compañeros.
Ese día era tal la exaltación general que Lara notó que debían hablar del tema.
−¿Porque es importante no romper las cosas de todos?
Fue el tema de debate propuesto.
Todos hicieron comentarios, y quedó claro que Agustin, Matías y Fabricio habían aprendido una lección.
En otras escuelas me han comentado que sanciones similares a esta, que requerían algún tipo de trabajo comunitario, daban buen resultado.
Riki, un niño muy agresivo de un bario marginal de la ciudad de Buenos Aires fue enviado castigado a la biblioteca de la escuela a restaurar los libros que se habían roto con el uso. Poco a poco se fue interesando en su trabajo, y entre tapas y hojas sueltas comenzó a leer, al principio algunos libros con historietas, luego libros para niños pequeños y por fin se animó a los relatos más largos.
Con el tiempo Riki se convirtió en el ayudante mas eficaz de la bibliotecaria, porque no sólo restauraba sino que además recomendaba (asi como al pasar) libros a sus compañeros− Ese está bueno− decía− Se trata de un “chabón” que se perdió en una isla, y se quedó “solari”− Elogió en una oportunidad a “Robinson Crusoe” el clásico de Daniel Defoe.
Aquello que comenzó como una sanción fastidiosa culminó con una posible salida a su situación marginal, ya que es sabido que el acceso a los bienes culturales puede modificar la situación de muchos chicos"

Conclusión actual: Porque en vez de expulsar a esos chicos ( muy mal educados) del sistema educativo no los castigamos con tareas comunitarias: limpiar los baños y hacerlo bien, de acá a afin de año por ejemplo.
Comentario de Victor Cardenas el julio 10, 2008 a las 9:36pm
Laura
La felicito por su árticulo, soy docente colombiano y los problemas de convivencia en la escuela son por el mismo estilo o peores, para citar los más visbles las agresiones tanto fisicas como verbales a los docentes, el irrespeto es cada dia mayor, en fin la situación es delicada e igualmente los docentes debemos tomar la iniciativa, sin olvidar que somos ante todos pedagogos.
Victor
torvic68@gmail.com

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