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Excellere brinda desde 2008: Servicios gratuitos para docentes. Asesoramiento y materiales para la mejora de la calidad educativa.

SUS DIEZ REGLAS DE ORO

1. HONESTIDAD. No hay proyecto posible si dejamos de ser honrados. El culto a la verdad es prioritario.

2. Defender la LIBERTAD como condición esencial para el desarrollo del hombre.

3. Luchar por la consolidación de la DEMOCRACIA PARTICIPATIVA con una mayor equidad distributiva.

4. La JUSTICIA SOCIAL es uno de los principios éticos capitales.

5. Debemos ser SOLIDARIOS.

6. Debemos ser RESPONSABLES. A la individual se agrega nuestra responsabilidad familiar y colectiva. Basta de escapismos. Todos necesitamos estar comprometidos.

7. Nuestras vidas deben dedicarse principalmente a luchar por la DIGNIDAD del hombre.

8. Pretendemos una VIDA MEJOR aquí en la Tierra.

9. Debemos bregar por la UNIDAD LATINOAMERICANA.

10. Nada se consigue sin ESFUERZO. Hay que trabajar, con fe, con esperanza, todos los días.

Otros de sus pensamientos :

Debe entenderse que todos somos educadores. Cada acto de nuestra vida cotidiana tiene implicancias, a veces significativas. Procuremos entonces enseñar con el ejemplo.
(Conferencia "Ciencia Educación y Desarrollo", Universidad de Tel Aviv, mayo de 1995)


"El país debe crear las condiciones para que los cerebros
que se han ido al exterior vuelvan y para que los que quedan
no se vayan"

"Hay que entender que sólo la educación puede cambiar esta sociedad"

"La medicina es un acto humanista. Se atiende no sólo el cuerpo sino también el alma del paciente"

"Yo me conformaría con que el corazón de los argentinos tuviera tres cosas: honestidad, responsabilidad y solidaridad"

"Me iré de la vida sólo con mis silencios"

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Comentario de Natalia Gil de Fainschtein el julio 12, 2009 a las 12:20pm
Su trato con la Muerte

"Todos nos vamos a morir. No tengo miedo: me codeo con la muerte todos los días. Mi madre murió a los 91 años, mi padre a los 86; pero eso no quiere decir nada.

A pesar de venir de una familia profundamente católica, creo que ''Chau, bueno, se terminó para siempre''.

Por eso cada día hay que tratar de hacer lo mejor para uno, la familia y la sociedad. Lo que va a quedar es el recuerdo".

Nacido en La Plata, el 12 de julio de 1923, hijo de un carpintero y de una modista, René Favaloro vivió una infancia pobre en el barrio El Mondongo, un barrio de inmigrantes.

En los potreros aprendió a amar el fútbol, y se hizo un hincha fanático de Gimnasia y Esgrima. Estudioso, fue un alumno aplicado, que hizo de la autodisciplina una filosofía de vida.

En 1949 se graduó como médico en la Universidad Nacional de La Plata. Para él, la medicina era un apostolado, tal como la consideraban los maestros griegos. Desde que era estudiante había pensado en ejercer su profesión en algún pueblo del interior.

En 1950 se radicó en Jacinto Aráuz, un perdido pueblito de La Pampa. Casado con María Antonia, su novia de la escuela secundaria, Favaloro pasó a ser en ese rincón pampeano el médico de todos.

Austero, vivió con su mujer en una vieja casa. En su libro Recuerdos de un médico rural, cuenta: " En ella empezamos a organizar eso que llamamos clínica y que, en verdad, era sólo un centro asistencial adecuado a las necesidades de la zona".

Dos años después de la radicación de Favaloro en La Pampa, llegó su hermano, también médico, y con grandes sacrificios armaron una sala de cirugía.

Empecinados, trabajando más de 12 horas por día, los dos hermanos pudieron por fin comprar un equipo de rayos X. Escribía, "Todo lo que ganábamos lo invertíamos para agrandar y mejorar la clínica. Jamás compramos una sola hectárea de campo en Jacinto Aráuz."

Pero su destino no era el de ser un buen médico rural. En 1962 viajó a los Estados Unidos a la Cleveland Clinic, para especializarse en cirugía torácica y cardiovascular. Cinco años después, desarrolló con éxito la técnica del by-pass aorto coronario.

En 1992, The New York Times lo consideró un "héroe mundial que cambió parte de la medicina moderna y revolucionó la medicina cardíaca".

El diario estadounidense no exageraba: Favaloro realizó 13.000 by-pass hasta sus 69 años, cuando decidió dedicarse íntegramente a la enseñanza.

Su paso por la célebre Cleveland Clinic, sus hallazgos científicos, le dieron un prestigio internacional que su modestia trataba de atenuar. Es larga la lista de distinciones internacionales que recibió. Pero la que mas lo emociono fue cuando en 1980 la Universidad de Tel Aviv lo designó Doctor Honoris Causa.

Regresó a la Argentina en 1971, con la determinación de poner a nuestro servicio su prestigio y meritos en aras de lograr que la medicina estuviera al servicio de la gente.

Se hizo cargo del Departamento de Diagnóstico y Tratamiento de Enfermedades Torácicas y Cardiovasculares del Sanatorio Güemes.

Desde entonces su prestigio fue en aumento. Organizó la Fundación Favaloro, que ha realizado decenas de trasplantes de corazón en el país.

Nunca tuvo pelos en la lengua, denunció la corrupción de la dirigencia política y propugnó una medicina social al servicio del hombre. Le gustaba hablar sobre casi todos los temas, con palabras sencillas pero cargadas de crudeza lógica, que normalmente provocaban rechazo en los sectores de poder.

Como Medico lógico y cabal, no dudo en dar a conocer nuevos conceptos, que no siempre caían bien en sus colegas, como el que tomar con moderación un poco de vino y unos tragos de whisky podrían prevenir la ateroesclerosis.

Muchas pueden ser las causas de su decisión, pero no NOS DEJEMOS ENGAÑAR:

LA ABSOLUTA FALTA DE CONCIENCIA SOCIAL, DE POLÍTICOS Y GOBERNANTES.

EL DESMEMBRAMIENTO DEL SISTEMA DE SALUD, EN ARAS DE UNA GLOBALIZACIÓN COMERCIAL Y FINANCIERA, FRÍ

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