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¿Dónde están las Oportunidades? Por: Lic. Alejandra Benitez


Dicen que problemas son oportunidades. Entonces dónde están las oportunidades, porque problemas tenemos a montones. Podremos descubrir alguna?

Las noticias, en el minuto a minuto, son como leves golpecitos que graban información en nuestra mente y a la vez van despertando a la conciencia emociones y recuerdos de situaciones similares ya vividas. Cuando estos impactos provienen de hechos negativos, conflictos, actos de violencia, catástrofes, injusticias, crecen los reflejos defensivos y nuestros alertas. Además si no hay elementos de la razón o del espíritu que medien, se despiertan los miedos, las inseguridades y los instintos afloran. Uno ser torna más sensible, más irascible y también más vulnerable.

El otro día llegué a una sala de espera en el momento que una mujer muy alterada por la espera reclamaba contra la doctora y la complacencia del sistema que le permitía llegar 1 hora tarde, sin avisar!!! Después de un rato de escucharla despotricar, una de las mujeres que también esperaba le dijo alterada, “callate, cada una de nosotras siente igual, pero estamos tratando de mantener la calma…” . Otra agregó “yo me traigo el tejido, siempre es así…qué le vas a hacer, hay que aguantar”. Estas respuestas son un pequeño ejemplo de cómo cada persona, frente a una misma situación, moviliza recursos diferentes de acuerdo a los que cree que tiene disponibles. Por otra parte habla de una sociedad exasperada que muchas veces olvida sus buenos modales y los caminos institucionales, conviertiéndose estas conductas en uno de los grandes peligros con los que nos enfrentamos hoy.

Frente a lo que nos pasa, mucha gente se ha propuesto mantenerse a flote, concentrarse en lo suyo y conservar el ánimo. Otros con el correr de los días han ido virando movidos por la necesidad de manifestarse. Lo veo a diario y lo siento. En mi caso, además, siento la necesidad de bucear en los problemas para encontrar las oportunidades. Este es el propósito de hoy, lo que quiero intentar.

Las Señales de algo nuevo

La complicaciones crecientes para producir y comercializar, las amenazas de debacle, los efectos de crisis que se superponen sin resolverse, más la intransigencia del poder, desencadenaron reacciones en la sociedad que modificaron la foto de la realidad.

Sin embargo por detrás y por debajo de los hechos más evidentes, aparecieron ciertas señales alentadoras que quiero rescatar y que contienen, para mi, una o varias oportunidades. Veamos.

Muchas de las habituales actitudes individualistas, de indiferencia, del no te metas, quedaron desdibujadas en numerosas situaciones, con la presencia y compromiso de particulares y de familias enteras, reclamando, fuera de las fronteras de sus fincas y localidades. Se pudo palpar que hay muchos argentinos que piensan, sienten y trabajan de modo similar, de todos los niveles, sectores, sexo y religión, solidarios, valientes, decididos a defender su trabajo, que respetan la vida y las instituciones.

La oportunidad está en reconocernos más iguales y descubrirnos parte de algo más grande que nosotros mismos. Ello nos permitiría salir del aislamento, abandonar el rol de trabajador o ciudadano silenciosos, para pasar a pensar y actuar como protagonista, que no está solo en el esfuerzo de cada día. La oportunidad está en fortalecer la conciencia de unidad y de cantidad (somos muchos), manteniendo y utilizando los canales naturales y legítimos para expresar el pensamiento y las convicciones.

Habitamos un presente y una geografía que es el resultado de lo que hace años decidimos ser y nos limitamos a hacer. Es resultado de lo que nosotros y otros antes que nosotros permitimos, decidimos ignorar, valoramos, defendimos, avasallamos, descuidamos, humillamos, recuperamos, elegimos, votamos, servimos, renunciamos, vendimos… La actitud de encogerse de hombros, mirar para otro lado y esperar que llovieran las soluciones sin el esfuerzo correspondiente, abonó el camino para que las instituciones democráticas pierdan su fuerza y vigencia. Los hechos han desnudado pedazos de la trama secreta del poder, que retrasa el desarrollo de la democracia y el crecimento del país.

A partir de ello, se ha redescubierto la necesidad que los mecanismos legales funcionen para asegurar la justicia, el progreso, la convivencia pacífica y la existencia de un país federal. Es fundamental entender y hacerse cargo que, si se violan las leyes, que si las violamos, si no se respetan las normas y finalmente no se aplican o se burlan las condenas, la ley se vuelve estéril y completamente inútil. Y esto nos deja indefensos.

La oportunidad está en asumir que, todos y cada uno en su tiempo, “somos” responsables de las iniquidades, de la pobreza extrema y de la riqueza desmesurada, del abandono, de la injusticia, del saber y no querer, del poder y no saber. Por muchos años hemos vivido ausentes de las realidades del interior de nuestro país. La distancia y el desconocimiento alimentaron una fatal indiferencia. La oportunidad está en sostener una actitud participativa aún cuando los conflictos no nos involucren; en revisar los mecanismos democráticos y trabajar activamente para promover el diálogo cívico, integrar en la misma trama a las representaciones sectoriales y a los poderes representativos de la sociedad en su conjunto; y convertir el voto en un verdadero instrumento de selección de dirigentes.

Por años hemos utilizado la modalidad ER, de sala de emergencia, para resolver problemas, pero nos vamos dando cuenta que no puede ser la única manera. Esta modalidad anula la posibilidad de pensar en el mediano y largo plazo. La acción se concentra en aquello que más compromete la supervivencia. Es cierto que si no se estabiliza al paciente se muere pero si no se atienden los otros aspectos del cuadro clínico, puede que nunca vuelva a respirar por si mismo o a caminar. Hoy vivimos las consecuencias.

La oportunidad está en poner mayor seriedad y constancia en la imaginación del futuro, en la planificación, en los recursos y cambios necesarios que hay que producir para que, llegado el momento, las cosas funcionen. Cada uno en su lugar sabe lo que sería indispensable o al menos conveniente pensar con anticipación. La vida plena se desarrolla fuera de la sala de emergencias.

En cada descubrimiento anida una oportunidad. Pero también se hace evidente que si queremos un futuro diferente, tenemos que reconsiderar nuestro rol y las decisiones cotidianas, desde las más pequeñas hasta las más trascendentes. Quizá la primera gran oportunidad sea revisar nuestras creencias y recursos disponibles y evaluar si son coherentes con los resultados que deseamos.

Lograr la sociedad que deseamos, requiere el respeto por lo que ya hemos logrado y una escucha atenta para identificar lo que debe ser cambiado. Luego será necesario el esfuerzo de todos para identificar claramente las actitudes, conductas y conocimientos necesarios, consistentes con el objetivo. Requiere fortalecer las conductas individuales y sociales, y abandonar prejuicios y malos hábitos, a fin de posibilitar la transición y alcanzar la meta. Requiere de fe y esperanza porque éstas dan sustento a los valores, creencias y decisiones que moldean nuestras acciones.

Las Fuentes de la Fortaleza

Toda la sociedad parece hoy más viva y comprometida, Pero todo es muy reciente, no tenemos el hábito y la tarea de construirlo es enorme. Por eso es necesario que cada uno descubra los recursos disponibles y las fuentes de fortaleza que le permitan perseverar en el camino iniciado.

Sugiero algunos:

El deseo de un país mejor
Un país, es una geografía, generosa en el caso de Argentina, que pone piso a la existencia de cada uno y ofrece un lugar para vivir. Un país es una tierra que se hace madre y padre para que podamos echar raíces, hacer nido y construir nuestro hogar.

Una nación, por su parte, es una comunidad que acoge a cada uno, a su tiempo, le da una identidad, una pertenencia y una bandera. Es una comunidad que se reconoce a sí misma como una unidad, que nos hermana en el pasado y nos proyecta al futuro. Ella asume, en su conjunto, el compromiso de aprovechar sus recursos y generar riqueza espiritual y material, para el bien de todos sus integrantes.

Las definiciones son mías y hacerlas realidad es uno de mis grandes sueños.

· Descubir en la necesidad el sentido de propósito

Muchas veces la vida nos pide esfuerzos, trabajo, que nos juguemos. Cómo nos damos cuenta, porque empezamos a notar realidades propias o ajenas que piden ser cambiadas y reclaman nuestra contribución. Hechos que antes no registrábamos de golpe se vuelven evidentes. Esto que se nos pide debería ser motivo para sentirnos bendecidos, al reconocer que somos poseedores de una capacidad o de ese talento y que lo podemos compartir. También la necesidad del otro es fuente de fortaleza y esperanza porque iluminan el sentido de la vida y nos invita a la generosidad y al don de sí. Esto siempre nos hace más fuertes.

Aprender de lo que nos pasa
Aprender a ver en las situaciones, la cadena de decisiones que la originaron. En caso de dificultad poner en juego la inteligencia, la creatividad y la propia fortaleza. Además tomar ejemplo o apoyarnos en la entereza de quienes enfrentan la adversidad, poniendo su cuota de trabajo y esperanza. Aprender de lo que salió bien para poder repetirlo y de las equivocaciones para poder corregirlas.

Confiar en Dios, en uno y en los demás
La confianza en Dios para quienes tienen una fe nos aporta un sostén irremplazable. La oración también es fuente de fortaleza porque nos conecta con nuestras raíces más profundas y abre un diálogo donde vamos descubriendo nuestra misión en la vida. En otros la confianza surge cuando se animan a mirar el corazón y creen en su valor personal y en su contribución. Confiar en el prójimo, en el otro nos acerca la posibilidad de ser mejor y de recibir afecto y ayuda. No es lo mismo la vida sin lo que cada uno tiene para sumar.

Otras fuentes: Vivir sanamente, celebrar las alegrías, habitar la vida, hacer lo mejor, dar lo mejor, estar presente, honrar la vida, amar los desafíos, gozar con las pequeñas cosas, mirarse en el espejo correcto.
El proceso de transformación en muchos casos se inicia en la denuncia pero es importante que se sostenga en la decisión individual, de hacer que la propia conducta y palabras espejen sinceridad y transparencia. Decirnos la verdad sobre quienes somos hoy, sobre nuestros sueños, sobre los esfuerzos que hacemos y las recompensas que merecemos. Decir la verdad sobre las situaciones de injusticia de las que somos parte, cómplices o testigos indiferentes. Al mismo tiempo reconocer también la verdad del otro y las posibilidades que muchas veces les negamos.

Además de denunciar, es vital mirar y escucharnos profundamente, y a lo que nos rodea. Preguntar qué podemos mejorar o cambiar y luego aportar ideas y trabajo para hacerlas realidad. Evaluar los recursos disponibles y buscar los que nos falta.

Las oportunidades se ensanchan si decidimos en qué podemos comprometer nuestro talento, muchas veces desaprovechado, para reconstruir las bases de una sociedad más justa e inclusiva. Las oportunidades se consolidan cuando incluimos a los otros y nos damos cuenta que son muchos los que estamos en el mismo camino.

Van Gogh se preguntaba, qué sentido tendría la vida si careciéramos del valor para emprender las cosas que deseamos? Complementaría preguntando, qué sentido tiene emprender cosas si ellas no le dan valor a nuestra vida?

Problemas son oportunidades, cuál es la nuestra, dónde está para cada uno?

Que el Señor bendiga nuestra Patria.

Afectuosamente,

Alejandra


Alejandra Benitez es Especialista en Liderazgo y Creatividad. Lic. en Economía, Master en Dirección de Marketing. Directora de abCreativa. Servicios de Desarrollo Empresarial

www.abcreativa.com.ar
Nos ocupamos de posibilitar el desarrollo del potencial creativo y de liderazgo como pilares de los procesos de Cambio. Nuestro compromiso es con la gente, con la innovación y con el futuro.

Contacto: abcreativa@gmail.com

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