Excellere Consultora Educativa

Una de las actitudes que más suelen recriminarse las personas adultas a sí mismos, o a los demás, es la falta de espontaneidad al afrontar situaciones que comprometen a los sentimientos.

En la mayoría de los casos actuamos "diplomáticamente", o de un modo que creemos que es el esperado por nuestro rol en la sociedad, nuestro sexo, edad, condición social, etc. 

¿Qué pasa que aunque la expresión oral, la expresión plástica, la expresión de ideas... entre otras,  son objetivos de la educación ya desde el jardín de infantes llegamos a la adultez escondiendo sentimientos y autolimitándonos?

Parece que aún no encontramos el camino ideal para la libre expresión de los sentimientos.

Tal vez con una verdadera educación emocional sostenida en los diferentes niveles educativos se pueda lograr un cambio.

Cuando era maestra de primer grado mantuve el momento de "la ronda" al iniciar el día para que todos, chicos y maestra, nos viéramos la cara y pudiéramos contar cómo nos sentíamos y si nos había pasado algo significativo. Luego cuando los chicos empezaron a escribir iniciábamos el día con una frase de escritura espontánea: "Si yo fuera un... Si yo pudiera... Si yo sintiera... " y ellos completaban las frases y si querían la ilustraban.

Si en los grados siguientes se mantuviera un espacio diario así para que escriban "su diario",o redacten su propia obra de teatro con un personaje que los identifique... ayudaría a que de grandes tuvieran más facilidad  para expresar sus sentimientos?

¿Saben de otras propuestas que puedan ayudar?

¿Qué opinan?

Saludos

Natalia

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