Las universidades enfrentan importantes desafíos en este nuevo siglo. Entre los cambios más importantes a considerar están las adaptaciones y posiciones frente a la revolución de la era tecnológica.
Quienes de un modo u otro estamos comprometidos con el ámbito educativo y los diversos protagonistas que intervienen en el mismo, nos cuestionamos y reflexionamos acerca de las respuestas a elaborar frente a una nueva lógica de pensamiento.
Serán necesario nuevas construcciones de la realidad o lo que es mas apropiado decir nuevos paradigmas que nos permitan entender mas acabadamente los nuevos contextos y las nuevas racionalidades.
Los educadores nos preguntamos cuales serán los programas cuyos contenidos sean más eficientes para una educación actualizada y también que docentes podrán transmitir “lo nuevo” sin dejar de lado “ la actitud integralmente humana, sin mutilaciones, que resulta de un largo estudio y de una amplia visión de la realidad”( Julio Cortazar)
En América Latina la educación universitaria tuvo un importante incremento de estudiantes desde 1950 a 1990. Los estudios primarios y secundarios, fueron devaluándose dentro del mercado laboral.
Por otra parte se diversifico muchísimo la oferta institucional. Se incrementaron las instituciones universitarias y las instituciones terciarias de educación superior.
Actualmente asistimos al aumento de las carreras de posgrado en sus diferentes niveles, desde la especialización en una disciplina especifica hasta el doctorado.
Es fundamental la especialización en los nuevos procesos tecnológicos y los programas por supuesto deben responder a estas necesidades.
Para esto sigue siendo un puntal importante la relación entre las empresas y las universidades. El desarrollo tecnológico y el desarrollo científico dentro de las casas de estudios superiores deberían tener una estrecha relación. No siempre sucede.
Las universidades del siglo XXI deben formar profesionales que tengan una capacidad analítica y critica de la realidad. Que puedan pensar nuevas soluciones a viejos problemas. Que puedan ser creativos pero con una sólida formación. Que sean profesionales con autonomía y con ética.
Pero un profesional es mucho más que esto. Las universidades tendrán que formar profesionales “humanos “cualquiera sea su disciplina. Con verdadera cultura, mas allá de la tecnológica. Una cultura basada en el conocimiento de la esencia humana y con valores y sentimientos que lo acerquen a quienes requieren sus servicios.
Estos seguramente serán los profesionales que, entre tantos, cumpla su misión con éxito y responsabilidad.
Comentario
Muy cierto lo que allí se plantea ,vamos a pasos muy lentos, en cuanto al uso de tecnología , no solamente a nivel Unoiversitario ,sino primario y medio ,donde a los que compete trabajar en la enseñanza deberían estar utilizando estas herramientas que ayudan , a mejorar la educación facilitando la formación
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por Natalia Gil de Fainschtein Agregó abril 29, 2008 a las 4:33pm 8 comentarios
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