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Agregado por Natalia Gil de Fainschtein
por Natalia Gil de Fainschtein Agregó abril 29, 2008 a las 5:33pm 8 comentarios
por Natalia Gil de Fainschtein Agregó abril 29, 2008 a las 5:45pm 4 comentarios
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La parábola del buen samaritano
Investigación sobre Altruismo y capacidad empática
Para todos los que no pudieron escuchar a Daniel Goleman , aquí expongo los principales conceptos de su magistral conferencia .
Daniel Goleman , abrió su conferencia Magistral en el Mega Encuentro de Espiritualidad Organizado por Fe Vida , relatándonos un experimentó realizado sobre Altruismo y capacidad empática .
“Una tarde en el Princeton Theological Seminary, cuarenta estudiantes en prácticas aguardaban para pronunciar un breve sermón del que posteriormente serían evaluados. Ala mitad de ellos se les había asignado temas de la Biblia entresacados al azar, mientras que la otra mitad debía hablar de la parábola del buen samaritano, que se detuvo a socorrer a un menesteroso con el que tropezó en su camino .
Cada quince minutos, uno de los seminaristas debía dirigirse al edificio en el que tenía que pronunciar su sermón, sin saber que estaba participando involuntariamente en un experimento sobre el altruismo.
El estudiante en su camino pasaba necesariamente por una puerta en la que un pordiosero pedía limosna. Veinticuatro de los cuarenta estudiantes pasaron junto a él ignorándole sin que, en ello, tuviera la menor incidencia el hecho de estar pensando en la parábola del buen samaritano.
La investigación demostró la importancia que posee la variable tiempo, porque sólo uno de cada diez de quienes creían llegar tarde se detuvo, una proporción que fue seis veces superior entre quienes creían disponer de suficiente tiempo.
De las muchas variables que intervienen en el altruismo, el hecho de tener tiempo suficiente para prestar atención ha demostrado ser especialmente crítica porque, en tal caso, nuestra empatía aumenta y, con ella, también lo hace la probabilidad de establecer un vínculo emocional. Obviamente, las personas difieren en su capacidad, disposición e interésen prestar atención.
Es precisamente por ello que los seminaristas que menos tiempo tenían fueron los más incapaces y menos dispuestos a prestar atención al mendigo porque, al hallarse sumidos en sus propios pensamientos, no sintonizaron con él y, en consecuencia, tampoco le brindaron su apoyo.
Es poco probable que, quienes viven en ciudades muy ajetreadas, adviertan, saluden y ayuden a las personas con las que se cruzan a causa de lo que se ha denominado el trance urbano , un estado de ensimismamiento en el que, según los sociólogos, tendemos a sumirnos para sustraernos del incesante bombardeo de los estímulos que nos rodean.
Pero esa estrategia, obviamente, no sólo nos desconecta de las distracciones, sino también de las apremiantes necesidades de quienes nos rodean con lo que, como dijo cierto poeta, acabamos enfrentándonos «al bullicio urbano aturdidos y ensordecidos». Tampoco debemos olvidar los muchos modos en que la sociedad cierra nuestras ventanas sensoriales.
Todos sabemos que los seres humanos tenemos (más o menos) la capacidad de relacionarnos de una manera profunda y directa. Esta capacidad se expande y desarrolla si aprendemos a “estar en presencia “con el otro. Es decir a disponernos a brindarle una escucha atenta , plena e interesada y no educada donde ponemos nuestro rostro y nos llevamos el resto (nuestros pensamientos, corazón, y alma ).
El desafío para lograr una mejor sociedad más empática y compasiva es PARAR y estar en PRESENCIA , conectados y sintonizados con los demás .
Estar en prersencia aumenta nuestro bienestar emocional , activando a nivel cerebral emociones positivas que se contagian a los demás a través de nuestras neuronas en espejo, principales actoras del cerebro social .
"Parar" , aunque sea quince minutos por día , marca una gran diferencia en nuestro cerebro, cuerpo y corazón , impactando positivamente en el cerebro, cuerpo y corazón de quienes nos rodean .
Mariana de Anquín
Comentario
Interesante concepto. Tal vez sería interesante analizar con mayor amplitud aquello del tiempo y la velocidad, como lo hace Paul Virilio: http://www.youtube.com/watch?v=OAPn7pBP0L8 (Parte I), http://www.youtube.com/watch?v=f9c863y_c3I (Parte II) y http://www.youtube.com/watch?v=-_baCcb5ql8 (Parte III) para entender el mundo en el que vivimos y poder contrarrestar lo que afecta a nuestra sociedad. Creería que la empatía y la compasión, no son conexiones que salgan de sí, por voluntad como capacidad, sino que ese ensimismamiento que aquí se manifiesta, tiene unas causas, que si se comprenden pueden modificarse, por voluntad como consciencia. Gracias
Qué bálsamo para nuestros corazones!. Vivo pensando que el día con 24 horas no me alcanza para hacer todo lo que tengo y quiero. Pero en realidad, pienso que muchas veces no paro, y que también en ciertas oportunidades me falta "estar con presencia"; ¡cómo me gustó esto!. Es como reposicionarse con el otro, la alteridad.
Gracias por compartir esto
Esta interesante conferencia me recuerda a una viejecita que siempre pedía limosna a la salida del metro Cuauhtemoc. Yo siempre le daba alguna moneda, pero un día vi como una mujer corpulenta la llevaba a rastras y le exigía el dinero recolectado. Muchas veces pensamos en aliviar las necesidades de alguien y acabamos formando parte de una red de explotación. En fin, ser altruista en las grandes ciudades es más complicado. Me encanto el resumen gracias y saludos desde México.
Mariana: Muchas Gracias por compartirlo !!!
Muy bueno!. Muchas gracias por compartirlo!
Mariana, muchísimas gracias por compartir estas valiosas reflexiones.
Hola Natalia, mucho te agradeceré por favor me consigas el correo de Daniel Goleman.
Saludos y felicitaciones por tus actividades.
Querida Mariana: gracias por tan detallado relato! Nos diste la grean posibilidad a quiénes no estuvimos allí presentes de "estar" al leer tu descripción tan detallada.
Comparto totalmente el hecho de que el apuro y la gran ciudad nos enajena un poco, nos deshumaniza.
Hace un par de años estuve de vacaciones en un pueblo del interior, cerca de El Palmar, provincia de Entre Ríos, y me sorprendió mucho que cuando caminábamos por la calle o cuando estuvimos un rato en la plaza casi todas las personas que nos cruzamos nos saludaron cálidamente aunque éramos desconocidos, y algunos hasta se pararon para preguntarnos de dónde veníamos y entablar un diálogo. Lo más curioso fue que quiénes nos hablaron eran tanto personas mayores como jóvenes y hasta niños.
Aquí en Buenos Aires me atrevería a decir que quiénes podrían tener una actitud similar son los ancianos, quienes casualmente corren menos.
Saludos
Natalia
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