Alumnos y también docentes, cuestionan su utilización porque “es difícil”, “se pierde más tiempo” y genera “desprolijidad”; sin embardo, los pedagogos defienden sus beneficios.
“Sabemos que en la escritura cursiva está presente, de algún modo, la personalidad del individuo. De ahí la importancia de los estudios grafológicos en las diferentes disciplinas que tienen que ver con la naturaleza humana”, reflexionó la profesora de Enseñanza Media y Superior en Lengua, Susana González, quien detalló que la cursiva “es una sucesión de rasgos ascendentes y descendentes, donde la mayor o menor soltura del trazo hace que la letra sea más redondeada o inclinada y por consiguiente deje impreso un estilo personal, que el niño va afianzando con su crecimiento y la práctica”.
La siguiente explicación es bien ilustrativa: el alumno que utiliza letra cursiva, aseguran los pedagogos, escribe con fluidez sus ideas y ve favorecida la percepción de palabras por la continuidad, mientras que las letras de imprenta, al estar separadas, interrumpen la secuencia de pensamiento.
Inclusive, el método creado por la profesora en Educación Especial, María Cristina Retondaro, para tratamientos de dislexia y disgrafía recomienda la utilización de letra cursiva porque facilita los procesos neurológicos que “sustentan el aprendizaje de la lectoescritura”.
Respecto a su dificultad, González reveló que la escritura “es una destreza psicomotriz” y como tal necesita adiestramiento. Lisa y llanamente, requiere de práctica. Sin embargo, ese ejercicio hoy se ve amenazado por la omnipresencia de la computadora, un objeto latente y al alcance de muchos chicos, que en la etapa inicial de aprendizaje, reemplaza al lápiz y a la cursiva por el teclado y la letra script: “Siendo por naturaleza grandes imitadores, las letras que visualizan los chicos con más frecuencia son las de imprenta que ven frente al monitor de la computadora y eso hace que tiendan a escribirlas con mucha más rapidez”, afirmó.
Por su parte, María Alejandra Iorio Gnisci, directora de la Escuela 154 del Barrio Parque Industrial de Neuquén contó: “la polémica tiene su historia. Las maestras hemos atravesado diversos trayectos en cuanto a la enseñanza de lectoescritura. A la cursiva se le daba gran importancia cuando, enmarcadas en el conductismo, se ponía el eje en la unión de las letras y se asimilaba leer a decodificar y escribir a copiar. Cuando comenzamos a trabajar la lengua como sistema de representación, la letra que se utilizó fue la imprenta mayúscula por ser la que los niños encontraban más frecuentemente”.
De todos modos, Iorio Gnisci consideró que “la cursiva debe enseñarse tanto como la imprenta”, aunque precisó que “lo fundamental” es que los maestros centren el eje de la enseñanza y del aprendizaje en formar jóvenes lectores y productores de todo tipo de textos.
Fuente: Diario Clarín
Comentarios
Realmente creo que no es una grafía más, y coincido con quienes aportaron sobre la separación de la letra imprenta, agrego que me resulta despersonalizada, fría y muchas , muchísmas veces la deforman tanto o más que a la cursiva.
No debería ser tema de su supresión o no , debería discutirse cómo hacer para que se mejore la caligrafía que ayudaría a una escrituracon alta carga de confiabilidad y autoestima elevada.
Cariños con aguacero
Gra
Se enseñaba en forma paralela imprenta y cursiva, y en 15 años, no encontre ningun problema en los alumnos.
Luego, cuando pase a Capital, estaba la prohibicion de cursiva, que por suerte fue decayendo.Cursiva habla mucho del alumno. Nos cuenta su motricidad, su estado emocional, sus rabietas, sus angustias y sus problemas familiares y la necesidad o no ,de mimos.
Si sabemos leer esos signos, trabajamos mucho mejor.