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Agregado por Natalia Gil de Fainschtein
por Natalia Gil de Fainschtein Agregó abril 29, 2008 a las 5:33pm 8 comentarios
por Natalia Gil de Fainschtein Agregó abril 29, 2008 a las 5:45pm 4 comentarios
Excellere brinda desde 2008: Servicios gratuitos para docentes. Asesoramiento y materiales para la mejora de la calidad educativa.
“Dar testimonio de lo humano en el hacer profesional” Ezequiel Ander Egg.
“Se pueden aprender muchos procedimientos para investigar, pero eso sirve de muy poco si no se ha aprendido a pensar”. Ezequiel Ander Egg.
Prosiguiendo con nuestra costumbre de compartir saberes sobre las distintas temáticas que vamos abordando en el curso Pos-título de Especialización Docente en Socioeducativa dictada desde el Ministerio de Educación de la Nación Argentina, en esta oportunidad nos enmarcamos en el módulo correspondiente a Investigación y Políticas Socioeducativas bajo la fraternal tutoría de Eduardo Calvo.
Tomamos como insumo de nuestra atención sobre: Ciencia e investigación social y educativa, específicamente sobre el trabajo que presentan los resultados finales del proyecto de investigación titulado “Los sentidos construidos en torno a la relación entre inclusión escolar y prácticas de educación social” Convocatoria INFD 2009), realizado por un equipo conformado por docentes y graduados de la Carrera de Pedagogía y Educación Social del Instituto Superior de Tiempo Libre y Recreación, GCBA.
Bueno, luego de este circundante recorrido de presentación, necesario y de rigor, por cierto, a fin de ubicarnos con precisión en nuestro abordaje sobre el educador cooperativo como educador social en base al trabajo citado.
Por tal razón nos valdremos de algunas pocas consideraciones, tales como: “Dicho proyecto buscó indagar los sentidos que los/as educadores/as que llevan adelante actividades socioeducativas en el marco de dos programas de políticas públicas orientadas a la inclusión escolar, construyen respecto de la vinculación de sus prácticas con las trayectorias educativas y la inclusión escolar de los sujetos con quienes trabajan. Dicha investigación se llevó adelante en la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires, entre los años 2010 y 2011”.
Nos interesa fundamentalmente resaltar “la conformación del rol del educador social en nuestro país” y lo símil con el rol del educador cooperativo que, seguramente, coincide grandemente con lo asumido en otras latitudes.
“Desde el punto de vista del perfil profesional del/a Educador/a Social2, el mismo se recorta a partir de una serie de funciones específicas como son: el análisis e interpretación de situaciones socioeducativas y las particularidades del contexto en el que realizará sus tareas educativas; la interpretación de políticas sociales y educativas que atraviesan el ámbito de intervención; el diseño, implementación y evaluación de proyectos, programas y acciones educativas pertenecientes a los ámbitos público, privado y/o de la sociedad civil, y enfocadas al desarrollo socioeducativo en las comunidades y a la promoción social de sujetos y colectivos; el desarrollo de estrategias para la inclusión y promoción de ciudadanía plena en los sujetos y colectivos que atraviesan situaciones de vulnerabilidad; la promoción y puesta en marcha de planes, programas, proyectos y acciones educativas, artísticas y culturales para favorecer el acceso pleno al patrimonio cultural; y la participación en la producción, sistematización y difusión de información sobre las diferentes prácticas y conocimientos en pedagogía y educación social”.
Es asombrosa la semejanza de objetivos, tareas y metodologías y demás con el Cooperativismo educacional, y en particular con el educador cooperativo que es, al fin y al cabo, un promotor del desarrollo de las comunidades, como diría el Dr. Ezequiel Ander Egg.
Los educadores cooperativos entendemos, entre otros, a la educación como un acto de amor fraternal, por tanto, una experiencia intensa y genuinamente humana, cooperativa.
Pero, no somos ciegos a un contexto adverso, proveniente de un modelo llamado capitalismo, que rige las relaciones bajo subvalores como la mezquindad y el individualismo.
En tal caso, la labor del educador social y cooperativo se hermana para laborar contracorriente a esos vicios de la conducta humana.
Entonces ese acto educativo sólo es posible saltando los estrechos muros de la Escuela para comprender que otra forma de relación llamada “cooperación” es posible en la medida en que interioricemos valores y principios que nos reconstruyan mejores.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!
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