Lic. Irma Liliana del Prado
Desarrollo físico.
El ritmo del desarrollo físico incrementa el vigor físico y el control muscular lo cual le permite afianzarse en actividades como correr y trepar. El niño en esta etapa cambia su aspecto físico: adquiere una apariencia más musculosa y esbelta. Hace progresos considerables en la adquisición de habilidades motoras: arroja objetos o pelotas por lo alto, recorta con tijera siguiendo una línea, hace nudos, puede pararse sobre un pie.
Se muestra independiente: afianza los logros señalados preferentemente, hace mandados y tareas hogareñas simples, patea con fuerza la pelota, baja las escaleras alternando los pies y puede saltar sobre un solo pie.
Utiliza con habilidad distintos elementos como: el papel y los lápices, dominando la relación de tamaño y espacio.
Con relación a la actividad gráfica, tiene ideas de lo que va a dibujar antes de hacerlo, dibuja paisajes, hace la figura humana con: la cabeza, el tronco, las extremidades, los dedos, la nariz y los ojos, y son notable los detalles que agrega a sus producciones.
El crecimiento y el desarrollo mental
La capacidad perceptiva mejora y se manifiesta en la facultad de distinguir diferencias de color, tamaño, forma y peso.
Ha ampliado su vocabulario y su gramática, ya utiliza adverbios, conjunciones e interjecciones, ha superado la pronunciación y la articulación infantil, aparece el empleo de frases completas y el dominio de los pronombres y dentro de algunos límites, el pasado de los verbos.
Su imaginación es fluida, lo lleva a mentir y a inventar coartadas, teatraliza experiencias y manifiesta interés por los cuentos. Su grado de atención es muy reducido y depende fundamentalmente del interés que le despierte la actividad o la tarea que realice. Su memoria mecánica funciona perfectamente.
El progreso en el desarrollo intelectual se evidencia por el hecho de que el niño comienza a adquirir nociones de tiempo y número, comprender la relación entre las ideas y puede hacer generalizaciones simples partiendo de la experiencia. Así, por ejemplo: comienza a entender la sucesión de los días de las semanas, el ayer y con mas dificultad el mañana. Comienza a interesarse por el calendario y el reloj.
Se adapta a nuevas situaciones, especialmente las surgidas durante el juego, selecciona materiales, participan en la preparación y ejecución de proyectos simples. Inquiere mucho acerca de todo: quiere saber el que, el porque, el dónde, el cuándo y el cómo de todo, de ahí que se caracterice este periodo como la edad de las peguntas, estas preguntas son indicios de su gran curiosidad y de su deseo de aprender y adquirir nuevas experiencias.
Desarrollo social
Manifiesta mayor interés por compartir con otros niños, con quienes integra los juegos en los cuales marca el inicio de la actividad del grupo y la conducta coordinada. Se manifiesta como un ser social, posee ya un conocimiento más equilibrado de sí mismo en relación con otras personas, se integra en grupos de a tres niños y acepta juegos colectivos.
Podemos señalar esta edad como el comienzo del interés por la sociedad, que se manifiesta y concentra en este momento en la comprensión de los roles sociales más cercanos a la familia.
En la actividad lúdica se destaca en esta etapa el juego colectivo que le permite la posibilidad de asumir roles, que cambia constantemente porque se aburre o porque la dinámica del juego así lo demanda. Se observa que combina sus juegos con argumentos o historias.
Se interesa por el juego dramático y tiende a repetir un número limitado de juegos, ya no le gusta tanto los juegos fantásticos, utiliza los bloques, arma rompecabezas.
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