La Escuela 2.0, además de ser un asunto de orden tecnológico, cultural y social, implica la creación de una dimensión pedagógica. En España el tema está servido. Al anuncio que ha realizado el Gobierno por impulsar la mejora de la educación apostando por un cambio tecnológico, bajo el nombre de “La escuela del futuro, la Escuela 2.0", se alzan un conjunto de necesarias y abundantes críticas de sectores, docentes y no docentes, que tienen como factor común reclamar que este giro en la escuela implica un giro pedagógico, y no sólo un cambio tecnológico.
Entre las medidas anunciadas por el Ministerio de Educación de España para hacer realidad esta escuela se citan estas acciones:
• La web del Ministerio, será el portal institucional con toda la información y los servicios que ofrece la Administración General del Estado sobre el sistema educativo. Ofrece desde esta semana 120 servicios electrónicos, pero a finales de año estarán disponibles 192.
• Extender la utilización de plataformas móviles en la comunicación con los ciudadanos. En 2009 se enviarán 500.000 sms y emails a los ciudadanos para informar sobre la tramitación de las becas.
• Crear una plataforma única en Internet que aglutine todos los contenidos y servicios útiles para profesores.
• Poner en marcha un portal que permita estudiar a distancia las enseñanzas de Formación Profesional y que además ofrezca información y orientación sobre estos estudios.
• Analizar con las empresas editoriales la digitalización de los contenidos educativos.
• Colaborar con la Comisión Europea, las principales operadoras de telefonía y otras empresas del sector para desarrollar una web que ayude y oriente a padres y profesores a combatir y prevenir el ciberacoso o las dependencias de los móviles o videojuegos.
• Potenciar el canal Mepsyd en Youtube para que se convierta en un medio de intercambio de experiencias educativas de profesores y alumnos. El canal ha recibido más de 335.000 visitas en los siete meses que lleva funcionando.
• Lanzar una red social para los profesores y alumnos de los centros que el Ministerio tiene en el extranjero.
¿Qué implica todo esto pedagógicamente?
Muchas cosas, pero primero el reconocimiento de un nuevo espacio educativo, la web como plataforma, la Web 2.0. La escuela así pensada, supone la inclusión de una práctica sociotecnológica emergente que consiste en uso masivo de aplicaciones Web 2.0 en la escuela, la identificación de los contenidos de internet como componente del currículo, la organización cooperativa como constante de interacción entre estudiantes y entre docentes, el reconocimiento del m-learninig como opción educativa en la educación formal, trasladar parte del trabajo didáctico docente al contexto global de creación colectiva en y través de internet, extender la formación didáctica al desarrollo de competencias digitales y bajo modelos de formación mixta para no descuidar el fondo de la forma, entre otros aspectos críticos. Todo implica nuevos modelos de saber hacer, de saber enseñar y aprender.
Sin duda, la política impulsa la visibilidad pública de estas nuevas herramientas en la escuela, pero creemos que es la pedagogía –la tecnopedagogía 2.0-, la que debe busca la invisibilidad de las mismas en pro de la visibilidad de los procesos de aprendizaje. Este es la idea a la que llegan las algunas escuelas que, independientemente de la apuesta del Gobierno, han integrado las Web 2.0 en su actividad y saben que “los ordenadores no enseñan solos”. Ojalá que no se llene vino viejo en odres nuevos…
Autor: Cristóbal Suárez (ver más sobre el autor en http://educacion-virtualidad.blogspot.com/)
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