Una vez más nos llegó la temporada navideña y con ella, la bulla de las ofertas y promociones. En vez de un ambiente de reflexión y recogimiento, un ambiente comercial nos aturde, las ofertas de las tiendas compiten por nuestros bolsillos mientras que nosotros repetimos que "los tiempos no están como antes". "Quisiera sacarme la lotería"(piensan muchos) y entonces podría comprarme todo lo que veo en las tiendas, e incluso hoy, con dinero, podría comprarme algo más..."
Me entristece escuchar aquello de que "todo tiene su precio en la vida" porque quizás las cosas que más anhelamos no tengan precio. Quisiéramos ver un mundo con justicia e igualdades para todos y una vida útil para los demás. Todo esto no puede comprarse, tal vez porque todos ellos implican valores humanos y éstos no se consiguen con dinero: Peor aún, se pierden con dinero.
Lealtad, Fidelidad, Honor, Sinceridad...los más altos valores se compran y venden en los últimos tiempos. De ahí que se diga que "todo hombre tiene su precio". Y si bien la mayoría de nosotros está en desacuerdo con ello, a medida que analizo nuestra sociedad de hoy, me doy cuenta de que muchas veces se cae en el juego, por ejemplo, cuando consideramos que cualquier actividad vale la pena siempre y cuando se saque algún provecho, alguna ganancia. De no ser así "se ha perdido el tiempo”. Hoy, si uno es generoso, lo tildan de tonto y si te sacrificas por los demás has caído en la locura.
Tienes "buenos amigos" si poseen una condición económica que podrías aprovechar alguna vez, no porque sean personas valiosas por sus virtudes. Incluso hay gente que llega al colmo de comerciar con Dios o algún santo ofreciéndole a cambio de "una ayudita”, una ofrenda. Pero si no le cumple, el trato queda en nada. Y no faltan los que cuando hacen una obra de caridad esperan ganarse indulgencias, es decir "beneficios en el más Allá”, producto de su inversión hecha en esta vida.
Hoy no se habla de valores humanos sino de cuánto cuesta mi trabajo, mi energía, mi tiempo o mi sonrisa. Nos hemos puesto precio hasta nosotros mismo. ¿O no decimos acaso:"este tipo se vende bien"?. Esta manera de ver la vida ha hecho que incluso nuestra historia tenga un trasfondo económico. Se dice que los motores ocultos de los hechos históricos son intereses económicos.
Nunca antes el hombre vio de manera tan comercial la vida. Si le preguntáramos a un griego de la época clásica sobre qué es lo más valioso en el mundo nos diría que el honor, el valor y la patria, mientras que interrogamos a un curaca del antiguo Imperio de los Incas nos diría que no hay nada más valioso que las ofrendas consagradas al Dios Inti y los tributos amorosamente a la Pacha Mama.
No es cierto que el mundo sea comercial, si no que así es como lo vemos. La pregunta sería:
¿Queremos que sigan las cosas así?
¿Somos felices en un mundo como este?
Evidentemente no.
Es hora, entonces de construir un Mundo Nuevo partiendo de cambiar nuestra manera de pensar, de sentir y de ver la vida. Es hora de descubrir lo auténticamente valioso que hay en los hombres y vivir conforme a ellos. Porque sólo con hombres y mujeres mejores se podrá hacer un Mundo nuevo y mejor.
Gracias por tu atención, y que tengas una exitosa semana.
Con todo mi aprecio,
Erick Correa
Fuente: Boletín de Idealistas.org
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