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por Natalia Gil de Fainschtein Agregó abril 29, 2008 a las 5:33pm 8 comentarios
por Natalia Gil de Fainschtein Agregó abril 29, 2008 a las 5:45pm 4 comentarios
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CARILOS. GRACIAS
FELIZ DÍA DEL MAESTRO.COMPARTO CONTIGO ESTA LINDA REFLEXIÓN.
Reflexiones de un joven docente…
Publicado por: Pablo Pera | Agosto 25, 2006 en Clarín
Soy docente de secundaria desde el '85. Empecé a los18 años, y hoy estrenando los 40, luego de haber transitado por diversos cargos docentes y directivos y de seguir en algunos de ellos, me permito compartir - con conocimiento de causa - una reflexión:
"Hoy, 25 de agosto de 2006, digo BASTA.
Por debajo de mi rol docente, mi ser, mi humanidad, pide a gritos un milagro. El simple milagro de lograr que escuches mis palabras por encima de tu indiferencia.
Que tus ojos se fijen en los míos y descubras que aquí estoy esperando por vos, para brindarte un poco de todo aquello que, en nombre de una identidad que lucha por no sucumbir en la globalidad amorfa, tengo el deber de transmitirte. El simple milagro de que algún día te dispongas a
permitirme intentar al menos cultivar tu mente para que de ella florezcan creativas ideas capaces de
mostrarle al mundo que no todo está perdido.
Pero no; la realidad se estrella una vez más contra mi vocación. No soy Dios, ni mago, ni payaso. y vos seguís ahí con tu cruda adolescencia en carne viva, manoteando como quien está a punto de ahogarse a quien viene a socorrerlo, y casi me hundís. Pero no. A veces siento que no puedo. Mi gastado disfraz de profesor vuelve a desgarrarse. Ya casi no quedan hilos y agujas que puedan enmendarlo. Tímidamente por entre las roturas asoma mi alma cansada. Sí, yo también tengo un alma. Y un corazón. Y una familia. Y amigos. Y alegrías. Y tristezas. Y problemas. "Problemas", ¿te suena?. Como vos. ¿Ves?, no sos el único. Sin embargo a veces actuás como si así fuera. Y yo dejo los míos como entre paréntesis y me ofrezco para compartir los tuyos, para ayudarte a sobrellevar la carga. A veces puedo; a veces.
Hoy todo es rápido, vertiginoso. Lo querés "ya", "ahora", "inmediatamente". Creciste en este nuevo
orden social, y yo intento adaptarme a tus ritmos. Yo también podría pretender todo rápido, vertiginoso.
Quiero que aprendas "ya", "ahora", "inmediatamente".
Quiero que valores lo que te brindo "ya", "ahora", "inmediatamente". Quiero que reconozcas mi trabajo "ya", "ahora", "inmediatamente"... pero no. Cultivo la paciencia. A veces puedo, a veces.
Mi trabajo no puede competir con la producción a gran escala. Soy un artesano, no un industrial. Cotizo poco en el mercado social; no doy grandes dividendos económicos. Trabajo con personas, no con objetos.
¿Sabrás que también yo soy persona y no un objeto?...
A contramano del orden imperante mi vocación se sostiene en la esperanza. Convive con la
incertidumbre. Siembra semillas de las que tal vez nunca sepa el destino, porque se irán con vos
acompañando tus avatares y vaivenes. Y yo tal vez no sepa nunca si arraigaron dando frutos o murieron en el desierto indiferente. Una y otra vez aro la tierra esparciendo semillas; y espero. Sigo esperando.
A veces me canso de esperar solitario. Me canso de la incertidumbre; de no saber si además de vos, para vos, yo existo. Si ocupo aunque sea un ínfimo lugar en tu mundo vertiginoso. A veces me angustia pensar que tal vez todo mi esfuerzo sea en vano. Que de un soplido burlón pueda derrumbarse mi castillo de naipes que construyo pacientemente.
No tengo un buen día hoy. A veces yo también tengo malos días. ¡Qué no daría porque algún día vos pudieras sentir lo que siento!...
Extiendo mis manos en el vacío esperando un contacto, una señal que me ayude a creer, que me dé fuerza para volver a intentarlo.
Los grandes héroes se inmortalizaron en el bronce. Yo no soy un gran héroe. Mi ilusión es más simple: permanecer vivo en tu corazón. Que me dejes seguir construyendo este loco y ridículo castillo de naipes ayudándome a recoger las barajas esparcidas por el viento y sumes vos también una pieza al frágil edificio de mi vocación.
Te necesito. Porque sos mi alumno, mi razón de ser, el destino de todos mis esfuerzos; aunque nunca te lo diga, aunque me agotes, aunque me canse.
Menos mal que para escuchar mi queja está éste, mi diario íntimo, para contarle cómo me siento a veces cuando regreso a casa después de una larga jornada de trabajo, corriendo de un colegio a otro, intentando sobrevivir dignamente apoyado en mi vocación. Porque a pesar de todo el deseo es más fuerte. La ilusión es más fuerte. La DOCENCIA es más fuerte. Porque ahora que lo pienso, dentro de pocos días más será un nuevo "Día de maestro". Al menos por un día, sólo uno, parecerá que mi trabajo cobra vida y se ilumina. Como el trabajo de tantos otros que en silencio, como yo, continúan esperando el milagro. Un milagro que sin duda se concretará cuando al menos en un joven la semilla arraigue despertando nuevas vocaciones.
Gracias querido diario por escuchar mis pensamientos y guardarlos íntimamente sin juzgarlos. Me siento mejor.
El lunes 11 seremos muchos los que festejaremos a lo largo y ancho del país nuestro día. Seguramente el martes, como todos los días, me vista con mi disfraz de profesor y salga a pelearla una vez más. Porque a pesar de todo CREO. Porque seguramente alguna señal desde el vacío llegará mañana, cuando por enésima vez se repita el mágico encuentro en el aula.
Porque en la educación no se trata del maestro, se trata del alumno".
Muchas gracias Jorge Apel por esta posibilidad de canalizar inquietudes.
Celebro junto a los colegas que día a día dignifican nuestra profesión sostenidos por la vocación docente.
Agradezco a los alumnos que a lo largo de todos estos años me ayudaron y me ayudan a seguir creyendo en mi vocación.
Agradezco a los padres que creyeron y creen en mí y en mi trabajo permitiéndome compartir la formación de sus hijos.
A todos los demás también les digo ¡gracias!, por obligarme a redoblar mis esfuerzos de autocrítica y crecimiento personal y profesional.
Publicado por: Pablo Pera | Agosto 25, 2006 10:52 PM en Clarín
un abrazo!
Natalia