Colegas: les dejo este artículo que habla sobre evaluación final institucional de un ciclo lectivo, que me pareció muy interesante.
Saludos
Natalia
Al cierre de cada año escolar, las preocupaciones del directivo se tienden a enfocar, principalmente, en la evaluación de fin de año. Es cuando toda la escuela va por la senda de los resultados obtenidos entre los alumnos, a fin de alcanzárselos a sus padres de familia, identificando quiénes serán promovidos y quiénes no.
Sin embargo, fuera de la distribución de los calificativos a los padres de familia y a las respectivas instancias del sector, qué uso se les da a los resultados de la evaluación obtenidos por cada maestro. ¿No tiene acaso el directivo la responsabilidad de determinar qué funcionó y qué no, para obtener dichos resultados?
Y es que, generalmente, al pensar en el rol del directivo existe la tendencia de enfatizar en una gama de acciones, orientadas a la institución educativa como tal, dejando de lado su responsabilidad como líder del proceso pedagógico. Si bien, el directivo no es quien está trabajando en el aula, es quien debe responder ante la comunidad educativa por el proceso de enseñanza - aprendizaje que se da en su escuela.
Evaluación más allá del discurso
Si bien en el discurso de los directivos está la importancia de la evaluación, aún es necesario insistir en que dicha práctica rebase las libretas y formularios administrativos y se haga para la utilidad de cada institución educativa, contribuyendo a la mejora del aprendizaje.
En cada una de ellas, más aún de la educación básica, la evaluación de los resultados de aprendizaje obtenidos por sus estudiantes, debe ser tarea obligada de los directivos. Una práctica interesante, y que además ayuda en la revisión y en la construcción del Proyecto Educativo Institucional, es la identificación de las áreas críticas de aprendizaje. Saber en qué grados y qué áreas de aprendizaje (matemáticas, comunicación, etc.) son las que muestran tasas más altas de desaprobación, determinará la elaboración de estrategias que desarrollará cada institución para revertir esos resultados.
Aunque existan discrepancias al respecto, no puede obviarse que, los resultados de los alumnos, tiende a reflejar cómo ha manejado la institución el propio directivo: el resultado es justo ello, fruto del concurso de una serie de factores en los que el directivo tiene control y otros que no, pero que debe saber sobrellevar.
No basta un mea culpa
Tal vez el señalar e incluso identificar las razones por las que el rendimiento de cada año, al interior de cada institución educativa, arrojó resultados no deseados entre los estudiantes, no sea una tarea muy complicada. No obstante, el hecho de tomar decisiones y emprender medidas correctivas es la parte más compleja del asunto.
No resulta fácil leer los resultados a la luz del trabajo de cada docente, menos aún decirle en qué falló o qué aspectos no abordó bien. Además, el directivo debe evitar que su apreciación sea tomada como parcializada o dirigida sólo a algún miembro del personal, ya que esto podría originar anticuerpos.
Del mismo modo, debe encarar los resultados y aprovecharlos para comprometer a los padres de familia en los énfasis necesarios para enrumbar la institución hacia la mejora. Tarea complicada cuando las expectativas y demandas de los propios padres va en un sentido completamente distinto al de la plana directiva y docente.
¿Y el año próximo?
Una de las tareas que no debe quedar pendiente es la de iniciar el nuevo año académico con lineamientos claros sobre lo que se quiere alcanzar. La evaluación no es predictiva, pero si descriptiva. Si tenemos en cuenta los resultados de ésta y tomamos medidas con respecto a los docentes, los administrativos, los padres de familia y el entorno local, es seguro que los resultados posteriores serán mejores.
Del mismo modo, el hecho que si los resultados fueron los esperados, no debe ser para entrar en la inacción, pues la evaluación como práctica es constante. La idea es que sepamos ver sus resultados para alimentar y mejorar nuestra labor.
Finalmente, los resultados obtenidos deberán ser contrastados con evaluaciones más globales y con niveles de exigencia mayor, pues nuestros estudiantes deben ser cada día más competitivos. Por ello, la nota del docente, es sólo una referencia y debe ser vista como tal. Es la exigencia y compromiso del directivo la que permitirá ir avanzando hacia una mejoría en su propia institución y, por ende, en el país.
Autor: Jaime Castilla Barraza, Consultor en Educación del Perú.