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Gines del Castillo es el Fundador de la Escuela de la Nueva Cultura "La Cecilia"

Conversando sobre Educación: Charlas y debates dirigidos a padres, educadores y público en general.

 

Miércoles 22/05 - 19hs


BioCentro - Marcelo T de Alvear 405 1°piso - Buenos Aires (Plaza San Martin)

Entrada $60.- Destinadas a cubrir los gastos de organización y a beneficio de Tierra Fértil y el proyecto Reevo.

Gines del Castillo fundó en el año 1991 junto a su esposa y un grupo de amigos la escuela de la nueva cultura "La Cecilia" movidos por la inquietud de la educación de su hijo menor y de una educación en libertad. La Escuela fue uno de los proyectos que participaron de la película-documental "La Educación Prohibida".

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Estimados amigos: 

German Doin Campos es el director de la película La Educación Prohibida y estará con nosotros el martes 21/8. No se pierdan esta oportunidad!

"Ver esta película pude cambiar su forma de ver la educación."

Si aún no la viste hacé click aquí:

https://excellereconsultoraeducativa.ning.com/video/la-educaci-n-prohibida-pel-cula-completa-hd

 

Nos reuniremos en nuestra sala Blackboard  http://alturl.com/d64k5  a las 18:00 horas pacifico,19:30 Venezuela,20:00 Colombia/México ,21:00 Puerto Rico/Nueva York,22:00 Argentina,3:00am España

Los esperamos el martes 21 a las 22:00 horas de Buenos Aires.

 

Atentamente;

Tomas Chaskel y Sergio Bosio - Anfitriones de Aula 2.0

Hoy se cumple una semana desde el estreno mundial de “La Educación Prohibida” realizado el pasado 13 de Agosto. Al día de hoy podemos afirmar, sin exagerar, que las repercusiones han superado todas nuestras expectativas.

Compartimos algunas cifras con la intención de dimensionar los alcances de la película en estos primeros 7 días:

  • 30.000 personas la vieron en salas y proyecciones independientes
  • 1.885.400 reproducciones en You tube
  • 177.000 descargas directas (aquí no incluímos las descargas por P2P)
  • 385.000 visitas al sitio web
  • Más de 10.000 nuevos fans en Facebook, alcanzando el total de 47.500
  • Más de 1.000 nuevos seguidores en Twitter, alcanzando el total de 4.345
  • Más de 100 apariciones en prensa.

Más allá de estos números, La Educación Prohibida no termina aquí. A partir de las próximas semanas comenzaremos a profundizar e incentivar el debate. Pronto empezaremos a publicar las entrevistas completas de nuestra investigación de forma semanal con el objetivo de brindar la oportunidad de reflexionar sobre muchos temas que no pudieron ser parte de La Educación Prohibida.

Seguimos invitándolos a conocer Reevo, la continuación activa de La Educación Prohibida, una plataforma virtual de educación viva pensada desde y para la construcción colectiva. Lo que comenzó con una película puede convertirse en una gran red de agentes de cambio en educación, tanto dentro como fuera de las escuelas.

¡Gracias por el apoyo!

 

 

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Entrevista a Germán Doin Campos

 

El 50284ceb54aa4_200x147.jpgrealizador del film documental La educación prohibida que hoy se estrena reflexiona sobre el origen del proyecto que a lo largo de tres años involucró a casi 400 personas relacionadas con metodologías pedagógicas alternativas.

 

 Cómo surgió este proyecto?

 

–Cuando tenía 21 años. Siempre me interesó el cambiar las prácticas educativas, desde que estudiaba en el secundario, pero en 2008 fui a un congreso de educación holística en Córdoba y dije que quería hacer una película, y resulta que había mucha gente trabajando en esto hace mucho tiempo y veían la necesidad de que se resuma un poco el discurso de diferentes experiencias en una película.
 
–¿Y se armó sobre la marcha o la idea inicial era el formato documental?
 
–Después de las primeras entrevistas –hicimos cerca de 90–, en los primeros siete meses, que no tenía nombre ni nada, nos dimos cuenta de que podía ser un documental; pensé en sacar tres o cuatro entrevistas más e hice el primer trailer, puse "próximamente" y lo saqué en febrero de 2010. Y ahí tomó el nombre porque había que llamarlo de alguna forma, y en un brainstorming con gente que trabaja en educación en una mesa salió el nombre.
 
–¿Y por qué salió el nombre?
 
–Nos encantó, porque es muy provocador. Nosotros queremos que cuando la gente escuche hablar de la película le choque. También es porque me había cruzado con enormes experiencias que se encontraban con muchas trabas, por ejemplo burocráticas, otras sociales o de la comunidad, que para hacer lo que querían tenían que remarla muchísimo. En otros casos el mismo comentar las ideas con el grupo de amigos. Contás cómo es la escuela en que estuviste y ya te dicen "no, eso no está bien, no es posible". Notaba una resistencia muy grande a que existiera otra forma de escuela o de educación.
 
–¿La expectativa es instalar el debate o vas más allá?
 
–Instalarlo y alimentarlo, y lograr que se debata de manera constructiva y consiga que haya gente interesada en hacer escuelas y que se abran caminos para hacerlo más fácilmente, para discutir sobre eso, que se generen redes de vínculos entre distintas experiencias, y que las otras experiencias alternativas que existen se abran un poco porque esta resistencia que hay genera eso.
 
–¿Y esa resistencia es acá o hay países donde es peor?
 
–Hay países donde es peor. Por ejemplo, el caso tan celebrado de Finlandia, número uno de educación en el mundo: tiene muchos elementos de educación constructivista que tienen estas escuelas (alternativas), donde por ejemplo no hay exámenes hasta los once o 12 años, hay grupos integrados, mucho tiempo libre para los adolescentes y cosas que se hacen acá, pero viene el ministro de Educación y nos dice "hagamos esto" y a nosotros nos parecería una locura y allá funciona. En países con diferentes tipos de gobierno también hay otras resistencias. Las resistencias tienen que ver con una cuestión social. En Latinoamérica no es que está escrito en algún lugar "esto está prohibido", tiene que ver con que hoy planteás una escuela y a toda la comunidad le parece mal.
 
–Además de las resistencias, son bastante onerosas estas escuelas no tradicionales...
 
–Algunas sí, otras no. Hay mucha diversidad. Las escuelas libres o que siguen una línea de escuela libre no necesitan mucho para funcionar; no necesitan una serie de materiales específicos como sucede en el método Montessori, que tiene una serie de materiales de muy buena calidad que no requieren una inversión gigantesca. En la Argentina tenemos estas escuelas experimentales, que son públicas y gratuitas, que están dentro del sistema público, y la estructura que tienen es completamente diferente, sin exámenes ni sistema de calificaciones y la promoción no es cerrada. Hay otras acciones que se podrían hacer que son decisiones de la escuela misma, como el tema de los materiales. Algunas tienen una cooperadora que por semestre compra materiales de calidad para todos los chicos y eso lo aporta y queda en la escuela. Esa es una práctica que se podría hacer en cualquier escuela pública, porque hay una decisión casi pedagógica de que no tiene que haber un lápiz de marca al lado de un lápiz que no lo es. A la vez es más difícil la formación de los docentes, conseguir docentes que tengan la mente lo suficientemente abierta y flexible como para trabajar en la escuela y transformar la práctica.
 
–¿Es posible?
 
–Creo que sí, es lo interesante, porque lo he visto. También, docentes que empiezan y al tiempo dicen "en estas condiciones no es que no puedo trabajar, pero el trabajo se redimensiona". Cuando hay mucha transparencia y se pueden hablar de determinados temas, los docentes son personas, se empiezan a transformar en ellos mismos. También hay transformación de las familias. He visto familias enteras que empiezan y se ven obligadas a replantearse cosas de su día a día. Hay escuelas que aconsejan que los chicos no vean tanta TV en casa y los chicos van después a la casa y los padres los ven una hora al día; la escuela les dice "nosotros estamos tratando de trabajar, generando un enfoque de vínculos, de contacto con el chico,  de conocerlo, y después en tu casa no le das ni bola". Ahí es necesario claramente un cambio en la familia, por ejemplo.
 
–¿Cómo se distribuirá?
 
–A partir del 13 de agosto va a estar en Internet y también se proyectará en salas independientes. Ya tenemos más de 100 funciones confirmadas.
 
–¿Hay campo a nivel estatal para plantear esto en la Argentina y América Latina?
 
–Creo que sí. En Chile y Colombia se están replanteando muchas cosas. En Chile tengo muchos amigos de una red de escuelas libres que plantean la libertad curricular para lograr la excelencia educativa a partir de que los maestros puedan decidir sobre sus prácticas no sólo para escuelas privadas sino también públicas. En este momento que se está democratizando todo, que se habla de los movimientos de España, de democracia real, se dan cuenta de que se plantean muchas cosas y cambian, y  tal vez esto sea un reflejo de eso. Se podría decir que se plantea la democratización del sistema educativo en el sentido de que se empoderen los individuos, los chicos en el aula, los maestros a nivel estatal y las familias a nivel comunitario. Creo que la verdad es un buen camino a seguir; lo importante de esta lógica es que no hay una forma de hacer las cosas y eso lo que a veces genera es un poco de temor.
 
–Pero esto de democratizar no es bien visto. Hace poco el ministro de Educación Alberto Sileoni celebró la participación política de los estudiantes en las escuelas y lo cuestionaron mucho.
 
–Eso tiene más que ver con los medios, pero creo que sí nos podemos sentar a discutir seriamente; la participación de los estudiantes en las escuelas –en el secundario– es indispensable: así se construyó la universidad pública, con las revoluciones universitarias. Tal vez la discusión es qué tipo de participación o lugar. «
 
 Fuente: Diario Tiempo Argentino

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Una película para derribar la escuela

Un documental difundido en la Red revela el malestar con un sistema anclado en el siglo XIX

Algunos piden empezar de cero; otros advierten contra quimeras

Fotograma del documental 'La educación prohibida'.

¿Y si el problema de la escuela no es cómo enseñar más matemáticas, más lengua o más inglés, repetir curso o no? ¿Y si se trata de un problema de raíz, de que la escuela, tal y como está concebida, dividida y fragmentada por edades y por materias estancas, no funciona, con sus exámenes que acaban condicionando unas enseñanzas anacrónicas y alejadas de la realidad, aburridas y artificiales? ¿Y si la escuela inventada en la era industrial para dar unas instrucciones mínimas y la transmisión de una cultura básica, simplemente ya no sirve en la era de Internet? Y no solo eso, ¿y si encima está matando la creatividad de los niños?

En el documental dirigido por el argentino Germán Doin y titulado La educación prohibida se da una respuesta afirmativa a todas esas preguntas: según decenas de expertos de varios países latinoamericanos, incluido España, la escuela no sirve y hay que cambiarla, hay que derribarla para empezar de cero. “Si no estuviéramos haciendo las cosas como las estamos haciendo porque siempre las hicimos así, ¿cómo las haríamos hoy?”, dice en la película el director de escuela Ginés del Castillo.

El director del filme, de 24 años, busca ampliar el debate educativo

Sobre todo, cuenta por teléfono el joven director de 24 años, la película trata de trasladar a toda la sociedad el debate que durante décadas ha estado vivo, dentro de los ámbitos educativos académicos, con unos postulados que cuentan con tantos entusiastas defensores como aguerridos detractores que no ven más que cháchara e ilusas alternativas al modelo actual.

De momento, parece que ese primer objetivo de extender el debate va por buen camino: desde que se estrenó el pasado 13 de agosto, se ha visto 2,2 millones de veces en la página web oficial y 3,6 millones en YouTube; ha tenido más de 229.000 descargas, y se ha proyectado o se va a proyectar en 712 pantallas de todo el mundo. El proyecto se ha financiando con aportaciones voluntarias a través de la Red (crowdfunding) y se ofrece su resultado de forma libre bajo la idea del copyleft. Una licencia libre es copyleft cuando además de otorgar permisos de uso, copia, modificación y redistribución de la obra protegida, contiene una cláusula que impone una licencia similar a las copias y obras derivadas.

Richard Gerver: “Es
la clase de provocación que necesitamos”

Además de fomentar la discusión, Doin y su equipo buscan dar a conocer las propuestas alternativas a ese modelo mayoritario de escuela, muchas veces, asegura, marginadas y poco conocidas: desde el método Montessori, Waldorf, la pedagogía Sistémica o democrática, la libertaria, incluso la educación en casa (esta última está prohibida en algunos países, entre ellos España). En general, la idea es rechazar una escuela igualadora (todos los niños a cierta edad deben saber unas ciertas cosas), rígida, que impone ideas y educa en una competencia feroz, para proponer otra centrada “en el amor y en los vínculos humanos”, en respeto hacia los niños y las experiencias vivenciales.

Pero a mucha gente todo esto les puede sonar a chino, a cháchara vacía: “Me he visto la primera media hora o así y lo he dejado por aburrimiento. A primera vista, parece pura demagogia con muy poca chicha”, dice el economista del CSIC y de la Autónoma de Barcelona Ángel de la Fuente, que ha hecho muchos trabajos en el ámbito educativo. Sin embargo, el también economista en la Universidad de Barcelona, con amplia trayectoria en la investigación educativa, Jorge Calero, cree que “la película marca un camino y creo que es un buen camino”. “Me ha gustado mucho en el fondo y en la forma. Creo que son muy necesarias estas aproximaciones. Y muy interesante el proceso de producción, financiación y distribución”, añade.

Algunos docentes
creen que se ataca injustamente la enseñanza pública

Lo cierto es que la película ha causado una gran controversia, sobre todo, en Argentina, sede de la producción. Allí, muchos docentes la han tachado de injusta con la escuela pública, ya que insiste mucho en el autoritarismo escolar. Además, debajo de una fachada libertaria, ven un auténtico apoyo a la educación privada que en el fondo abraza los postulados neoliberales de la libertad de elección de centro. Sin contar, claro, con aquellos padres que no quieren oír hablar de educaciones emocionales y desarrollos de la personalidad, sino de sistemas en los que sus hijos aprendan a calcular muy bien, a leer y escribir mejor que sus compañeros, las reglas de la física, la historia y la geografía que les enseñaron a ellos.

Si, como defienden expertos como los del Colectivo Lorenzo Luzuriaga, la escuela pública, plural y laica que no separe es la única que puede garantizar la cohesión social, cultural y territorial de un país, es evidente que cada vez esa institución encontrará más dificultades para dar respuesta en un solo espacio a aspiraciones cada vez más diferentes de unos y otros padres.

El especialista británico Richard Gerver lleva años haciendo críticas muy parecidas a las que se ven en el documental, y cuando se le plantea esta cuestión de las distintas aspiraciones de los padres, suele contestar que, aunque no sepan muy bien cómo tiene que ser para que funcione, cada vez más familias tienen la firme impresión de que el sistema hoy no está funcionando. “Creo que La educación prohibida contiene la clase de provocación que necesitamos para desviar el debate desde los sistemas y las estructuras hacia la enseñanzas y los aprendizajes necesarios para preparar a los niños para los desafíos del futuro. No tiene ningún sentido diseñar un sistema pensando en los desafíos de hoy y creo que esta película enciende el debate, aunque en realidad lo que tenemos es que dejar de hablar y empezar a actuar”, escribe Gerver por correo electrónico.

El ‘copyleft’ y el poder de Internet

A través de la financiación colectiva vía Internet (crowdfunding), “704 coproductores” han puesto dinero para hacer el documental La educación prohibida, dice el material de prensa de la película. Y añade: “Podrás verla libremente, podrás descargarla, podrás copiarla, podrás reeditarla, podrás acceder a todo el material documental, podrás distribuirla gratuitamente. Disponible en Internet, DVD, Bluray, televisión y cine”. Es decir, que además de verla en YouTube, se puede ver y descargar en la web y se puede solicitar una copia para proyectarla (en España, esto ya ha ocurrido en varias ciudades, Vigo y Zaragoza, entre otras). Aparte de provocar el debate educativo, el documental tenía otros objetivos: “Nos movía también la idea de que otra forma de hacer cine es posible. Y la del copyleft [que permite la libre distribución y modificación de los contenidos, siempre que se respete la autoría] es una. La lógica es que también se puede proteger la cultura compartiéndola”, asegura el promotor del proyecto y director de la película Germán Doin.

Además, el proyecto continúa después del documental, al convertirse en una iniciativa colectiva llamada Red de Educación Viva (Reevo), que intenta ser una especie de contenedor y difusor de esas otras formas de hacer educación. “Colgaremos y compartiremos las entrevistas enteras con los distintos especialistas”, cuenta el joven director.

De hecho, los productos audiovisuales, muchas veces difundidos a través de la web, se han convertido en una poderosísima herramienta para sacar de los ámbitos académicos el debate educativo (como tantos otros) y llevarlo hasta la población en general. Si el especialista Richard Gerver saltó a la fama por sus vídeos en YouTube, también se han hecho enormemente famosos algunos de los protagonizados por Ken Robinson. En especial, ha logrado una amplia difusión uno en el que sostiene que las escuelas están matando la creatividad de los jóvenes.

Se trata de un vídeo realizado en 2010 por la Real Sociedad de las Artes británica en el que, sobre la voz en off del discurso de Robinson, los dibujos de Andrew Park van explicando los argumentos con imágenes. De hecho, Germán Doin reconoce la fuerte influencia de Robinson y de este vídeo en los argumentos desplegados en su filme.

También es cierto, en todo caso, que probablemente puede suscitar mucho más acuerdo la parte de las críticas contenidas en el documental que la de las alternativas, donde siempre acecha el vacío, la pregunta de si alguno de esos métodos dispersos (hoy en escuelas privadas, aunque excepcionalmente en algunas concertadas e incluso algún instituto público) podría generalizarse y conformar un nuevo sistema. O la pregunta del padre pragmático que, ante las teorías de seguir los deseos y las motivaciones y la creatividad del niño, dice: muy bien, eso es muy bonito, pero para ser ingeniero hay que saber muchas matemáticas.

Doin responde: su apuesta es por el debate y por la libertad, no por una fórmula cerrada, y admite que muchas de las ideas “nuevas” que aporta ya se aplican en numerosos colegios. En la película, el médico y psicoterapeuta argentino Carlos G. Wernicke habla de la eterna dicotomía entre la pedagogía de izquierdas (adaptar la escuela al niño) y la de derechas (el niño a la escuela): “Probablemente la respuesta está en algún lugar en el medio”.

El especialista y exministro de Educación argentino Juan Carlos Tedesco pide cuidado para no derribar todo un sistema sin tener clara la alternativa y da la vuelta a la cuestión: si durante tantos años todas esas alternativas no han cuajado y no se han generalizado, quizá es que, en verdad, hay algo en ese sistema tan denostado que realmente funciona.

El año pasado, en un artículo publicado en la revista Escuela, cuestionaba incluso la idea de que todas esas teorías fueran alternativas, pues son en realidad el discurso dominante en los ámbitos académicos: “Desde hace ya varias décadas, la literatura utilizada en las universidades y en los centros de formación docente está basada en líneas teóricas que cuestionan las jerarquías tradicionales, promueven la necesidad de la innovación y el cambio, reivindican el papel de la dimensión local frente a los poderes centrales y, como sucede en el conjunto de las ciencias sociales, suelen ser muy críticas con el orden social dominante”, escribe.

De hecho, dedica el artículo a cuestionar algunos de los postulados que considera que se han convertido en lugares comunes educativos, por ejemplo, la idea de las bondades de la libertad y la descentralización frente a la imposición de modelos únicos y homogeneizadores, la falta de pertinencia de los contenidos y de participación. Todas esas cosas, según los contextos, pueden significar avances y mejoras “o, al contrario, pueden estar asociadas a mayor fragmentación, desigualdad, privatización, aislamiento cultural o, mucho peor, control cultural o político tradicional”, advierte Tedesco.

También alerta contra el continuo reformismo y contra el rechazo a toda la tradición pedagógica sin una parte de la cual es imposible que ningún cambio sea efectivo en la escuela.

 

Fuente: diario El País de España. 26-9-2012

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