Los niños prematuros pueden desarrollar lo que les faltó en el vientre materno si son apoyados por la madre de manera principal, el padre y la ciencia.
Está demostrado que los bebés pueden sentir dolor a partir del tercer trimestre de gestación; y a esa edad ya les molesta el ruido fuerte y al nacer las luces les hacen sentir mucho estrés.
Por otro lado, los bebés prematuros - que cada día son más frecuentes en el mundo entero- sufren la soledad de estar aislados en las incubadoras o en las operaciones en las que a veces tienen que ser sometidos; es por eso que la presencia y el amor de sus padres es sumamente importante para él o ella en esos momentos.
Una experiencia desarrollada en Colombia hace unos 10 años, a raiz de una escases de incubadoras, dió origen al programa "MADRE CANGURO", madres que tiene a sus bebés prematuros en contacto directo de piel a piel durante todo el día; esta experiencia demostró que los bebés evolucionaron mejor que aquellos que permanecían en las incubadoras.
Por esta razón se recomienda que las mamás con hijos en incubadora pasen al menos dos horas en contacto directo de piel a piel con sus bebés, para mejorar el desarrollo de su cerebro y prevenir una sobrecarga sensorial tóxica en su sistema nervioso.
La idea es disminuir las consecuencias de la experiencia de separación de la madre y el bebé, ya que genera mucho estrés y puede incluso alterar el desarrollo del pequeño con efectos impredecibles.
Un proyecto pionero investiga los efectos de la Musicoterapia en bebés prematuros; introduciendo el las incubadoras pequeños altavoces tres veces al día. La música de Vivaldi a 65 decibeles en las incubadoras. La intencionalidad es disminuir el ritmo cardiaco y mejorar la respiración del pequeño, y coincidiendo con las horas de comida el objetivo es alargar las horas de sueño.
Los principales objetivos de esta investigación pasa por reducir el estrés que sufren los bebés prematuros, que pierden antes de tiempo el ambiente relajado y seguro que les proporciona el vientre materno, potenciar su funcionamiento psicosensorial a nivel de funciones cognitivas como la percepción, otras diversas experiencias de aprendizaje; y hacer la relación "más cercana, humana y familiar".
Los efectos son apreciables a simple vista, disminución del ritmo cardiaco y mejora en la respiración del pequeño. Coincidir la música con las horas de comida, hace que se alarguen las horas de sueño ya que la intencionalidad es hacer la actividad del pequeño, lo más parecida posible a la que hubiera desarrollado en el útero materno.
Además recordemos que la experiencia de aprendizaje de los seres humanos -en términos educativos- tiene su origen en la cuna y termina en la tumba.
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