Este año queremos destacar la enorme tarea realizada no sólo por la educación sino por la calidad de vida y el bienestar físico, psíquico y especialmente espiritual de los pobladores de una vasta región del norte argentino.
El Padre Chifri (Sigfrido Moroder) fue un sacerdote misionero que vivía hacía 12 años acompañando a las comunidades de la Quebrada del Toro, en Salta. Allí, su labor pastoral necesitó convertirse en proyecto social. Conoció, entonces, el modo de vida en los cerros: localidades aisladas unas de otras; vecinos, en ocasiones, dispersos a más de 6 horas a pie; condiciones climáticas hostiles; una necesidad de emigrar a la ciudad para conseguir el sustento básico.
Llegó como sacerdote a la Quebrada en 1999, y se convirtió en el principal promotor de redes y desarrollo de las comunidades aborígenes que allí viven. Logró que luego de muchos años, las 25 comunidades y las 18 escuelas de la Quebrada se conecten y trabajen en red para beneficiarse mutuamente.
Desde entonces, ha impulsado proyectos de desarrollo que logran algo vital para su gente: crecen, estudian, trabajan y llevan adelante una vida en sus cerros, sin necesidad de emigrar a la ciudad para subsistir.
Soñador incansable, luchador incondicional, Chifri entendía la vida sólo como un acto de entrega a los más débiles y excluidos.
Gestionó los invernaderos de altura que facilitan el autosustento de 12 escuelas primarias, a las que también asiste con alimentos, vestimenta y útiles. Mediante un sistema de becas, muchos chicos de los cerros cursan el secundario, estudios terciarios y universitarios en la ciudad.
En 2010, el padre Chifri inauguró el primer Colegio Secundario Albergue,“en el cerro y para el cerro”, como él lo definió. Esta iniciativa revolucionaria permite que más de 100 alumnos completen sus estudios en su tierra y cerca de su familia.
Creó un centro de artesanos, donde se venden las creaciones sin intermediarios. Cada productor fija el precio de su obra, y todo el monto queda en sus manos. Chifri acompañaba ese proyecto con capacitaciones en las que jóvenes y adultos recuperan tradiciones manuales, agrícolas y ganaderas propias de su cultura, que habían sido perdidas.
Instaló invernaderos de altura para las escuelas y gestionó los comedores de dichas escuelas, a las que acude un total de 650 alumnos.
Por otra parte, el padre Chifri instaló la sala médica de la región y el consultorio ambulante que llega a cada rancho.
“Buscamos alentar el desarrollo socioeconómico de esta región –expande Chifri-, para que los beneficiarios puedan descubrir en su tierra una opción sostenible para el arraigo definitivo”.
Recicló un viejo colectivo que se transformó en el "Colectivo de los sueños" y recorría los poblados llevando material didáctico y juegos que estimulen la creatividad y la fantasía de los chicos.
Por eso en Excellere queremos reconocer esta grandiosa obra del padre Chifri y convocamos a todos nuestros miembros a colaborar con la Fundación El Alfarcito para que su tarea siga adelante, aún sin su presencia física.
Triste e imprevistamente el Padre Chifri falleció de un infarto, el 23 de noviembre de este año, a los 46 años. Vaya entonces nuestro recuerdo y el compromiso de seguir apoyando su magnífica obra.
Además de colaborar con donaciones que llegan directamente a la Fundación a través de tarjeta de crédito (hacer click aquí), dos veces al año voluntarios en Buenos Aires realizan una colecta de calzado, ropa, útiles, juguetes y todo lo que pueda ser útil para llevar a Salta, gracias a la colaboración de un transportista que lleva las cajas en un camión.
Ya les avisaremos con tiempo cuando sea la próxima colecta para que hagan llegar su aporte.
"El padre Chifri y la gente de El Alfarcito cuentan con nuestra ayuda".
Para ver cómo hizo el padre Chifri para que llegue el agua a los cerros vea el siguiente video:
https://excellereconsultoraeducativa.ning.com/video/el-padre-chifri