Prepararnos para entender el mundo que viene
Por Jeroen Boschma | Para LA NACION
Hace siete años hablé de la Generación Einstein como una generación de jóvenes nativos digitales, que leen el diario como periodistas, miran las películas como directores de cine y analizan la publicidad como publicistas. Hoy, 10 años después, creo que esta llamada Generación Z es más Einstein que nunca y esto se profundizará aún más en el futuro.
Los niños que hoy tienen entre 8 y 12 años se caracterizan por ser nativos digitales, estar siempre conectados y por su autenticidad. Esto lo aplican en todos los planos de su vida, incluidos sus consumos. En la última década, las compañías de marketing toman muy en cuenta lo que piensan estos niños y saben que no pueden ser engañados con publicidades fantasiosas. Ellos son un factor clave a la hora de decidir las compras en una familia actual.
Los jóvenes Einsteins de los que hablé hace unos años ya están creando sus propias empresas y son muy exitosos. Se expanden internacionalmente y la Argentina se encuentra entre sus destinos favoritos. Es una generación "global", se identifica con valores positivos, cree en el aprendizaje en red y creció sumergida en el mundo digital.
Luego de ver cómo evolucionaron, les diría a los maestros que hoy están formando a las nuevas generaciones, que un solo día que no aprendan algo de sus alumnos, es un día en que no les han enseñado nada. Mirando al futuro, también les mostraría a las empresas que algún día los emplearán que estos niños entienden el mundo mucho mejor que nosotros.
Para dejarlo más claro: los niños de la llamada Generación Z han ascendido al quinto y último escalón de la pirámide de necesidades de Maslow, en el cual se destacan la moralidad, la creatividad, la falta de prejuicios, la aceptación de los hechos y la resolución de los problemas como lo más importante de alcanzar. Los demás escalones ya fueron superados por las generaciones anteriores.
Fuimos una generación dominada y cuando crecimos, salimos de esa burbuja para meternos en la realidad. Esta generación no vive en una burbuja, somos nosotros los que volvimos a estar dentro nuevamente.
Ellos observan nuestra conducta y consumos. Entienden la realidad mucho mejor que los adultos, que tenemos que prepararnos para entender el mundo que se perfila.