paternidad (3)

La paternidad hace más felices a los hombres.

12939669256?profile=originalLa paternidad hace más felices a los hombres Un estudio de la Universidad de California afirma que, a pesar de los berrinches y las deudas, tener hijos aumenta la felicidad, especialmente en hombres.

 

 En economías desarrolladas con amplios recursos para la planificación familiar, la idea de tener hijos se asume como una responsabilidad en términos financieros: ¿hay suficiente dinero para traer a otra persona al mundo? ¿hará felices a los padres los berrinches de un bebé, los caprichos de un niño, la rebeldía de un adolescente? Un estudio realizado en la Universidad de California dice que sí. Los investigadores encontraron que la paternidad aumenta la satisfacción marital y baja la depresión.

Biológicamente esto tiene sentido: la selección natural premia a los hombres que encuentran satisfacción criando a sus hijos. Sin embargo, la monogamia fuerza al hombre a quedarse con una sola mujer y tener hijos con ella, lo que puede hacerlo sentir poco satisfecho con su masculinidad. En términos evolutivos, entonces, aparece una contradicción.

En la Universidad de California Sonja Lyubormirsky, una profesora y psicóloga, se puso a investigar. Utilizando estudios previos y conduciendo experimentos propios probó que la paternidad aumenta la felicidad en general, especialmente en hombres. El estudio fue publicado recientemente en Psychological Science.

La Dra. Lyubormirsky se basó, primero, en las cifras del World Values Survey, un proyecto que reúne datos de personas en todas partes del mundo. Se concentró en las respuestas de 6.906 hombres a cuatro preguntas: cuántos niños tenía, qué tan satisfecho se encontraba con su vida; qué tan feliz era y cada cuándo pensaba acerca del sentido de la vida.

Sin importar el año de la respuesta, todos los padres indicaron mayores niveles de felicidad, satisfacción y calidad de vida que quienes no tenían hijos. Las diferencia, aunque no grandes, son estadísticamente significativas.

Con estos resultados en California decidieron hacer sus propios experimentos. La Dra. Lyubormirsky le dio a 329 voluntarios un buscapersonas. Previamente había registrado datos importantes como su edad, sexo, etnia, situación económica, estado civil y cantidad de hijos. El experimento consistía en llamar cinco veces al día a estos buscapersonas para que completen un cuestionario acerca de sus sentimientos en ese momento. Los resultados fueron los mismos que los del World Values Survey: los hombres con hijos confesaron tener emociones más positivas que quienes no tienen descendencia. Este aumento cualitativo está relacionado con las actividades que disfrutan con sus hijos.

Aparentemente la evolución ha estimulado en los hombres este sentimiento de felicidad para que se queden cerca de casa. Las mujeres no desarrollaron este mecanismo porque saben que los niños son suyos; a los hombres los guía la fe. La posibilidad de tener hijos con diferentes mujeres hace que los hombres quieran buscar nuevos horizontes genéticos. Que disfruten de su paternidad, entonces, prevendría el abandono.

Fuente: Revista Mercado

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Creencias de padres y madres acerca de su participación en la escuela


Entre los factores que explican la diferencia de
rendimiento escolar, figura por lo general en primer lugar, los referidos a la
familia de los alumnos. Teniendo en cuesta esto para poder tomar mejores
decisiones, es imprescindible conocer las creencias de los familiares al
respecto ¿Qué consideran ellos sobre lo que deben hacer? Este “post” reproduce
párrafos de un trabajo de investigación de un contexto mexicano, pero pueden
extraerse valiosas conclusiones ¿Es necesario desarrollar un “curso para
padres”?

Se realizó un estudio fenomenológico con una metodología
cualitativa cuyo objetivo fue describir las creencias de padres y madres acerca
de la participación en la educación de los hijos… Se encontró que los padres y
madres consideran importante y participan en la educación de los hijos sólo en
las dimensiones referidas a crianza y supervisión del aprendizaje en casa; no
consideran las referidas a comunicación y apoyo a la escuela.

Las madres evidencian formas más diversas y comprometidas
de participación que los padres y mencionan dificultades y necesidades referidas
a sí mismas como obstáculos para una participación efectiva. Se concluye que es
necesario capacitar a los padres y madres para que adquieran una visión más
amplia de las formas en que pueden participar en la educación de sus
hijos…

Según Valdés y Urías (2010), cuando se ha analizado la
influencia de la familia en el logro escolar se ha reconocido el efecto de dos
grupos de factores: unos son aquellos que se conocen como “de insumo” o
estructurales (condición socioeconómica, nivel de escolaridad de los padres y
recursos para el estudio, entre otros); y otros son los denominados “procesales”
(expectativas de los padres y participación en la educación de los hijos, entre
otros)…

La importancia de la participación social, y en especial de la
participación de las familias, para el logro de una educación de calidad, ha
sido reconocida en múltiples foros educativos. Esto ha provocado la creación de
regulaciones, normativas, orientaciones y programas de acción que indican que el
nivel de participación y satisfacción de los padres es una medida de calidad del
sistema educativo; esta participación se percibe como una importante variable
para el avance de la calidad en educación.

Por otra parte, el INEE sostiene que el trabajo conjunto de
padres de familia y profesores para lograr mejores aprendizajes en los
estudiantes es un tema que debe recibir especial atención debido a que se
considera que escuela y familia comparten responsabilidades en el proceso de
educar al niño en su desarrollo físico, psicológico y afectivo.

El estudio de las creencias de los padres y las madres acerca de
su participación en la educación de sus hijos resulta importante para comprender
este fenómeno, ya que la manera en que las personas interpretan el mundo influye
en cómo lo comprenden, sienten y actúan en él. Según Pozo, para cambiar las
prácticas escolares es necesario también cambiar las concepciones o creencias
que los diversos actores del proceso educativo tienen del mismo; entre ellos,
desde luego, los padres y madres de familia.

Conclusiones

El análisis que los padres y madres hacen de los factores
que influyen en el aprendizaje de sus hijos, atribuibles a ellos mismos y a la
escuela, resultó ser muy limitado, en tanto que sólo consideraron en su
explicación aspectos actitudinales y motivacionales, lo cual reduce sus
posibilidades de actuar como agentes efectivos de cambio en la interacción con
sus hijos.

En lo relativo a las variables familiares de insumo, los padres
y madres sólo tuvieron en cuenta el aspecto económico, dejando prácticamente de
lado aspectos relativos al capital cultural (especialmente en el caso de los
padres). El hecho de no tener conciencia de la importancia de este factor en el
logro escolar quizás se relacione con que no lo tienen en cuenta en las acciones
que realizan como apoyo al aprendizaje de sus hijos; y no lo conciben como
dificultad en sus necesidades de capacitación para lograr una participación más
efectiva en la educación de sus hijos.

Los factores familiares procesales que los padres consideran que
influyen en el aprendizaje de sus hijos se circunscriben a aspectos relativos a
la crianza y supervisión del aprendizaje en casa; esto constituye una visión
limitada de su influencia en la educación de sus hijos, ya que no consideran
aspectos relativos a la comunicación con los docentes ni con las acciones que
puedan realizar para mejorar el funcionamiento de la escuela.

Al comparar las percepciones de padres y madres acerca de los
factores familiares que influyen en el aprendizaje de sus hijos se pudo apreciar
que las madres poseen una visión un tanto más amplia que los padres, ya que
consideran también, aunque sea de manera muy general, aspectos relativos al
capital cultural, como son, sin lugar a dudas, los conocimientos y habilidades
que ellos poseen para apoyar a sus hijos con las tareas.

En lo relativo a las acciones concretas para participar en la
educación de sus hijos, la visión de los padres se limita a aspectos relativos a
la crianza y supervisión del aprendizaje en casa. Por otra parte, las madres,
congruentes con su visión más amplia de los factores que influyen en el
aprendizaje de sus hijos, además de realizar acciones referidas a los aspectos
relacionados con la crianza y supervisión, adoptan acciones en el rubro de
comunicación con la escuela y los maestros.

Es de hacer notar que tanto los padres como las madres no consideran dentro de su participación aspectos relativos a actividades que tengan como propósito el mejoramiento de la escuela o que afecten su
funcionamiento, las cuales son, sin duda, importantes, ya que son precisamente
las que convierten a los padres en agentes activos de los cambios
educativos.

Cuando se analizan las dificultades expuestas por padres y madres para participar de manera más efectiva en la educación de sus hijos, se aprecia que las madres adoptan una postura más activa en ambos aspectos al  atribuir factores externos y modificables respecto de ellas mismas. En el caso de los padres, ellos colocan sus dificultades en aspectos externos a ellos mismos (tiempo y características de los hijos), lo cual apunta a un locus de control externo, y por ende refiere una menor motivación para realizar acciones al respecto; las madres, por su parte, ubican sus dificultades en aspectos internos y controlables, manifestación de un locus de control interno que indica una mayor motivación para enfrentarlas.

Por otra parte, el análisis de las necesidades de capacitación referidas por padres y madres con vistas a mejorar su participación en la educación de sus hijos permite inferir que ellas tienen una mayor conciencia de sus debilidades, ya que fueron las únicas que plantearon necesidades concretas de capacitación referidas a conocimientos y habilidades.

Los resultados sugieren la necesidad de trabajar con los padres y madres para que aumente su comprensión acerca de los factores que influyen en el prendizaje de sus hijos y de la importancia de su participación en su educación. Por otra parte, es conveniente mostrarles las diferentes formas en que pueden participar en la educación de sus hijos, así como la importancia de desarrollar acciones en todas las dimensiones.

Resulta también esencial desarrollar acciones especialmente dirigidas a los padres, los cuales poseen creencias más estrechas acerca de los
factores que afectan el aprendizaje de sus hijos y de las formas en que pueden
participar, así como una menor tendencia a desarrollar acciones para mejorar su
participación. Esto puede estar relacionado con lo encontrado por diversos
autores, quienes han encontrado menor participación de los padres en la
educación de estudiantes tanto de primaria como de secundaria.

Por último cabe señalar que es importante fomentar una
participación efectiva de padres y madres en la educación de sus hijos,
especialmente en comunidades desfavorecidas, ya que ésta propicia una mayor
equidad en la educación al atenuar incluso la influencia negativa de un contexto
socioeconómico y social desfavorable

Extraído de Perfiles Educativos | vol. XXXIII, núm. 134,
2011 | IISUE-UNAM

Ángel Alberto Valdés Cuervo - Maestro en Investigación Educativa. Profesor investigador del Departamento de Educación del Instituto Tecnológico de Sonora. Líder del Cuerpo Académico de Procesos Educativos. Temas de investigación: familia y crianza, psicología educativa.

Maricela Urías Murrieta - Doctora en Educación, Instituto Tecnológico de Sonora.
Profesora investigadora de esa misma institución. Temas de investigación:
familia y crianza, y evaluación.

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En la actualidad circula mucha información en los medios acerca de los cambios que atraviesan los roles parentales y las configuraciones familiares.  Así por ejemplo, para algunos estudios, los varones, en tanto padres, han comenzado a dedicarse activamente a las tareas de cuidado y crianza de su hijos e hijas, ya desde los primeros momentos de vida. Para otras investigadoras, especializadas en género, los cambios son solo aparentes, los varones siguen pensando que su rol es solo el de “ayudar” a las madres en los cuidados tempranos.  Siempre hay que tener muy en cuenta que estos cambios no son procesos lineales ni sencillos. Los cambios sociales están caracterizados por la complejidad, involucran muchísimos factores (tecnológicos, económicos, culturales, históricos, etc.) y acontecen simultáneamente en muchos niveles (afectivo y racional, psicológico individual e interpersonal, familiar y social, presencial y virtual, etc.).  No puede hacerse un análisis simplista de estos procesos, no hay una o dos causas, no hay uno o dos niveles donde los fenómenos acontezcan. 

   

El universo de género que organiza directamente los roles parentales y la familia tiene una historia muy extensa.  Nuestra cultura viene gestando estos roles y organizaciones familiares desde hace miles de años.  Hay una herencia simbólica de sentidos, valores, imágenes que nos es transmitida por las generaciones previas, por los vínculos que hemos vivenciado con nuestros predecesores, y que constituye la realidad social y subjetiva que habitamos, y que nos determina, conciente e inconcientemente. Vale decir que si nos llama la atención el comportamiento innovador, creativo, o el cambio que parece haber en uno o varios padres, deberíamos preguntarnos siempre, si en verdad se trata de un cambio, del surgimiento de algo nuevo, distinto de lo ya existente.

 

Si observamos y analizamos el comportamiento, la actitudes, las palabras, los afectos de un padre, de un sujeto que se ubique y sea ubicado por otros en este rol, tenemos que considerar al menos cuatro ordenes de determinación social y psíquica que influyen sobre él.  Son cuatro niveles que se superponen, y que interactúan entre sí. Sería algo así como ver la realidad a través de cuatro transparencias superpuestas.  Dichos niveles incluirían: a) un imaginario cultural e histórico que constituye simbólicamente al lugar del padre, es decir, que nos marca cómo se concibe en nuestra historia y en nuestra cultura, al padre dentro de la familia, qué símbolos lo ponen en juego, que palabras lo convocan, etc.; b) el padre simbólico singular que cada uno ha construido, a partir de las experiencias vividas con la propia familia de origen y con otras familias, con grupos o personas singulares, especialmente a lo largo de la infancia; c) el vínculo con el propio padre, y las transformaciones y elaboraciones que ha sufrido el mismo; y d) el vinculo con la propia pareja, en el caso de un padre varón heterosexual, esto estaría dado por cómo es su relación de pareja (por ejemplo, si hay mayor o menor equidad de genero), cual es lugar de padre y de madre que ambos miembros se pueden otorgar mutuamente, lo cual a su vez está muy determinado por el lugar de padre y madre que le han dado a sus progenitores, o la elaboración y resignificación posterior que hicieron de estos lugares originales.

 

Es decir, que si nos encontramos con algo que puede llamarse “nuevas paternidades”, esto va a venir de la mano de que algunos varones, hayamos o hayan podido advertir, analizar, elaborar, atravesar, deconstruir, modificar algo de estos cuatro niveles previos, que recién acabo de señalar. Si no hemos hecho algo en este sentido, lo más probable es que se trate solo de cambios aparentes, de cambios que tienen cierta importancia, pero que fácilmente se pueden revertir, fácilmente se pueden neutralizar, pues el peso y la influencia de las estructuras u organizaciones simbólicas y materiales, tanto sociales como psíquicas, no ha sido modificado.

 

Tradicionalmente las mujeres y por consiguiente las madres han tenido mucha mas capacidad de escuchar, de atender a las necesidades de otros, de ponerse en el lugar del otro, de contener, de dar y demostrar afecto.  Muchos varones estamos todavía muy determinados por los estereotipos clásicos de la masculinidad de Occidente, que nos reclaman ser activos, competitivos, agresivos, fuertes, duros, no mostrar nuestra sensibilidad, etc. etc.  Esta distinción muy diferencial de características y actividades generificadas aún se hallan muy naturalizadas, esta muy poco cuestionada.

 

En el modelo tradicional de roles parentales se daba una suerte de complementariedad: un rol era mas autoritario e inflexible mientras que el otro rol era mas flexible, comprensivo, y contenedor. Lo que ahora suele aparecer con algunas modificaciones es la participación del padre en la vida privada familiar, el padre puede compartir los espacios, las tareas, las actividades directamente relacionadas con el cuidado, la educación, la alimentación, la recreación  de los hijos e hijas, lo cual no es poco, se trata de un gran cambio.  Esta nueva forma de participación de los padres puede darse en el marco de una familia que tenga roles parentales tradicionales o no tradicionales. 

 

Si la pareja parental sigue orientada hacia los roles de género tradicionales, y el padre tiene comportamientos y un vinculo más maternal, la madre seguramente lo complementará haciéndose cargo de algunas funciones mas ligadas a lo paternal.  Si es una familia con padres que responden a los nuevos modelos de género, es decir, si ambos son proveedores, si ambos comparten la crianza y la educación, si sus vínculos afectivos con los hijos tiene cierto nivel de equivalencia, entonces el cambio se profundiza.  En este marco, ambos padres pueden jugar mucho mas con sus roles, cualquiera de ellos pueden ser mas maternal o mas paternal. Ojo también puede no salir bien, por ejemplo, en el caso de que uno de los miembros de la pareja parental no esté preparado para  funcionar de acuerdo a estos nuevos modelos, y el otro sí o sí quiera ponerlos en practica.

 

Un tema que puede ser un indicador clave para analizar estos cambios y transformaciones es ver qué le pasa a padres heterosexuales que en su familia tienen un hijo o hija homosexual. Pueden tolerar esta diferencia sexual en otro ser que está tan cercano a ellos? La pueden tolerar bien? La pueden disfrutar? Este es el lugar donde se deben analizar y dirimir los verdaderos cambios en las familias y los modelos parentales. Si podemos asimilar e incorporar bien en nosotros mismos estos cambios que sobrevienen en la realidad de género, u otros cambios similares que pueden acontecer o ya acontecen a nuestros hijos, entonces sí podremos hablar de nuevas familias y nuevas parentalidades, de nuevos padres y nuevas madres.  Por qué? Porque vamos a estar generando nuevos vínculos y nuevos lugares para nuestros hijos. Alejándose de los modelos de padre distante y autoritario, están comenzando a surgir nuevos padres, que por supuesto no están solos, generalmente van de la mano de mujeres que ponen en juego nuevas formas de ejercicio de la maternidad.

  

Algunos sectores y organizaciones de nuestra vida social van fomentando paulatinamente un nuevo vínculo entre padres e hijos, en el que cobra importancia el crecimiento de todos los miembros de la familia. Estos nuevos padres, son mas que nada adultos que está a disposición, una presencia cotidiana que ofrece un espacio emocional a la pareja y a los hijos, desde un lugar que no es opuesto a la madre, sino similar al que ella ofrece (estén o no en pareja con la madre). Es un padre que cuida y transmite ternura y enseñanzas, en el marco de un vínculo singular, especial, en el cual el padre ama y disfruta, a la par que los hijos. Hay contacto corporal con los hijos, hay manifestación mutua de la ternura a través del cuerpo.  Suelen ser padres jóvenes, universitarios, con trabajos que les permiten tener tiempo libre disponible, e igualitarios en su relación con las mujeres. Ojo no se trata de padres que están a la vuelta de cada esquina, pero yo les aseguro que los hay, alguno que otro existe, no son cuestión de brujería.

                                               Eduardo Gosende, Agosto 2009

 

ALGUNOS ARTÍCULOS Y REPORTAJES publicados por EDUARDO GOSENDE:

 

- “También para los psicólogos, machistas eran los de antes” repotaje realizado por Claudia Bazán para LaNación, Setiembre 2000 http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=34684-

 

 - “‘Sin pene ni gloria’. Cuerpo, género y masculinidades en los graffitis de la ciudad de la Plata” por Eduardo Gosende y Pablo Scharagrodsky, Noviembre 2002  http://www.efdeportes.com/efd55/graffi.htm

 

 - Accediendo al género masculino. Dimensiones históricas, hermenéutica, reflexiva y política de la masculinidad, Revista Subjetividad y Procesos Cognitivos, Nro 5 Año 2004 http://desarrollo.uces.edu.ar:8180/dspace/bitstream/123456789/267/1/Accediendo_al_g%c3%a9nero_masc_.pdf

 

 - Performances heterosexuales en encuentros de varones porteños, Mayo-2005 http://agendadelasmujeres.com.ar/index2.php?id=3&nota=1117

 

  - Artículo “Méritos y Críticas del concepto de Masculinidad Hegemónica para los estudios de Masculinidad y Género” Actas de las VIII Jornadas Internacionales de Historia de las Mujeres y III Congreso Iberoamericano de Estudios de las Mujeres y de Género, 2006, Universidad Nacional de Córdoba

Articulo final GOSENDE – Méritos y Críticas del concepto de Masculinidad Hegemónica

 

 - Comentario al paper: “Transformaciones en el mundo del trabajo: sus efectos en las subjetividades masculinas y en las relaciones entre los géneros” de la Dra. María Lucero Jimenez Guzmán, III Seminario Posdoctoral en Estudios de Género. Programa de Estudios de Género y Subjetividad, UCES, 2008

Comentario Gosende ponencia de Maria Lucero 8-2008

 

b564755b20177a6dae94fda7ab04c18c?s=32&d=identicon&r=G eduardogosende   Lic Eduardo Gosende 4

Licenciado en Psicología, UBA
MPhil in Sociology, University of London
Docente e Investigador de UBA, UNQ, UCES y UB
Psicoterapeuta y Psicoanalista, APA

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