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¿Tu vocación es acompañar a la maternidad?

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¿Tu vocación es acompañar a la maternidad?

¿Sos profesional de la salud y querés especializarte?  ¿Querés formarte para poder acompañar a las familias con su lactancia y crianza?

Te invitamos a conocer  @EspacioNanay.

Espacio formado por profesionales de distintas disciplinas tanto del ámbito de la Crianza como de la Salud que nos encontramos unidos por la misma pasión: el desarrollo del niño desde el embarazo, el cuidado de la madre y la familia, hasta su desarrollo evolutivo y formas respetuosas de aprendizaje.

Nuestro espacio dicta la Formación de Asesoras en Lactancia (con duración de 6 o 12 meses), la Especialización en Lactancia (con duración de 2 meses- sólo para profesionales de la Salud) y la Especialización en Crianza Respetuosa con enfoque Montessori (con duración de 6 meses)

Las formaciones son 100% ONLINE lo cual facilita que puedan tomarlas desde el interior del país así como cualquier parte del mundo.  Las mismas cuentan con clases grabadas y videos explicativos.  También con ejercicios integradores para ir chequeando el avance de cada alumno.

*La formación en Lactancia cuenta con clases mensuales presenciales.

¿Sentís que acompañar la maternidad y la crianza es tu llamado?

Pedí los programas, requisitos de inscripción y más detalles aquí

O contactanos  en @espacionanay

Romina Cappanera y Graciela Salto, Directoras Espacio Nanay

Espacio Nanay

Lactancia y Crianza 

secretariananay@gmail.com

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Cel: 113-166-2299

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Es proverbial en mi familia una anécdota que tuvo lugar hace años. Un sobrino de corta edad fue invitado a comer a la casa de un amigo. Estaban sentados a la mesa los miembros de la familia, entre ellos varios niños, hijos del matrimonio, y su pequeño invitado. Cuando se sirvió una fuente con tajadas de pollo, el padre de familia dijo de forma rápida e imperativa:

- ¡Yo muslo!

Cuando se sirvió una fuente con tajadas de pollo, el padre de familia dijo de forma rápida e imperativa: ¡Yo, muslo!

Nadie discutió la decisión. El padre se sirvió en primer lugar la tajada que había elegido. Al parecer, esa era la costumbre. Mi sobrino volvió a casa escandalizado. ¿Cómo era posible que el padre exigiese la mejor tajada? ¿Cómo podía suceder que los niños no eligiesen primero? Acostumbrado a ver a su padre conformarse con lo que nadie quería, habituado a ver en su casa que los hijos elegían en primer lugar y después lo hacían los padres, no daba crédito a lo que había visto y oído. Aquel hombre le pareció un padre desnaturalizado.

La expresión se convirtió en un lema que criticaba el autoritarismo de algunos padres, el abuso de poder de los adultos, el egoísmo de la gente. “Lo mejor y lo primero, para mí, compañero”, es el lema del egoísta.

El aforismo castellano de “cuando seas padre comerás huevos” se había transformado en la casa de mi sobrino en una antigualla. Y los hijos sabían que ellos tenían prioridad cuando había que repartir. No es que ellos lo exigieran. Era lo que se solía hacer y lo veían natural. Por eso lo llamativo de la imposición paterna de la que fue testigo mi sobrino.

Todo lo que decimos y hacemos los adultos es, al parecer, por el bien de los hijos y de los alumnos. Pero solo los adultos decidimos qué es su bien. Y, en ocasiones, su bien casualmente coincide con nuestra tranquilidad o con nuestro egoísmo. Lo dijo Perich de forma magistral: La educación es un asunto de mucha paciencia, sobre todo por parte de los niños.

¿Quién no ha oído como niño y pronunciado como adulto alguna de estas frases?

- Cállate, que están hablando los mayores
- Cambia de canal, que quiero ver el partido
- Come eso y cállate
- Vete a ver la tele y déjame en paz
- Porque lo he dicho yo y punto
- No me repliques
- He dicho que no y es que no
- Ahora mismo te vas a la cama
- No vuelvas a decir eso
- No te he dado permiso para hablar
- No te levantes de la mesa sin permiso
- Deja eso y ponte a estudiar
- El domingo no sales
- Te voy a dar una torta que te vas a enterar
- Te pones esos pantalones y no se habla más
- A esa excursión no vas
- Ese amigo no me gusta para ti
- He leído tu diario y me vas a tener que explicar algunas cosas
- Mi deber es controlarte

“Vete a ver lo que hace el niño y prohíbeselo”, decía el padre a su esposa con voz destemplada. Hay quien todavía es partidario del cachete o del pellizco, e incluso de la zapatilla o del cinturón. Pero hay que decir tajantemente que el fin no justifica los medios. No me gustan las bromas al respecto. Me molesta oír a los adultos decir que un cachete dado a tiempo soluciona los problemas y es una lección que no se olvida. Pues no. Lo que aprende el niño golpeado es odio y desamor.

Yo no digo que los niños se tengan que convertir en los reyezuelos que dictan normas e imponen voluntades. No digo que lo mejor y lo primero ha de ser para ellos. Tienen que saber que les corresponden algunos derechos pero que también tienen obligaciones. Tienen que saber que hay otras personas en la familia que también tienen deseos, gustos y necesidades. Explica muy bien Javier Urra los riesgos de un comportamiento excesivamente complaciente que convierte a los hijos en tiranos. Lean su libro “El pequeño dictador”, que tiene un subtítulo esclarecedor: “De hijos mimados adolescentes tiranos”..

Si el padre quiere ver el telediario no puede imponer siempre el niño su voluntad de ver dibujos animados. Pero tampoco puede quedarse siempre relegado a un segundo plano por el hecho de ser niño.

No es casual que quienes escribieron los antiguos catecismos y dijeron que “hay que respetar a los mayores en edad, dignidad y gobierno” (como yo estudiaba de niño), eran casualmente los mayores en edad, dignidad y gobierno. Por cierto, ¿por qué tenían mayor dignidad? Habría que redactar el texto del siguiente tenor: “hay que respetar a todos y a todas, en especial a los menores en edad, dignidad y gobierno” Entre otras cosas porque tienen menos medios para hacerse respetar. No hay que insistir tanto en que el soldado tiene que respetar al general como en que el general tiene que respetar al soldado.

Los padres tenemos el deber de dar ejemplo a los hijos, de enseñarles a comportarse, a relacionarse, a vivir teniendo en cuenta la esencial dignidad de los seres humanos. Tenemos también que exigirles, ponerles límites, corregirles, imponerles las reglas de la convivencia solidaria.

He leído recientemente la última novela de John Boyne, autor de “El niño con el pijama de rayas” y de la también excelente “La casa del propósito especial”. Se titula “Quedaos en la trinchera y luego corred”. Tomo de ella un párrafo en el que el hijo comprueba lo generosa que ha sido con él su madre en una situación de penuria impuesta por la guerra: “Alfie (el hijo de 14 años) se preguntó si su madre había tomado la mermelada o si se la había dejado toda a él. Se levantó, fue al fregadero… Miró el cuchillo. Estaba casi limpio. Se lo acercó a la nariz. No olía a mantequilla ni tenía restos de mermelada. Si Margie (su madre) hubiera tomado, quedaría algún rastro. Se la había dejado toda a él”.

Alfie percibe en ese detalle todo el amor de su madre. La jerarquía de la familia es la del afecto, no la del poder. La jerarquía familiar se basa en el sacrificio, no en el egoísmo; en la comprensión, no en la humillación; en el servicio, no en la explotación.

Lo que digo para la familia lo digo también para la escuela. La educación no puede asentarse en los privilegios. No debería suceder que haya en las escuelas wáteres para profesorado con papel toalla y jabón (con una cerradura que impide el paso a los intrusos) y wáteres para los alumnos que carecen de todo. No debería haber en la escuela un menú de dos categorías, una de primera para el profesorado y otra peor para los alumnos.

Una niña me dijo hace tiempo con evidente tono entusiasta:

- Hoy he comido filete de profesor en la escuela.

Por lo visto se había terminado el menú infantil y le había correspondido un plato de mayor calidad. ¿Cómo pueden considerar la escuela un lugar suyo, querido, acogedor?

Creo que el peligro es aplicar la ley del péndulo. Pasar de un autoritarismo inadmisible a una permisividad dañina. O a la inversa. Por eso aconsejo la lectura del libro de José Antonio Marina titulado “La recuperación de la autoridad. Crítica de la educación permisiva y de la educación autoritaria”.

La solución es el tacto, la sensatez, la generosidad. Y, sobre todo, el amor. Porque la autoridad se gana con el ejemplo, con la paciencia y con el amor. Nadie ha dicho que educar sea siempre una tarea fácil, cómoda y placentera. El amor es exigente. Está lleno de trampas. Y nos obliga a pensar. Nos exige coherencia. Y nos impulsa a la comprensión, a la ternura y a la generosidad, Es decir, a no decir siempre de forma autoritaria: ¡el muslo es mío!

Fuente: http://blogs.opinionmalaga.com/eladarve/

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imágenes de otro famoso experimento psicológico que demuestra quelos niños aprenden a ser violentos de los adultos y si nosotros somos violentos y agresivos enseñamos a nuestro hijo a serlo.

Se trata del experimento con el muñeco Bobo de Albert Bandura, en el que demuestra que, mostrando al niño conductas violentas se puede conseguir que sea violento él mismo.

El experimento del muñeco Bobo

Bandura es un psicólogo ucraniano-canadiense de tendencia conductual, profesor de la Universidad Stanford, y uno de los psicólogos más famosos y citados de todos los tiempos. Su trabajo se ha centrado en el aprendizaje social, la teoría social-cognitiva y la psicología de la personalidad. Es además creador de la categoría de autoeficacia.

Pero quizá por lo que es más conocido es por este experimento sobre la violencia y la manera en la que los niños la aprenden: el experimento del muñeco Bobo.

Bandura quería demostrar sus teorías sobre la adquisición de conductas sociales como la violencia o la agresividad. Proponía que los patrones agresivos se producen desde y en la infancia por la imitación que los niños hacen de lo que sus modelos realizan (sus padres, hermanos, compañeros, maestros o en los medios de comunicación).

Utilizó para su experimento al muñeco Bobo, un muñeco relleno de aire pero que recupera la posición vertical al ser golpeado. Bobo tiene la cara de un payaso.

Tomó un grupo de niños en edad preescolar y los dividió en tres subgrupos. El primero vió como un adulto golpeaba al muñeco, el segundo al adulto sin agredir al muñeco y jugando con otras cosas y el tercero no vio nada, sirviendo de grupo de control.

Las hipótesis de Bandura

Bandura planteó sus hipótesis: los niños que hubieran visto las agresiones atacarían al muñeco, los que vieron juegos pacíficos no le atacarían, e incluso serían más pacíficos que el grupo de control (en esto no acertó, ambos grupos fueron igualmente pacíficos). También pensó que los varones serían más violentos y que el sexo del adulto influiría en que fueran los niños de su mismo sexo los que copiasen su conducta.

Resultado: los niños aprenden la violencia de los adultos

Acertó en casi todo. Los que habían visto el modelo agresivo lo imitaron, tanto verbal como físicamente, siendo las agresiones verbales las que más posibilidades tenían de ser copiadas. Es decir, si usamosinsultos y vejaciones verbales los niños van a actuar de ese modo con otros. También, si los exponemos a la violencia ellos la van a copiar y reproducir. 
Fue también evidente que los niños copiaban a los adultos de su mismo sexo en mayor proporción y que, en general, las conductas agresivas y violentas eran más comunes en los varones.

Los niños aprenden la violencia por imitación

Hay que destacar que estos comportamientos se produjeron por imitación, no había premios ni castigos, tan gratos al conductismo, que modificaran la conducta de los niños. Los niños, sencillamente, aprendieron de los modelos adultos los comportamientos “adecuados”.

No es necesario usar técnicas conductistas en la crianza y la educación de los niños (aunque sirvan para manipularlos) si los adultos son modelos buenos, y no enseñan a los niños violencia ni permiten que sean expuestos a ella. Podemos matizar que los niños muy pequeños pueden no saber canalizar o expresar sus emociones negativas, pero ahí está el adulto para educar de verdad con ejemplo y empatía, a la vez que cuida mucho de averiguar si el niño recibe modelos violentos del entorno.

Igualmente, hay que señalar, que en los niños no solo influyen sus padres, aunque sea el entorno familiar el más importante. El chantaje emocional es otra forma de violencia que los niños experimentan y que no debemos olvidar tampoco.

También, si creemos que nuestros hijos merecen no aprender a ser violentos, debemos exigirnos poner los medios para que nuestros hijos no aprendan violencia de la televisión, otros niños con comportamiento agresivos, la escuela, los maestros o miembros de la familia extensa que pueden seguir recurriendo a humillaciones, gritos, insultos, chantajes o azotes para criar o educar.

Demostrado: la violencia se aprende

El experimento del muñeco Bobo de Bandura demuestra que los niños aprenden a ser violentos de los adultos y de su entorno. Si no exponemos a los niños a la violencia, no somos agresivos verbal, emocional o físicamente con ellos, los niños no van a ser agresivos.

La responsabilidad del mal comportamiento es nuestra y es evidente que las conductas de los padres en el ambiente familiar o el entorno social y escolar van a reflejarse en la conducta de los niños.

Además, sabemos que la violencia afecta al cerebro de los niños, que pegarles les puede causar trastornos mentales y que los vuelve agresivos.

Los adultos y el entorno hacen a los niños violentos. Cambien a los adultos, no castiguen a los niños con técnicas conductistas. Lo que los niños necesitan es ser respetado y vivir en un ambiente pacífico, no que les hagan más daño por algo que los adultos les han enseñado a hacer.

 

Fuente: Blog Bebés y más

 

 

 

 

 

 

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12939667854?profile=originalCentro de apoyo a la crianza

y la educación temprana

 

Para tod@s aquell@s interesad@s, que quedaron sin cupo en la jornada del miércoles 13/6, y a quienes deseen sumarse en esta nueva ocasión, invitamos a compartir:

 

 “LOS LÍMITES SE CONSTRUYEN DESDE EL COMIENZO DE LA VIDA”

 

La propuesta pretende realizar un recorrido acerca de la construcción vincular de los tan reclamados “limites”, entendiendo que estos se configuran tempranamente, no desde un lugar restrictivo, sino como un mensaje de cuidado que consolida el adulto con su participación en dicho vínculo. Convocamos a pensar juntos, para tratar de comprender y encontrar el sentido de lo que el niño necesita y para qué lo necesita, como también acerca qué hacemos los adultos y por qué.

 

Coordinan:

LIC. SUSANA MAQUIEIRA Y LIC. CLAUDIA ALONSO

Directoras Centro CACET

 

Fecha y horario:

LUNES 2 DE JULIO - DE 17.45 A 20.30 HS. –

 

Destinada a directivos, docentes y estudiantes de nivel inicial

 

 

LUGAR DE ENCUENTRO:

PSIECHEVERRÍA

Echeverría, entre Moldes y Vidal – B° Belgrano – CABA –

 

 

ACREDITACIÓN Y PAGO:  

DE 17.30 A 17.45 hs. 

 

 

ARANCEL:

En efectivo, e mismo día de la jornada: $65.-

Por depósito/transferencia bancaria hasta el 29/6: $50.-

 

 

 

¡¡ INDISPENSABLE  INSCRIPCIÓN PREVIA !!

Enviar solicitud por mail a   jornada@cacet.com.ar  consignando:

Nombre y apellido, DNI, TE de contacto, E mail, Institución donde se desempeña

 

-CUPOS LIMITADOS-

 

Para más informes escribir a:

centrocacet@gmail.com  - infocacet@gmail.com

www.cacet.com.ar- (011) 1556051650

 

 

 

 

 

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Frases positivas para motivar a tus hijos

001.jpgPara conseguir que los niños sean ordenados, estudiosos, alegres, sinceros, responsables, y que sean constantes en lo que sea posible, parece difícil pero no lo es tanto. Se puede motivar a los niños, desde la más temprana edad, a que aprendan y sepan lo que esperamos de ellos y para ellos.


La motivación es lo que más puede colaborar en la tarea de educar a los niños, despertando en ellos una acción positiva en todas las tareas que realizan durante su cotidiano.

Fomentar la motivación es fundamental para educar a los niños
Después de conocer las frases que alimentan y estimulan la afectividad de los niños y mejoran su comunicación y diálogo con la familia, es recomendable que se haga un ejercicio. Añade algunas frases que normalmente usas en tu casa con tu hijo al listado abajo. Obsérvalas y verifica de qué forma están motivando a tu hijo. Seguro que tu hijo has presentado un comportamiento deseable.

Presentamos las frases para una motivación positiva y la consecuente relación con la actitud promovida. Las frases positivas deben ser usadas a menudo. Delante de otras personas aumentan su eficacia; pero, en presencia de hermanos pueden producir celos.

Así que hay que tener mucho cuidado para no sobrepasarse en este sentido. Es recomendable sorprender a los hijos haciendo algo bueno para ellos y decirles lo mucho que se les quiere. Hacerlo una vez al día, no sería mala idea. A continuación, encontrarás algunos ejemplos de frases. Primero, aparece lo que dicen los padres y luego la actitud que promueven las palabras en los niños.

Frases positivas para tu hijo
MOTIVACIÓN POSITIVA (frases dichas por los padres a sus hijos) ACTITUD PROMOVIDA (en los hijos)

Has sido capaz de hacerlo - Soy capaz

Muy bien. Yo sé que lo harás - Soy capaz

No dudo de tu buena intención - Soy bueno

Juan tiene un alto concepto de ti - Juan es mi amigo

Si necesitas algo, pídemelo – Amigo

Sé que lo has hecho sin querer - No lo repetiré

Estoy muy orgulloso de ti – Satisfacción

Sabes que te quiero mucho – Amor

Yo sé que eres bueno - Soy bueno

Te felicito por lo que has hecho - Alegría, ganas de mejorar

Qué sorpresa más buena me has dado – Alegría

Cuando me necesites, yo te ayudaré – Amor

Así me gusta, lo has hecho muy bien – Satisfacción

Noto que cada día eres mejor - Ganas de serlo

Creo lo que me dices, sé que lo harás – Confianza

Sabes que quiero para ti lo mejor – Amor

Tú te mereces lo mejor – Satisfacción

No esperaba menos de ti - Confía en mí

Puedes llegar a donde tú quieras - Puedo hacerlo

Seguro que las próximas notas son mejores - Estudiar más

Has aprendido frases positivas, ahora es bueno conocer frases negativas que son muy malas que solo desmotivan a tu hijo. Frases que jamás debemos decir a los niños. 

Frases negativas contra tu hijo

MOTIVACIÓN NEGATIVA (Frases dichas por los padres a sus hijos) - ACTITUD PROMOVIDA (en los hijos)

Eres un desordenado - El desorden

Siempre estás deseando fastidiarFastidiar aún más

Debes aprender de tu primo - Rechazo al primo

Así no llegarás a ningún sitio Temor

Estoy harta de ti Desamor

Ya no te quiero - Desamor

Aprende de tu hermano - Celos

Quedas castigado - Tristeza, venganza

Siempre te estás peleando - Me gusta pelear

Apártate de mi vista ... no quiero verte - Desamor

No sabes estar quieto - Soy nervioso

Me matas a disgustos Temor, desamor

Siempre estás peleando - Es lo mío

Cada día te portas peor - Soy así, soy malo

Eres un mentiroso Lo mío es mentir

No sé cuando vas a aprender Tristeza. No puedo

No me quieres nada Desamor. Tristeza

Así no tendrás amigos Es verdad

Se lo diré a papá cuando venga - Temor. Tristeza

Como sigas así te voy a castigar -Temor 

Es importante incorporar a la comunicación con tu hijo frases positivas que alimentan y estimulan la afectividad de los niños y mejoran el diálogo en familia.

Fuente consultada- Artículo de Pablo Garrido. Profesor del Instituto Europeo de Estudios de la Educación.

Fuente: GuíaInfantil

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No regales juguetes bélicos

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La construcción de una sociedad libre de violencia pasa por, además de por un sistema judicial eficiente,  por la prevención de la violencia en todos los ámbitos de la vida privada y pública.

Según el IEPADES (Instituto de Enseñanza para el Desarrollo Sostenible)

 

 

Los juguetes son muy importantes para el desarrollo de los niños y niñas.

Los juguetes son expresiones de la realidad, los carritos, teléfonos, muñecos, son para la niñez las herramientas que les permiten incorporarse a un mundo adulto. Los juguetes bélicos o aquellos que representan violencia o episodios violentos, fomentan actitudes negativas y violentas en la niñez. Cada objeto que obsequiamos a un niño o niña generará un resultado, los pequeños jugarán con él e imitarán la vida adulta.   Los adultos somos los responsables de inculcar en la niñez actitudes positivas, de lucha, de esfuerzo, de construir y no destruir, de aportar para el engrandecimiento de nuestro país.  Reflexionemos sobre la clase de juguete que regalemos y busquemos opciones que permitan aprender, construir y aportar.

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Unete a la campaña en contra del juguete bélico reenviando este mensaje a tus familiares y amistades.

Pensemos qué  juguetes regalamos:

Decidamos responsablemente los valores culturales que deseamos transmitir a los niños y jóvenes.

                                        ¡Regalemos paz y creatividad!

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¿En qué estamos pensando cuando hablamos de construcción de la subjetividad en los niños? Para abordar esta pregunta, voy a situarme no en mi rol de educador, sino de padre. Tengo una niña de 6 años, y un niño de 10. Obviamente, más allá de los contenidos que explícitamente les enseñan en la escuela, ellos aprenden también otras cosas. Agostina aprendió a leer minúsculas, sin que nadie se lo enseñe; Julián, a manejar algunos programas de computación sin que el profesor se enterara. Pero, además, también fueron adquiriendo maneras de relacionarse con los demás, modos de pensar —y juzgar— sus propias capacidades, formas de posicionarse ante los conflictos que ellos o los otros generan. ¿Quién les enseñó eso?

En algunas de sus reacciones puedo reconocer “claramente” rasgos de mis padres o de los de la familia de mi esposa. Algunas otras cosas son, claro, las que en casa machacamos insistentemente. Pero, ¿y las otras?

Cuando hablamos de “subjetividad infantil” nos referimos al modo de ser que van construyendo los chicos cotidianamente. Parte de ese modo de ser fluctúa, pero otra se afianza con el tiempo. Se trata de un componente clave en la vida de cualquier ser humano, porque todo lo que se haga o se deje de hacer partirá de allí, de esa subjetividad. De ahí que Sócrates, allá en los confines temporales de la filosofía, les dijera incansablemente a sus conciudadanos: “Conócete a tí mismo”; “ocúpate de tí mismo”. No se trataba de que los atenienses dejaran de lado sus oficios y se dedicaran exclusivamente a la filosofía. Lo que él les decía era que primero debían ocuparse de su subjetividad, para luego desarrollar cualquier actividad. Porque si lograban construir una subjetividad éticamente buena, políticamente justa, cualquier actividad que desarrollaran luego iba a estar marcada por esa impronta. Hicieran lo que hicieran, iban a ser buenos ciudadanos.

¿Quién se ocupa hoy de la construcción de la subjetividad infantil? La respuesta a esta pregunta es compleja y extensa. Mencionemos algunas puntas que, sin dudas, merecen una exploración mayor que la que aquí desarrollaremos.

Como sostuvimos anteriormente, un lugar en el que se construye la subjetividad es la casa. Entendida ésta en un sentido amplio, que puede incluir varias casas concretas si se trata de una familia compleja. También los medios de comunicación construyen la subjetividad infantil. Uno de los puntos más relevantes en los últimos años ha sido la construcción de los chicos como sujetos de consumo. No es casualidad que cada vez más productos que no son, en principio, para chicos dirijan sus publicidades a ellos. En muchos casos, el consumo familiar es orientado por los chicos; son ellos los que conducen los carritos en el supermercado. Un caso particular dentro de las tecnologías de comunicación es el de los celulares y las computadoras. Si pensamos en la construcción de subjetividad debemos detenernos no tanto en qué pueden hacer los chicos con ellos, sino en qué hacen las tecnologías de comunicación con los chicos. ¿Cómo afecta el modo de ser de los chicos el hecho de pasarse horas concentrados en jueguitos de computadora? ¿Cómo los afecta la producción casi incesante de mensajes de texto que hacen circular?

 

Estrategias. 

 

Llegamos, finalmente, al ámbito que aquí más nos interesa: la escuela. En la escuela los chicos pasan buena parte de su día —en algunos casos, más que en su casa— y, además, pasan la mejor parte del día en cuanto a lucidez e interrelación con pares. Allí se construye la subjetividad. Pero, ¿quién orienta esa construcción? Lo más usual es que la construcción del “modo de ser” acontezca de modo imperceptible. Los chicos “van haciendo” una personalidad. Es allí donde algunos docentes y formadores de docentes sugerimos abrir un espacio para la filosofía. Esto es: que los chicos tengan un lugar y un tiempo específico dentro de la vida cotidiana del aula para explorar su propio pensamiento; para analizar su comportamiento, sus expectativas, sus anhelos; para crear con sus pares hipótesis acerca del mundo en que viven y del que quieren construir en el futuro. Con estrategias pedagógicas específicas, con herramientas diseñadas especialmente para este trabajo. Con docentes que tengan elementos para intervenir en el trabajo de los chicos provocándolos, “aguijoneándolos” para que planteen y afronten sus propias inquietudes. Como lo planteaba Sócrates —el viejo “tábano” de Atenas— pero en la escuela y comenzando desde pequeños.

 

Publicado en: Diario La Capital- Rosario - Pcia de Santa Fe -

 

25-06-11 | Por Gustavo Santiago / Profesor en filosofía de la UBA
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Creencias de padres y madres acerca de su participación en la escuela


Entre los factores que explican la diferencia de
rendimiento escolar, figura por lo general en primer lugar, los referidos a la
familia de los alumnos. Teniendo en cuesta esto para poder tomar mejores
decisiones, es imprescindible conocer las creencias de los familiares al
respecto ¿Qué consideran ellos sobre lo que deben hacer? Este “post” reproduce
párrafos de un trabajo de investigación de un contexto mexicano, pero pueden
extraerse valiosas conclusiones ¿Es necesario desarrollar un “curso para
padres”?

Se realizó un estudio fenomenológico con una metodología
cualitativa cuyo objetivo fue describir las creencias de padres y madres acerca
de la participación en la educación de los hijos… Se encontró que los padres y
madres consideran importante y participan en la educación de los hijos sólo en
las dimensiones referidas a crianza y supervisión del aprendizaje en casa; no
consideran las referidas a comunicación y apoyo a la escuela.

Las madres evidencian formas más diversas y comprometidas
de participación que los padres y mencionan dificultades y necesidades referidas
a sí mismas como obstáculos para una participación efectiva. Se concluye que es
necesario capacitar a los padres y madres para que adquieran una visión más
amplia de las formas en que pueden participar en la educación de sus
hijos…

Según Valdés y Urías (2010), cuando se ha analizado la
influencia de la familia en el logro escolar se ha reconocido el efecto de dos
grupos de factores: unos son aquellos que se conocen como “de insumo” o
estructurales (condición socioeconómica, nivel de escolaridad de los padres y
recursos para el estudio, entre otros); y otros son los denominados “procesales”
(expectativas de los padres y participación en la educación de los hijos, entre
otros)…

La importancia de la participación social, y en especial de la
participación de las familias, para el logro de una educación de calidad, ha
sido reconocida en múltiples foros educativos. Esto ha provocado la creación de
regulaciones, normativas, orientaciones y programas de acción que indican que el
nivel de participación y satisfacción de los padres es una medida de calidad del
sistema educativo; esta participación se percibe como una importante variable
para el avance de la calidad en educación.

Por otra parte, el INEE sostiene que el trabajo conjunto de
padres de familia y profesores para lograr mejores aprendizajes en los
estudiantes es un tema que debe recibir especial atención debido a que se
considera que escuela y familia comparten responsabilidades en el proceso de
educar al niño en su desarrollo físico, psicológico y afectivo.

El estudio de las creencias de los padres y las madres acerca de
su participación en la educación de sus hijos resulta importante para comprender
este fenómeno, ya que la manera en que las personas interpretan el mundo influye
en cómo lo comprenden, sienten y actúan en él. Según Pozo, para cambiar las
prácticas escolares es necesario también cambiar las concepciones o creencias
que los diversos actores del proceso educativo tienen del mismo; entre ellos,
desde luego, los padres y madres de familia.

Conclusiones

El análisis que los padres y madres hacen de los factores
que influyen en el aprendizaje de sus hijos, atribuibles a ellos mismos y a la
escuela, resultó ser muy limitado, en tanto que sólo consideraron en su
explicación aspectos actitudinales y motivacionales, lo cual reduce sus
posibilidades de actuar como agentes efectivos de cambio en la interacción con
sus hijos.

En lo relativo a las variables familiares de insumo, los padres
y madres sólo tuvieron en cuenta el aspecto económico, dejando prácticamente de
lado aspectos relativos al capital cultural (especialmente en el caso de los
padres). El hecho de no tener conciencia de la importancia de este factor en el
logro escolar quizás se relacione con que no lo tienen en cuenta en las acciones
que realizan como apoyo al aprendizaje de sus hijos; y no lo conciben como
dificultad en sus necesidades de capacitación para lograr una participación más
efectiva en la educación de sus hijos.

Los factores familiares procesales que los padres consideran que
influyen en el aprendizaje de sus hijos se circunscriben a aspectos relativos a
la crianza y supervisión del aprendizaje en casa; esto constituye una visión
limitada de su influencia en la educación de sus hijos, ya que no consideran
aspectos relativos a la comunicación con los docentes ni con las acciones que
puedan realizar para mejorar el funcionamiento de la escuela.

Al comparar las percepciones de padres y madres acerca de los
factores familiares que influyen en el aprendizaje de sus hijos se pudo apreciar
que las madres poseen una visión un tanto más amplia que los padres, ya que
consideran también, aunque sea de manera muy general, aspectos relativos al
capital cultural, como son, sin lugar a dudas, los conocimientos y habilidades
que ellos poseen para apoyar a sus hijos con las tareas.

En lo relativo a las acciones concretas para participar en la
educación de sus hijos, la visión de los padres se limita a aspectos relativos a
la crianza y supervisión del aprendizaje en casa. Por otra parte, las madres,
congruentes con su visión más amplia de los factores que influyen en el
aprendizaje de sus hijos, además de realizar acciones referidas a los aspectos
relacionados con la crianza y supervisión, adoptan acciones en el rubro de
comunicación con la escuela y los maestros.

Es de hacer notar que tanto los padres como las madres no consideran dentro de su participación aspectos relativos a actividades que tengan como propósito el mejoramiento de la escuela o que afecten su
funcionamiento, las cuales son, sin duda, importantes, ya que son precisamente
las que convierten a los padres en agentes activos de los cambios
educativos.

Cuando se analizan las dificultades expuestas por padres y madres para participar de manera más efectiva en la educación de sus hijos, se aprecia que las madres adoptan una postura más activa en ambos aspectos al  atribuir factores externos y modificables respecto de ellas mismas. En el caso de los padres, ellos colocan sus dificultades en aspectos externos a ellos mismos (tiempo y características de los hijos), lo cual apunta a un locus de control externo, y por ende refiere una menor motivación para realizar acciones al respecto; las madres, por su parte, ubican sus dificultades en aspectos internos y controlables, manifestación de un locus de control interno que indica una mayor motivación para enfrentarlas.

Por otra parte, el análisis de las necesidades de capacitación referidas por padres y madres con vistas a mejorar su participación en la educación de sus hijos permite inferir que ellas tienen una mayor conciencia de sus debilidades, ya que fueron las únicas que plantearon necesidades concretas de capacitación referidas a conocimientos y habilidades.

Los resultados sugieren la necesidad de trabajar con los padres y madres para que aumente su comprensión acerca de los factores que influyen en el prendizaje de sus hijos y de la importancia de su participación en su educación. Por otra parte, es conveniente mostrarles las diferentes formas en que pueden participar en la educación de sus hijos, así como la importancia de desarrollar acciones en todas las dimensiones.

Resulta también esencial desarrollar acciones especialmente dirigidas a los padres, los cuales poseen creencias más estrechas acerca de los
factores que afectan el aprendizaje de sus hijos y de las formas en que pueden
participar, así como una menor tendencia a desarrollar acciones para mejorar su
participación. Esto puede estar relacionado con lo encontrado por diversos
autores, quienes han encontrado menor participación de los padres en la
educación de estudiantes tanto de primaria como de secundaria.

Por último cabe señalar que es importante fomentar una
participación efectiva de padres y madres en la educación de sus hijos,
especialmente en comunidades desfavorecidas, ya que ésta propicia una mayor
equidad en la educación al atenuar incluso la influencia negativa de un contexto
socioeconómico y social desfavorable

Extraído de Perfiles Educativos | vol. XXXIII, núm. 134,
2011 | IISUE-UNAM

Ángel Alberto Valdés Cuervo - Maestro en Investigación Educativa. Profesor investigador del Departamento de Educación del Instituto Tecnológico de Sonora. Líder del Cuerpo Académico de Procesos Educativos. Temas de investigación: familia y crianza, psicología educativa.

Maricela Urías Murrieta - Doctora en Educación, Instituto Tecnológico de Sonora.
Profesora investigadora de esa misma institución. Temas de investigación:
familia y crianza, y evaluación.

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12939658061?profile=originalTenemos el honor de abrir este congreso virtual sobre Embarazo y Crianza inicia sus ponencias con la presencia de la Lic. Adriana Penerini quién disertará sobre la maternidad ayudándonos a reflexionar y a preguntarnos

                     ¿Para qué tenemos hijos?

 

Para ver el video de la ponencia hacer click aquí:

http://embarazoycrianza.ning.com/video/ponencia-de-adriana-penerini...

 

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Adriana Penerini es escritora, docente, psicóloga, especialista en maternidad, paternidad y crianza.
Trabaja en la Prevención y tratamiento de la Depresión Post-parto. Terapeuta de parejas.
Autora de “La aventura de Ser mamá” de editorial Del Nuevo Extremo, “Las nueve estaciones del embarazo” y de “BRUSHING Secretos de peluquería y otros relatos”.
Directora de Bebé a Bordo Institución y editora y directora de esta revista on-line www.bebeabordo.com.ar
Colabora con el site planetamama.com y con los Programas de Utilísima Televisión Mi bebé, Especial mamás de 40 y en Cocina para Bebés.
Asesora diferentes medios gráficos en notas relacionadas siempre con la mujer como Para Ti, Elle, y Viva, la revista dominical del diario Clarín entre otros.
Mamá de dos hijas: Antonina y Giovanna.

 

¡Los esperamos!


Lic. Natalia Gil de Fainschtein
Comité Organizador
1er Congreso virtual “Embarazo y Crianza”
http://embarazoycrianza.ning.com
embarazoycrianza@gmail.com
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Padres "insistentes" mejoran rendimiento de alumnos"

Los investigadores de las universidades de Leeds y Leicester afirman, además, que los padres ponen menos esfuerzo cuantos más hijos tienen.

Para la investigación tuvieron en cuenta el tiempo que dedicaban a leer para sus hijos, qué tanto participaban de las reuniones escolares, y también recabaron las percepciones de los educadores sobre su involucramiento. Para juzgar qué tanto se debía a la influencia paterna, y cuánto era mérito de los alumnos individualmente, los investigadores también tuvieron en cuenta las actitudes de los niños.

El estudio sugiere que existe algo así como un círculo perfecto: los padres estimulan a que sus hijos se esfuercen más, y cuando los niños lo hacen los padres redoblan sus propios esfuerzos.

El profesor Gianni De Fraja, rector de Economía en la Universidad de Leicester, opinó: "El principal canal a través del cual los antecedentes socio-económicos de una familia influyen el rendimiento escolar es el esfuerzo". "Los padres que vienen de un ambiente más aventajado ejercen mayor esfuerzo, y esto influencia positivamente el avance académico de su progenie".

"Los antecedentes familiares también hacen crecer el esfuerzo de la escuela, lo que a su vez mejora el rendimiento de los niños. Por qué las escuelas se esfuerzan más cuando los padres vienen de un ambiente más privilegiado, no lo sabemos. Podría ser porque los padres de clase media exigen taxativamente que la escuela se esfuerce".

El estudio afirma además que el esfuerzo de los padres disminuye cuando tienen muchos hijos. "Hay un compromiso entre la cantidad y la cualidad de los hijos: a mayor cantidad de hermanos, el esfuerzo que los padres ponen en cada hijo disminuye".

Los investigadores sugieren que una política que incentive la capacitación de los padres podría ayudar a mejorar los logros académicos de los niños de un modo sustancial.

Fuente: BBC News, Gran Bretaña 29 de octubre de 2010.

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"Ya le busqué colegio al nene; ahora tiene que ir él a ver si le gusta", contó la madre del pequeño José en sesión de psicopedagogía.

No es sólo una anécdota. Es lo que Vilma Saldumbide, rectora del Instituto Libre de Segunda Enseñanza (ILSE), llama "simetría en la relación", esto es, cuando la autoridad paterna se confunde con una especie de amistad y complicidad entre padres e hijos, o entre educadores y alumnos, que desemboca en una enorme contradicción para los chicos.

Y está provocando nuevas formas de faltas groseras en la escuela, entre ellas, utilizar el celular para pasar machetes o para sacar fotos comprometedoras y subirlas a Internet; hostigar a los compañeros a través de redes sociales en la Web (el acoso y la discriminación son los grandes dolores de cabeza de los docentes); responder con violencia a los profesores y preceptores, y hasta intentar imponer los criterios de estudio en las escuelas.

Son faltas alimentadas por el mundo virtual (muchas veces inabordable para padres y profesores), por la abolición de castigos (amonestaciones) y por la permisividad del trato horizontal en todos los órdenes, entre otros factores.

"En el ILSE, nosotros tenemos una disciplina bastante sólida y le damos mucha importancia a la buena convivencia -dice Saldumbide-. Sin embargo, hay otra mirada sobre las relaciones, y eso cambia, incluso, la relación que los padres tienen con la escuela, con las autoridades. Personalmente, creo que el trato entre los padres y los hijos no tiene que ser simétrico y que hay que cultivar las relaciones de poder, y saber que las instituciones educativas y sanitarias son piramidales."

Hoy es común ver a los chicos fumar o tomar alcohol en la puerta de la escuela y escuchar: "La guita me la dio mi viejo; hablá con él, man", al preceptor que se animó a cuestionar.

"Se perdieron las relaciones piramidales porque la gente tiene miedo y ha deformado el criterio de autoridad -dice Saldumbide-. La educación reprime, y reprime para poder vivir en sociedad. Eso es asimétrico."

Es decir, la contemporaneidad trae aparejadas otras formas de hostigar al sistema, quizá más agresivas: todos los consultados por LA NACION afirman que el "todos contra uno" reemplazó al "te espero afuera" de los guapos setentistas, y el "andá, loco [gorda, petiso, narigón]", por sofisticadas cartas acosadoras a través de redes sociales o Internet.

¿Y las drogas? La funcionaria de uno de los colegios públicos más prestigiosos de la ciudad de Buenos Aires confesó, a cambio del anonimato, que se ha intensificado el control interno luego de la aparición de alguna "bolsita" con marihuana y que se revisan los baños y los sótanos para detectar a los que fuman, pero jura que es mejor eso que el paco, droga cuyos dealers hacen mucha presión por ingresar en los colegios. "Mire hasta qué punto hemos cambiado la óptica. Cuando vemos a un chico fumando, lo sancionamos, pero también llamamos a la familia para que lo contenga", dice.

Sandra Votta es madre de Francisco, de 14 años. "Me parece que hay una gran falta de límites y los chicos no saben muy bien para qué cosas están preparados y para qué otras no. En cuanto a la indisciplina, lo que más se da es la burla a la autoridad y los chicos doblan la apuesta. Ahí es cuando hay que prestar atención porque tanto el paco como el porro se han instalado en las escuelas y los chicos están muy expuestos a entrar en un circuito de consumo y algunas veces de comercialización. En general, se los ve sin estímulos, sin demasiadas preocupaciones, sin objetivos claros, y eso es preocupante", dice.

Una cuestión generacional

Alejandro De Oto Gilotaux, director de primaria del Colegio Los Robles, señala: "Generación tras generación, el ejercicio de la autoridad se vive de distinta manera. No es extraño que las generaciones que fueron tratadas con dureza traten a sus hijos con más flexibilidad, y que las personas que fueron maltratadas por sus padres sean también maltratadas por sus hijos".

Para él, estar cerca de los alumnos, escucharlos, predicar con el ejemplo y cumplir con la palabra empeñada "son características infaltables en los docentes que ejercen la autoridad con efectividad".

El profesional señala que los problemas de disciplina más comunes pasan por las agresiones verbales, "fruto del roce propio de la convivencia y del nivel de agresión que se vive en la sociedad".

Además, señala cambios en la perspectiva de la sanción. "Hoy no existe la intención de que el alumno sufra una pena por haberse equivocado. Se apunta a la reflexión, a la sanción reparadora y, en casos graves o de reiteración de faltas, a sanciones, como alguna suspensión temporaria, que ayuden al alumno a tomar conciencia de que su conducta no es la adecuada. El objetivo es la modificación de la conducta."

Abunda: "Hace unos años, bastaba que en el parte de amonestaciones dijera, por ejemplo, que el hijo había faltado al respeto para que el padre tomara cartas en el asunto. Hoy debemos comunicar en detalle lo ocurrido, fundamentar por qué esa conducta no es correcta, explicar los pros y los contras de ese comportamiento y cómo podrá afectar negativamente el futuro del hijo".

La licenciada Carola Martínez, integrante del equipo de asesores de la Dirección de Educación Media del Ministerio de Educación porteño, agrega algunos datos. "Hay escuelas en las que las situaciones más recurrentes tienen que ver con agresiones verbales y físicas por discriminación entre pares, generalmente asociadas a temas culturales y de nacionalidad, personalmente o mediante conversaciones de chat , e-mails , comentarios en Facebook, fotologs y videos o filmaciones subidas en YouTube, donde circulan amenazas y burlas".

Hay otras variantes. "También hay situaciones de apatía y desinterés que en algunos casos desencadenan faltas de respeto hacia el docente. Por ejemplo, el uso del celular o MP3, que, una vez detectados, promueven desorden, pérdida de tiempo, insultos, enojos y discrepancias".

¿Y el tradicional castigo? Martínez dice: "No confundamos autoridad con autoritarismo. La sanción es necesaria en tanto límite, pero acompañada de una reflexión, del compromiso de un cambio de actitud, de una acción reparatoria, porque, si no, no produce ningún efecto. Suspender, separar y amonestar tienen el mismo valor sancionatorio; lo que difiere es lo que acompaña a la sanción que se aplica".

Jason Beech, director de la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés, señala: "La escuela es un microcosmos de la sociedad; es un reflejo, lo que quiere decir que si hay agresiones fuera de ella, se van a ver en el interior. Hay que agregar que el concepto de autoridad cambió mucho y afectó directamente a la educación. Cuando los chicos ven que el adulto quiere parecerse él y no al revés, hay un efecto posterior".

Herramientas para los profesores

Jason Beech, de la Universidad de San Andrés, cree que hay una porción de la sociedad que mira con cierta nostalgia aquella escuela donde nadie se movía sin pedir permiso. Y afirma: "Nos gusta eso, pero no estamos dispuestos a sancionar a los alumnos, de modo que hay que buscar un camino intermedio.

Uno podría capacitar mejor a los docentes porque muchos de ellos no saben qué hacer frente a los problemas. Si a esto se suma la situación de los "docentes-taxi", que van de un lugar a otro, que no se cruzan con los demás docentes para intercambiar ideas, contener a los alumnos se hace muy difícil".

Un interesante comentario

La escuela argentina se ha convertido en un fiel reflejo de la sociedad que la contiene. Como reacción a años de agobiente dictadura se fue instalando, tanto en la sociedad como en la escuela -y también en los ámbitos familiares-, un falso criterio supuestamente progresista que condujo a la creciente abolición de los conceptos tradicionales de premio y castigo. A mi entender, como psicólogo y especialista en el comportamiento humano, tales conceptos tradicionales debieron haber sido revisados y modernizados, pero no derogados. Esto, lamentablemente, condujo a lo opuesto de lo que seguramente pretendieron quienes encarnaron aquel criterio. En lugar de una progresiva maduración y mayor sentido de responsabilidad en ciudadanos y educandos, lo que se logró es una peligrosa y creciente tendencia hacia la anomia y la anarquía, con la consiguiente decadencia observable en todos las esferas y niveles de la convivencia social. Y ASÍ NOS VA...

Fuente: diario La Nación

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