violencia (13)

Comparto un interesante material que tal vez les sirva para reflexionar con sus alumnos.
Saludos!
Natalia

Si somos criados en el dogma y el odio, ¿se puede elegir un camino diferente?

Zak Ebrahim sólo tenía siete años cuando, el 5 de noviembre de 1990, su padre, El-Sayyid Nosair, disparó y mató al líder de la Liga de Defensa Judía. Mientras estaba en prisión, Nosair ayudó a planear el atentado contra el World Trade Center en 1993, en uno de sus mensajes de video infames, Osama bin Laden instó al mundo a "Recordar El-Sayyid Nosair."

Su historia es impactante, potente, y en última instancia, inspiradora.

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Zak Ebrahim Activista por la paz Preparado para el terror, Zak Ebrahim eligió una vida diferente. El autor de El hijo del terrorista, que espera que su historia inspire a otros a rechazar un camino de la violencia. bio completa

VER AQUÍ EL CONMOVEDOR VIDEO.

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imágenes de otro famoso experimento psicológico que demuestra quelos niños aprenden a ser violentos de los adultos y si nosotros somos violentos y agresivos enseñamos a nuestro hijo a serlo.

Se trata del experimento con el muñeco Bobo de Albert Bandura, en el que demuestra que, mostrando al niño conductas violentas se puede conseguir que sea violento él mismo.

El experimento del muñeco Bobo

Bandura es un psicólogo ucraniano-canadiense de tendencia conductual, profesor de la Universidad Stanford, y uno de los psicólogos más famosos y citados de todos los tiempos. Su trabajo se ha centrado en el aprendizaje social, la teoría social-cognitiva y la psicología de la personalidad. Es además creador de la categoría de autoeficacia.

Pero quizá por lo que es más conocido es por este experimento sobre la violencia y la manera en la que los niños la aprenden: el experimento del muñeco Bobo.

Bandura quería demostrar sus teorías sobre la adquisición de conductas sociales como la violencia o la agresividad. Proponía que los patrones agresivos se producen desde y en la infancia por la imitación que los niños hacen de lo que sus modelos realizan (sus padres, hermanos, compañeros, maestros o en los medios de comunicación).

Utilizó para su experimento al muñeco Bobo, un muñeco relleno de aire pero que recupera la posición vertical al ser golpeado. Bobo tiene la cara de un payaso.

Tomó un grupo de niños en edad preescolar y los dividió en tres subgrupos. El primero vió como un adulto golpeaba al muñeco, el segundo al adulto sin agredir al muñeco y jugando con otras cosas y el tercero no vio nada, sirviendo de grupo de control.

Las hipótesis de Bandura

Bandura planteó sus hipótesis: los niños que hubieran visto las agresiones atacarían al muñeco, los que vieron juegos pacíficos no le atacarían, e incluso serían más pacíficos que el grupo de control (en esto no acertó, ambos grupos fueron igualmente pacíficos). También pensó que los varones serían más violentos y que el sexo del adulto influiría en que fueran los niños de su mismo sexo los que copiasen su conducta.

Resultado: los niños aprenden la violencia de los adultos

Acertó en casi todo. Los que habían visto el modelo agresivo lo imitaron, tanto verbal como físicamente, siendo las agresiones verbales las que más posibilidades tenían de ser copiadas. Es decir, si usamosinsultos y vejaciones verbales los niños van a actuar de ese modo con otros. También, si los exponemos a la violencia ellos la van a copiar y reproducir. 
Fue también evidente que los niños copiaban a los adultos de su mismo sexo en mayor proporción y que, en general, las conductas agresivas y violentas eran más comunes en los varones.

Los niños aprenden la violencia por imitación

Hay que destacar que estos comportamientos se produjeron por imitación, no había premios ni castigos, tan gratos al conductismo, que modificaran la conducta de los niños. Los niños, sencillamente, aprendieron de los modelos adultos los comportamientos “adecuados”.

No es necesario usar técnicas conductistas en la crianza y la educación de los niños (aunque sirvan para manipularlos) si los adultos son modelos buenos, y no enseñan a los niños violencia ni permiten que sean expuestos a ella. Podemos matizar que los niños muy pequeños pueden no saber canalizar o expresar sus emociones negativas, pero ahí está el adulto para educar de verdad con ejemplo y empatía, a la vez que cuida mucho de averiguar si el niño recibe modelos violentos del entorno.

Igualmente, hay que señalar, que en los niños no solo influyen sus padres, aunque sea el entorno familiar el más importante. El chantaje emocional es otra forma de violencia que los niños experimentan y que no debemos olvidar tampoco.

También, si creemos que nuestros hijos merecen no aprender a ser violentos, debemos exigirnos poner los medios para que nuestros hijos no aprendan violencia de la televisión, otros niños con comportamiento agresivos, la escuela, los maestros o miembros de la familia extensa que pueden seguir recurriendo a humillaciones, gritos, insultos, chantajes o azotes para criar o educar.

Demostrado: la violencia se aprende

El experimento del muñeco Bobo de Bandura demuestra que los niños aprenden a ser violentos de los adultos y de su entorno. Si no exponemos a los niños a la violencia, no somos agresivos verbal, emocional o físicamente con ellos, los niños no van a ser agresivos.

La responsabilidad del mal comportamiento es nuestra y es evidente que las conductas de los padres en el ambiente familiar o el entorno social y escolar van a reflejarse en la conducta de los niños.

Además, sabemos que la violencia afecta al cerebro de los niños, que pegarles les puede causar trastornos mentales y que los vuelve agresivos.

Los adultos y el entorno hacen a los niños violentos. Cambien a los adultos, no castiguen a los niños con técnicas conductistas. Lo que los niños necesitan es ser respetado y vivir en un ambiente pacífico, no que les hagan más daño por algo que los adultos les han enseñado a hacer.

 

Fuente: Blog Bebés y más

 

 

 

 

 

 

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images?q=tbn:ANd9GcRMynqtkdrFyaKtEOcZ4I1dSnAKyAdqVj6vEKQ67CSQYF11iY-8&width=162El Centro PsicoSocial Argentino ORGANIZA EL:

SEMINARIO DE PREVENCION EN VIOLENCIA FAMILIAR GRATUITO.

 

Docente a Cargo:

Lic. Marcos Aguirre
Psicólogo – Sexólogo U.B.A M.N: 43.778

Dirección: 
Prof. Daniel González – Psicólogo Social

TEMARIO

PRIMER ENCUENTRO
¿Qué es la Violencia Doméstica o Familiar?
¿Cuáles son las diversas formas en que se presenta?

SEGUNDO ENCUENTRO
Mitos acerca de la Violencia Familiar.
Cómo evoluciona y se mantiene una relación violenta.

TERCER ENCUENTRO
¿Cómo detectar y reconocer situaciones/casos de violencia familiar para poder actuar?


DESTINADO: Psicólogos Social, Psicólogos, Counselor, Trabajadores Sociales, T.O. Técnicos en Minoridad y Familia, y Personal de Salud e Seguridad, y Estudiantes Avanzados de Carreras Afines. 

• El seminario se dictara en la sede Central del Centro PsicoSocial Argentino Av. Rivadavia 2530 PB “1”.

Los días Lunes 3 Septiembre, 10 y 17. (Tres encuentro)


Inicio el lunes 3 de Septiembre a las 19 hs. 

Matriculación previa al mail: jornadaspsicosocial@yahoo.com.ar

Solo 42 vacantes.- ACTIVIDAD GRATUITA.

SE OTORGA CERTIFICADO DE ASISTENCIA.

Sigamos entre TODO/AS Construyendo +Inclusión y menos VIOLENCIA.

 

Centro PsicoSocial Argentino
Prof. Daniel González- Psicólogo Social
Presidente

www.elcentroargentino.com.ar

 

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04.01.11 - 02:07 -

  • Agresiones a profesores, guardas de seguridad en los patios, cámaras de vigilancia en los pasillos... La escalada de tensión en las aulas amenaza con colapsar el sistema educativo español. Ignacio García-Valiño (Zaragoza, 1968) ha plasmado en su libro 'Educar a la pantera' su experiencia como psicólogo y mediador en centros escolares. El autor, que compagina su labor pedagógica con una carrera literaria más que notable, cree que profundizar en la enseñanza de habilidades sociales reduciría de forma drástica la conflictividad en las aulas.
     
-Parece que en cuanto surge un incidente en un colegio todo el mundo tiene formada una opinión de lo que se debería hacer.
-Circulan muchos mitos que sería conveniente desmontar. La mayor parte de los incidentes violentos están protagonizados por chicos que sufren un trastorno mental y que necesitan ayuda y tratamiento médico. Sin embargo, en vez de reconocer ese problema se les condena desde un punto de vista moral y se pide que sean apartados de la comunidad educativa como si fuesen unos cafres y unos desalmados.
-Es más sencillo lanzar un discurso moral que bucear en las causas de esa violencia.
-Hay un gran desconocimiento de lo que son los trastornos mentales; la gente ignora hasta qué punto pueden condicionar y alterar la conducta. En realidad, esos chicos son unos inadaptados que están totalmente fuera de lugar en los centros escolares; no saben relacionarse y ellos mismos son los que crean el problema y los que también lo sufren.
-¿Por qué se muestra partidario de actuar con más premura?
-Porque cuanto más pronto se detecta el problema mayores son las posibilidades de resolverlo con éxito. Desde el punto de vista neurológico el cerebro se configura a una edad muy temprana y por eso los mecanismos que regulan la actividad emocional están ya casi cerrados al llegar a la adolescencia. La personalidad, la forma de expresarse, el modo de interpretar las cosas o la forma de relacionarse con los demás se configuran en la etapa que va de los 0 a los 6 años. Si en la infancia no se trabaja el control de los impulsos, la frustración y los temas emocionales, luego es muy difícil corregir cualquier disfunción. La plasticidad neuronal es un factor clave para abordar con garantías de éxito estos problemas.
-Sorprenden las cifras que aporta sobre el incremento de las dolencias mentales en la población infantil.
-Los estudios dicen que los trastornos de comportamiento son las enfermedades mentales que más han crecido en España y afectan al 9% de los niños y al 4% de las niñas. Lo sorprendente es que a pesar de lo que está pasando ningún político se ocupe de este tema.
-'¿Más disciplina? No, gracias', titula uno de los capítulos de su libro.
-Es que la mayoría de los padres y de los educadores sobrevaloran la eficacia del castigo. Para los chicos con trastornos el castigo es un desafío porque se sienten cómodos en ese terreno, entienden perfectamente el lenguaje planteado en términos de lucha. Hay que comprender que ese trastorno requiere una pedagogía diferente que pasa por la negociación, por la tolerancia, por buscar compromisos, premiar conductas alternativas y, sobre todo, por crear vínculo. El palo no funciona, lo que funciona es hacer las cosas porque merecen la pena, porque el que me lo dice es un enrollado y me cae bien y porque me interesan. A partir de ahí se puede empezar a construir.
-Para educar hay que dar ejemplo.
-Estamos metidos todos en el mismo remolino y hay una carencia de legitimidad que ellos detectan perfectamente. Se ve mucho en Secundaria, cuando les empiezas a decir que tal o cual cosa no está bien y ellos enseguida te replican que a ver por qué estás siempre discutiendo con menganito o por qué me dices que hay cosas más importantes que la pasta cuando seguro que si te ofrecen más en otro sitio te irías de aquí. Intentamos enseñarles a los chicos a ser solidarios y generosos, pero luego resulta que somos incapaces de atajar problemas tan elementales como el hambre o las guerras.
-Constata también que la televisión e internet han relegado a los docentes al papel de figurantes en la transmisión de valores educativos.
-Los medios se han convertido en uno de los principales transmisores de valores y han adquirido un protagonismo inédito como agentes socializadores de los chicos. Quería desterrar además el mito de que los videojuegos y la televisión de contenidos violentos son los principales culpables de la violencia juvenil. En contra de lo que piensan muchos padres y educadores, no inducen a la violencia sino que anestesian la sensibilidad ante el horror. Chávez prohibió en Venezuela los videojuegos violentos porque decía que eran los responsables de la violencia juvenil, pero eso es como poner la carreta antes que los bueyes.
-¿Cree que el profesor debería interesarse más en la educación emocional de sus alumnos?
-La experiencia me dice que con mayores habilidades emocionales todo iría mucho mejor. Ejercí de mediador varios años en un centro de Secundaria y cada vez que había una pelea, un conflicto o un robo rápidamente intervenía y juntaba a las partes. Lo primero que descubrí es que en casi todos los conflictos no había habido diálogo previo, es decir, que actúan sin haber hablado antes. En la mediación lo primero que hacemos es enseñarles a que se escuchen respetando el turno: 'a ver, ahora explícalo tú y luego en el otro turno lo haces tú'. Cuando ellos se ponen a hablar, enseguida resuelven el malentendido. '¿Veis cómo ha sido muy fácil? Os ibais a sacar los ojos hace media hora y ahora estáis abrazados, lo único que habéis hecho es hablar y escuchar'. Eso hay que enseñarlo y hay que hacerlo desde muy pequeños: no podemos dar prioridad a que memoricen los ríos de Europa cuando todavía no han aprendido a hablar. Si cuando hay un conflicto van directamente a saco, sin haber hablado antes, es porque tienen una torpeza enorme en habilidades sociales y nadie les ha enseñado a controlar sus impulsos.
-Eso se aprendía antes en la calle o en la familia.
-Las relaciones entre ellos tienen mucho de ficción. El ejemplo más claro está en las redes sociales, donde se produce un intercambio de mensajes que luego nunca salen a la luz cuando están cara a cara. Son chicos que no saben expresar sus emociones, sus sentimientos o sus ideas, y recurren a internet porque piensan que de esa forma se ahorran el aprendizaje. Creen que con las redes sociales ya está todo hecho y no se dan cuenta de que en la vida real hay que dar la cara, aprender a mirar a los ojos al otro y hacerle ver que estás diciendo algo que sientes de verdad.
-¿Cómo debería ser el profesor del siglo XXI?
-Alguien cualificado para trabajar las emociones, sobre todo en situaciones de conflicto real. Hay que llevar a los colegios el aprendizaje de las destrezas emocionales si queremos que los chicos estén preparados. La habilidad social va a ser crucial para sobrevivir en una sociedad cada vez más competitiva y compleja; hay que saber convencer, trabajar en grupo, coordinarse, expresarse, caer bien, tener empatía con el otro, no perder los papeles, ser afectuoso, ser cálido; todo ese conjunto de cosas es fundamental para la vida y debería aprenderse en la escuela, entre otras cosas porque nos ahorraría una conflictividad que empieza a convertirse en una seria amenaza para el sistema educativo
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En 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró "que la violencia contra la mujer constituye una violación de los derechos humanos y de las libertades de la mujer...; que se necesita una clara y exhaustiva definición de la violencia contra la mujer, una clara declaración de los derechos que se deben aplicar para asegurar la eliminación de toda violencia contra la mujer en todas sus formas y un compromiso de los Estados... y de la comunidad internacional en general para eliminar la violencia contra la mujer" (Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer).
En diciembre de 1999, la 54ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Resolución 54/134 en la que declaraba el 25 de noviembre Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
El origen del 25 de noviembre se remonta a 1960, año en el que las tres hermanas Mirabal fueron violentamente asesinadas en la República Dominicana por su activismo político. Las hermanas, conocidas como las "mariposas inolvidables" se convirtieron en el máximo exponente de la crisis de violencia contra la mujer en América Latina.
El 25 de noviembre ha sido la fecha elegida para conmemorar sus vidas y promover el reconocimiento mundial de la violencia de género. Este día se ha celebrado en América Latina desde los años 80.


La violencia de género es quizás la más vergonzosa violación de los derechos humanos. Mientras continúe, no podemos afirmar que estemos logrando progresos reales hacia la igualdad, el desarrollo y la paz".Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas.

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Ella fue una de las premiadas como Maestra Ilustre 2009 por el Ministerio de Educación.

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Alba Mancinella (50) es una de los 22 docentes que llegaron desde todo el país hasta la Casa Rosada para recibir su premio como Maestros Ilustres 2009. Ella fue reconocida por su militancia en favor de la permanencia de la escuela en la que trabaja, y porque impulsó varios proyectos educativos, entre ellos, uno que enfrentó con música la violencia en el aula.

Alba es maestra en un barrio marginal de Olavarría, provincia de Buenos Aires. Ella trabaja día a día con la pobreza, los entornos familiares conflictivos, la hostilidad, y las adicciones, que están tan presentes en las aulas de la Escuela 65 como los cuadernos y los lápices. Años atrás, buscando un modo de enfrentar la violencia que había entre sus alumnos, Alba intentó detectar algo que les interesara. Entonces notó que cuando ella les daba la espalda para escribir en el pizarrón, a modo de desafío a su autoridad, los chicos se dedicaban a tamborilear ritmos sobre los bancos. Alba los escuchó por varias jornadas sin mostrar reacción alguna, hasta que un día les dijo: "Eso que hacen me parece extraordinario, saben lo que vamos a hacer, vamos a armar una murga".

"No sabés lo que fue –le contó ayer Alba a Clarín–. Fue increíble. Fue un cambio tan notable, y de un momento a otro". Con tachos y baldes como todo instrumento, la murga fue un éxito. Se la escuchaba sonar en los recreos, y ya no hubo más trompadas.
La idea de Alba había prendido fuerte entre los chicos, y eso le dio margen para negociar con su curso. Así lo recuerda ella emocionada: "Habrá espacio para tocar los tambores, les dije, pero si están esos espacios, también tiene que haberlos para que ustedes aprendan lo que es necesario aprender en séptimo grado. Y fue un año extraordinario".
Al año siguiente el entusiasmo de los chicos no se había apagado, y Alba quería darle un crecimiento al proyecto. Pero comprar tambores de calidad estaba fuera del alcance de la escuela, así que arriesgó con un cambio de instrumentos. Con su marido, músico, fabricaron dos sikus con caños de luz. "Entonces, yo, que nunca había tocado música, aprendí dos canciones y llevé los instrumentos a la escuela. Los chicos aprendieron rapidísimo, y querían más, así que me convertí en una ejecutante del siku", se ríe Alba.
Desde aquel comienzo, unos ocho años atrás, la banda de sikus ha crecido mucho. Hoy contiene a unos cuarenta chicos de 12 a 22 años de edad, llena teatros en Olavarría y en poblados cercanos, ha grabado y vendido CD y, gracias a un premio de la Fundación La Nación, adquirió equipos de sonido.

"Y lo mejor de todo es que a fuerza de trabajo, sin ayuda de nadie, logramos lo que nos parecía un sueño inalcanzable: pudimos viajar con todos los chicos a Jujuy. Ellos lo anhelaban. Allí encontraron las raíces de su instrumento, los paisajes de las canciones que interpretaban, tocamos con músicos de allá, fue impresionante", relata Alba con brillo en los ojos.

Fuente: Diario Clarín, sept. de 2009

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RESUMEN: El presente trabajo se enmarca dentro de un proyecto de investigación más amplio (1) resultando disparador de una multiplicidad de interrogantes acerca de los avatares en la dinámica de los Establecimientos Educativos. Este trabajo tiene como objetivo fundamental, desplegar una serie de interrogantes que se desprenden de los estudios realizados por medio de la aplicación de entrevistas en profundidad, tanto al cuerpo docente como a padres de alumnos, así como de las observaciones llevadas a cabo en diferentes ámbitos educacionales de nivel primario. Se desplegará un entrecruzamiento de datos y experiencias que tenderán a abrir un debate acerca de cómo las diversas dificultades que los alumnos presentan hoy en día, llegan a ser producto de la incidencia de su entorno social, así como de los marcos familiares y del ámbito profesional educativo. (1) Programación UBACYT 2006-2009: “Maltrato entre iguales como expresión de la violencia interpersonal. Construcción de un instrumento para evaluar su incidencia en contextos escolares”. (Cód.: P804). Directora: Dra. Teresa Veccia. Para leer el texto completo haga click aquí. Autor: Lic.Eduardo Daniel Levín www.elevin.com.ar mail: elevin@fibertel.com.ar- elevin@psi.uba.ar Copyleft Permitida la reproducción citando al autor e incluyendo un enlace al artículo original.
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Niños Violentos. Por María Adela Mondelli

Las sociedades disciplinarias, provocan el síntoma a través del cuál te disciplinarán. Esto ha tenido que ir ganando en “sutileza” para retroalimentar el circuito. A ver si me sigues en este ejemplo por el absurdo, a ver si me puedo dar a comprender: Comprás un zapato económico, fabricado con el trabajo esclavo de otras personas, para así poder ahorrar para pagar la hipoteca con la que te comprás la casa. El zapato económico te trae problemas de salud que aún no tienen respuesta médica, pero mientras puedes ir al psicólogo para poder asumir el problema. Cuando el problema ya llega a un grado de deformación y complicaciones tal que sólo queda amputarte el pie… no te hagas problema que lo no puedo hacer la ciencia lo hará la técnica: ya hay unas prótesis de pie buenísimas… eso si : los servicios sociales no la cubren y deberás vender la casa para pagarla. Esa casa por al que –para pagar la hipoteca al banco- te compraste lo zapatos económicos que te produjeron etc. etc. etc. Hoy todos nos hacemos cruces por la violencia de los chicos en la escuela. Y mi padre me cuenta cómo coreaban en derredor de los que se tomaban a piñas en el recreo, para luego encontrarse en una calle solitaria. Algunos dirán que en esa época no llevaban armas, pero una hondera saca un ojo, eh?. No sé -y lo dificulto- que haya más violencia hoy en la escuela que la que hubo siempre en relación con la violencia del afuera de la escuela. Nunca vi que mis compañeros llevaran armas. Pero terminé a los 17 años en plena dictadura militar, y en la puerta estaban jovencitos de 18 que llevaban fusiles, los soldados que “nos cuidaban” tenían nuestra edad y estaban armados… Hoy en la puerta de los colegios tienen a los custodios privados…. Me parece que los chicos y los jóvenes asumen los modos de resolver los conflictos que tenemos los adultos. Y ya. Eso es todo y hagámonos cargo. Esto no puede ser una noticia, esto es una perogrullada, una obviedad. Ahora a la escuela se le pide que se haga cargo de cientos de circunstancias para las que no está preparada y lo que –evidentemente- provoca, es que no está pudiendo hacerse cargo de lo que sí tiene que hacer. Cuando llega el ingreso a la facultad nos damos cuenta del fracaso del sistema en su única función: enseñar los contenidos. Ninguna otra cosa que eso tiene que hacer la escuela. Sin embargo en las capas bajas tuvo y tiene que hacerse cargo de aspectos económico-sociales de la pobreza. Y en las medias y altas del deseo de desarrollo de los padres, cuidando y entreteniendo niños 9 horas al día. Esto: cubrir aspectos socio-económicos de la sociedad, ha atentado contra el fin pedagógico de la escuela. Así concluye siendo un híbrido que a nadie ni a nada hace bien. El número creciente de niños que sólo encuentran a la violencia como modo de resolver el conflicto o la tensión, tiene una sola respuesta: porque están creciendo, porque van a ser adultos, debemos transmitirle a los niños que uno no debe permanecer allí donde aún no encuentra un modo saludable de resolver los conflictos. Aprender a irse donde nos hace o hacemos mal, es mucho más importante que aprender las tablas de multiplicar. Esto es un aprendizaje para la vida y que hay que tomarlo hoy. Para multiplicar, para dividir, para historia o geografía … para eso hay tiempo. No se trata de exclusión, no se trata de huir, sino de aprender a apartarse para crecer y fortalecerse por uno y por los otros… Autora: María Mondelli mondelli@vivirmejoronline.com.ar www.VivirMejorOnline.com.ar
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Dialogar con los Hijos Sobre la Violencia

Lic. Irma Liliana del PradoTanto la Academia Americana de Pediatría como la Asociación Psicológica Americana opinan que la violencia en los medios de comunicación puede fomentar la violencia en la vida real. A pesar de ello, existe una esperanza. Aún en estos tiempos tan violentos, los padres de familia pueden criar niños sanos y seguros de sí mismos, niños que puedan resolver conflictos pacíficamente y tomar decisiones atinadas para protegerse a sí mismos.A continuación presento algunas técnicas eficaces, para que los padres puedan aplicar en su entorno:* Reconozcan los temores de sus hijos y hágalos sentirse protegidos.* Los niños que han experimentado o que han sido testigos de casos de violencia, al igual que aquellos niños que sólo han visto actos violentos en la televisión o en las películas, pueden sentirse inquietos y temerosos. Por eso es importante hacerles saber que siempre estarán seguros en su entorno, que hay adultos en nuestra comunidad que velan por su integridad.* Establezcan reglas muy estrictas sobre las armas.* Hablen sobre las pandillas.* Si cree que su hijo está expuesto - o atraído - a una pandilla, hable con él. Busque una oportunidad. Los niños inteligentes eligen amigos que son divertidos y que no ponen en riesgo su vida."* Controle su propio comportamiento, a menudo los niños imitan el ejemplo de sus padres, por eso es importante examinar la manera en la que usted maneja los conflictos.* Si usted pretende que sus hijos eviten la violencia, es importante servir como ejemplo.* Acostúmbrelos a hablar sobre sus sentimientos e inquietudes, así no tienen que enfrentar sus miedos sin el apoyo de un adulto, además de que les sirve como una válvula de escape para sus emociones.* Si usted cree que algún evento violento (ya sea real o ficticio) ha perturbado a su hijo, dialogue con él.* Monitoree los medios de comunicación.* Supervise activamente el contacto que tienen sus hijos con cualquier tipo de violencia en los medios de comunicación.* No permita que sus hijos vean programas de televisión que usted no considere adecuados.* Elija las películas que sus hijos pueden ver y los juegos de video con los que pueden entretenerse.* Neutralice los mensajes violentos que reciben sus hijos.* Establezca reglas para el Internet; navegue junto con sus hijos y elija sitios que sean apropiados y divertidos para ellos.* Considere el uso de dispositivos de monitoreo para la televisión y para el Internet. Haga uso del sistema de clasificación que permite a los padres bloquear los programas violentos en sus televisores.* Hable con otros padres de familia.* Es importante que el mensaje anti-violencia sea constante y uniforme.* Exhorte a los funcionarios y maestros de la escuela de sus hijos a enseñar técnicas para la solución de conflictos.*Planifique actividades con los maestros para disminuir y prevenir la violencia.
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La secundaria Rütli, famosa en 2006 por sus niveles de violencia, parece vivir un cambio radical: ahora modifica su imagen, desde la ropa, creando una marca que quiere imponerse como moda. La escuela secundaria de Rütli, ubicada en el barrio bravo de Neukölln, cobró celebridad en 2006, cuando el cuerpo docente se vio orillado a pedir socorro a las autoridades de la ciudad de Berlín. El motivo: según los maestros, la situación en el plantel se había tornado incontrolable por los niveles de violencia que se habían transformado en parte de la cotidianidad. Un sello propio El caso desató una amplia discusión sobre las políticas educativas y de integración tanto de los gobiernos estatales como de las autoridades alemanas a nivel federal. Algunas medidas fueron implementadas para evitar las agresiones entre los alumnos, y el caso dejó de figurar en los medios de comunicación. Pero algunos pupilos no se quedaron conformes con la etiquetación que se les endilgó en aquellos días, retratándolos como "chicos problema", y a sus aulas como "escuela de terror". Así nació, al inicio del año escolar 2006/2007, una iniciativa para que los alumnos se imprimieran un sello propio; una marca que bien podría ponerse de moda entre la juventud alemana actual. Sus promotores dicen que Rütli Wear no es solamente un asunto empresarial. Sostienen, en cambio, que se trata de un proyecto social con el objetivo de promover una nueva identidad aún entre los más problemáticos escolapios. “Fabricamos solidaridad, respeto y responsabilidad”, dicen los jóvenes en su página de Internet. Y no se quedan ahí. “Somos de la opinión de que una sociedad sana necesita que la economía sirva tanto a las auténticas necesidades de los seres humanos –por ejemplo, como productores o consumidores- como a la naturaleza misma”, sentencian. La compra de las prendas de vestir "sirve para manifestar nuestra solidaridad con aquellos que sirven como chivos expiatorios de las fallidas políticas en materia pública y, al mismo tiempo, proporcionan la base financiera necesaria para el proyecto", agregan. ¿Se trata de un lema publicitario, una proclama política, o un mandamiento a manos de alguna ONG? Como la ropa misma, el concepto parece ajustarse a la talla de quien lo recibe. Por lo pronto, miembros de un taller de grabado se afanan en confeccionar coloridas camisetas o suéteres, la mayoría de los cuales ostenta el nombre de la escuela en cuestión. También hay cinturones, bolsas, gorros y otros accesorios en cuya promoción colaboran los propios alumnos de la escuela Rütli como modelos. Los precios varían hasta llegar a los 36 euros como máximo; sin embargo, dicen los emprendedores, “todos nuestros harapos tienen el mismo valor y se venden ya más allá de nuestra región” Lo que no puede debatirse es que a partir de este proyecto la imagen del plantel ha sufrido un cambio brusco. Seguramente Rütli Wear no es la solución a todos los problemas sociales de la población de Neukölln, pero por lo pronto, parece ser un buen inicio. Fuente: Deutsche Welle en español | 21 de noviembre de 2007
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Mucho se habla en estos tiempos de la violencia escolar. Ante todo pienso que deberíamos empezar por ser más precisos y decir violencia en la escuela, ya que los hechos violentos que vemos en algunas aulas no son ni más ni menos que el reflejo de la misma violencia que vemos a diario en buena parte de la sociedad.

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La escuela no escapa a lo que sucede en los actos políticos que terminan en desmanes, en algunas canchas de fútbol, en algunos programas de tv, en algunos sectores del gobierno y hasta en algunas familias. Me he permitido abusar de la palabra “algunos” porque mientras que unos alumnos salen en You Tube agrediendo a sus docentes y molestando a sus compañeros sin aprovechar la clase, otros son noticia por organizar actividades solidarias, por fabricar un calefón solar, o por trabajar todo el año para apadrinar a una escuela de frontera. ¿Qué diferencia entre sí a estos grupos de alumnos? No olvidemos que estos jóvenes solidarios son parte de la misma generación que los que están saliendo en los medios por hechos de violencia. ¿Qué cambia entonces? Creo que es fundamental la mirada que se pone en ellos, la confianza que se les transmite acerca de que un mundo mejor es posible y de que ellos pueden hacer algo para lograrlo. ¿Los alumnos que son violentos están interesados por el aprendizaje? ¿Están motivados para adquirir nuevas capacidades y ponerlas en práctica en un proyecto significativo? Los docentes podemos hacer mucho, pero lamentablemente no hay recetas infalibles ya que cada escuela y cada aula es un mundo y las estrategias requieren de un diagnóstico preciso. Es por ello que, más que propuestas, me permito hacer unas reflexiones en torno a este gran problema. Considero que debe hacerse un replanteo en torno a la función de la escuela en el contexto actual y proponerse alternativas viables que incluyan a todos sus miembros —alumnos, autoridades, docentes, personal administrativo—, donde la escuela debe recuperar su misión de formar ciudadanos capaces de mejorar la calidad de vida y de colaborar en la construcción de una sociedad justa, fraterna, democrática y participativa; es decir, enseñar valores. Si creemos que es una tarea ardua o imposible, les sugiero ver la película “Mentes peligrosas”. Es importante insistir en la enseñanza de valores, en todos los sentidos. Los educadores debemos asumir nuestra responsabilidad en ello y trabajar con perseverancia en su consecución. Lic. Natalia Gil de Fainschtein Directora General de Excellere Consultora Educativa - https://excellereconsultoraeducativa.ning.com/ * Este artículo fue publicado también en el portal Educ- ar, El portal educativo del Estado argentino.
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El fin de la infancia - Por Alina Diaconú

El fin de la infancia - Por Alina Diaconú Para Diario LA NACION - Publicado el Sábado 3 de mayo de 2008 La violencia es el último recurso del incompetente. Isaac Asimov Tendríamos cinco o seis años cuando, en el recreo, unos varones de nuestra misma edad se fueron a las manos y uno de ellos terminó con la cabeza ensangrentada. Volvimos a casa llorando y nos negamos a regresar a ese jardín si nuestros padres no nos sacaban de ese grado, que era mixto, tras lo cual terminamos en un aula donde había sólo mujeres y donde, en esas épocas, ese tipo de peleas no podía tener lugar. Pero el recuerdo de aquella violencia varonil en una edad tan vulnerable, en un lejano país de Europa del Este, en Rumania, no se fue nunca de la mente y renace hoy, en otro tiempo, en otro mundo, con otro modus vivendi. La historia se repite, pero con mucho más dramatismo y virulencia. Aquel daño fue leve, muy leve y absolutamente excepcional, comparado con los hechos de violencia escolar que están sucediendo hoy, no sólo en nuestro país, sino en el mundo. Niños armados que matan a otros niños ( recordemos, entre nosotros, el caso de los tres niños asesinados por otro compañero en Carmen de Patagones), niños que acosan, golpean, roban a sus pares y atacan a sus maestros. Hace poco, un alumno de 15 años le clavó un cortaplumas en el corazón a un compañero de 16, en Villa Gesell, y le dio muerte. Un par de años atrás, en Santa Fe, un chico de 12 años atacó a otro con una trincheta. En San Isidro, hace poco, tres chicas desfiguraron a una compañera de 13 años, “por ser linda”. La inseguridad en la escuela está a la orden del día. Y uno, ingenuamente, se pregunta qué pasa con los padres de esos chicos. Hubo varios casos de progenitores que atacaron a docentes a los golpes: en Río Tercero, en 2006; en la Escuela N° 83 de Leandro N. Alem, en marzo de este año. Recientemente, una madre perdió los estribos y atacó a una maestra en una escuela de La Plata. ¿Podemos deducir, entonces, casi como si fuera un silogismo, que detrás de los niños violentos hay padres violentos; que detrás de la violencia escolar hay violencia familiar; que un niño agresivo es producto de una familia disfuncional; que un niño que maltrata es un niño maltratado; que lo que sucede en la escuela no es sino una proyección de lo que ocurre en la casa, o el tema es muchísimo más complejo y abarcador? La violencia de los niños, que llegó hasta el asesinato, puede venir de distintos lugares: del hogar, en primer término, con sus conflictos, pero también de lo que se ve en la calle, de los contenidos de los medios de comunicación, sobre todo de muchos programas de televisión, de la droga y del alcohol que están circulando entre ellos desde edades cada vez más tempranas. Hoy, el consumo de alcohol en los chicos comienza entre los 11 y los 12 años, cuando hace poco comenzaban a beber entre los 15 y los 16. Para la licenciada en psicología Flavia Schlingmann, que practica la terapia cognitiva, conductual y sistémica, el manejo del problema de la violencia infantil tiene mucho que ver con el componente social: “La diferencia de clases sociales hace que la agresividad se maneje de manera diferente. Los padres con mayor poder adquisitivo respetan más la autoridad de las instituciones escolares, tienen más conciencia, saben lo que quieren para sus hijos y suelen consultar a los especialistas cuando aparecen estos problemas. Pero también en el seno de ese tipo de familias hay niños que consiguen armas. Los hijos de familias necesitadas no hacen sino copiar el modelo de los padres, y para éstos la responsabilidad es de los otros, no de ellos. No hacen una evaluación de la situación ni tienen demasiado respeto por la autoridad. Claro que las escuelas también presentan su déficit”, concluye. Para el terapeuta inglés Peter Farrel, los padres y los profesores necesitan más ayuda, y por eso en el mundo entero ha crecido la demanda de psicólogos escolares. En muchos casos, ante la desorientación, hay una especie de renuncia de los padres a educar a sus hijos . Parecería que se han invertido los papeles y que actualmente fueran los niños los que mandan, no los adultos. Por otra parte, y en forma simultánea, también se da una degradación en la imagen de los maestros: la falta de respeto por la superioridad. Toda esta violencia escolar nos habla de un colapso familiar, de un evidente colapso en la relación escuela-hogar. Pero también de un colapso social: todo vale, e infringir normas es cosa de todos los días. Internet, los juegos electrónicos, las nuevas tecnologías y el consumismo no ayudan, sino que también son causas de este estado de cosas. El niño, gracias a la tecnología, tiene todo facilitado, y en demasía. Esto trae aparejada la ley del menor esfuerzo. Leíamos hace poco, en un artículo aparecido en La Vanguardia, que los alumnos no diferencian la violencia del juego. El fenómeno existe en otras latitudes: en los Estados Unidos (recordemos la resonante película de Michael Moore Bowling for Colombine”), en Gran Bretaña, Alemania, Suecia, Noruega y Japón. En Francia hubo huelgas de docentes para protestar contra este tipo de brutalidad en las aulas. A esta agresividad escolar la llaman “microviolencia” o schoolbullying, aunque los efectos son “macro”: se ha llegado hasta el crimen. Muchos de esos chicos violentos graban sus ataques y los exhiben luego por Internet o por celular, haciendo alarde de sus lamentables proezas. ¿Cómo entender esto? ¿Cómo evitarlo? ¿Cómo disuadirlos de semejantes experimentos? Obviamente, los niños son violentos porque toda nuestra sociedad incita a la violencia; porque nuestros gobernantes no hacen sino incentivar las divisiones, las antinomias, la lucha entre hermanos, los ataques físicos y morales. En cuanto a los niños, quizás el comienzo de una solución esté en la prevención, en lograr que la escuela ofrezca igualdad de oportunidades para todos; en enseñarles a los chicos que primero están los deberes y después, los derechos; que haya una conducta de base en el hogar, para aleccionarlos con el ejemplo; programas para fortalecer la convivencia entre padres, profesores y alumnos; más gabinetes de psicopedagogos. Como dijo el psicólogo español Jesús Beltrán, sería prioritario dar “una educación de calidad, modelos de referencia, formación en valores y una conexión de la escuela con el mundo laboral”. Es fundamental orientarlos hacia caminos éticos, en los que rigen los principios y los ideales; mostrarles a los héroes actuales que encarnan estas virtudes en varios campos, desde el deporte hasta la ecología, desde la espiritualidad hasta la ciencia y el arte: un Daniel Barenboim, un Stephen Hawking, un Manu Ginóbili, una Rigoberta Menchú... Y hacerles ver a los niños las dos caras de una misma moneda. Ayudarlos a comprender que si bien es cierto que hay un mundo agresivo, inescrupuloso, cruel, impune, corrupto, también hay otro, donde están la belleza, la alegría, la solidaridad, la integridad, la transparencia, la generosidad , los afectos, y que, siempre, aun en los momentos más difíciles, podemos elegir. Alina Diaconú es autora de Preguntas con respuestas , Una mujer secreta y Poemas del silencio , entre otros libros.
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La violencia, según la voz de los chicos

Desafíos en la escuela: cómo enfrentar situaciones de conflicto En un taller les pidieron a los docentes que no vayan sólo a dar clases, sino también a escucharlos. "Que no vengan sólo a dar clases sino que también nos escuchen. Que no generalicen cuando alguno genera problemas, porque esto nos lleva pelear entre nosotros. Que no nos peguen en casa." Más de un centenar de alumnos de distintas escuelas estatales porteñas pidieron ser escuchados e identificaron la incapacidad para dialogar como la principal causa de hechos de violencia dentro y fuera de los colegios. En un taller compartido con docentes, reclamaron ser respetados por los adultos y señalaron la falta de confianza como un elemento negativo en su comportamiento. Así, con testimonios e inquietudes, explicaron a los docentes que también a ellos les preocupa el recrudecimiento de los episodios de violencia, una realidad que parece reflejarse con mayor intensidad en los últimos meses. El encuentro, cuyo título convocante fue "Para ganarle a la violencia", fue organizado por la Pastoral Secundaria del arzobispado porteño, que sigue directivas del cardenal Jorge Bergoglio, y se realizó en la Escuela Técnica N°4 República del Líbano, de Constitución. Además de los alumnos, participaron unos 50 profesores, directivos, psicólogos y psicopedagogos. Aprender a convivir A los padres, los adolescentes les piden que escuchen y compartan con ellos los buenos momentos, que los respeten y que confíen en ellos. Y que pongan límites, es decir, que sean lo que son: padres. "Que no nos peguen (pegando no se soluciona nada)" y que "no aconsejen la violencia como solución a los problemas", fueron otras sugerencias para "los viejos". Para ellos mismos, en tanto, reflexionaron que lo mejor es "no hacer caso" a quienes los agreden y "hacerse respetar por los más grandes". Durante el taller, que duró poco más de dos horas, los chicos y grandes intercambiaron experiencias y perspectivas a partir de sentencias generalizadas como la que repiten muchos adolescentes: "A mí nadie me pega". Los chicos aceptaron que piensan así y enriquecieron el concepto. "Yo pego primero", agregaron. "Perdimos el tiempo porque ahora salen del colegio y se cagan a piñas igual que antes", se lamentó Pablo Serrano, de 16 años y alumno de 2° año, en diálogo con LA NACION, al término de la experiencia. Su amigo, Carlos Allou, también de 16 años pero alumno de 3° año, le replicó: "No es tan así, porque vamos conociendo cómo podemos esquivar la violencia. Por lo menos ahora, si nos dicen que hay que pelear, vamos a intentar no hacerlo". Sólo entonces Pablo accedió: "Bueno, si el que viene a pelear es un amigo podemos intentar hablar". Otro de sus compañeros, Darío Suárez, de tercer año, reflexionó: "Si me porto bien y otro me pega, ¿qué hago?". Le respondió Allou: "Saltamos todos por vos". Según advirtió, el clima de violencia es permanente, sobre todo cuando salen a bailar. Como publicó recientemente LA NACION, para el ministro de Educación, Juan Carlos Tedesco, la raíz del problema no está en los colegios y tampoco en los chicos. El funcionario consideró que la responsabilidad es de los adultos y, principalmente, de los padres. En la Escuela República del Líbano también fueron señalados los adultos, por los mismos adultos, como grandes responsables. Patricia Polidoro, regente del área de Cultura de esa escuela, afirmó que "muchas veces las actitudes violentas de los adolescentes son producto de una falta de contención y de cariño por parte de los adultos. Mayor agresividad Mario Schilman, psicólogo, estimó que creció "la agresividad de los chicos y también la de los padres y otros adultos". De origen judío, Schilman participó de esta actividad propuesta por un grupo católico porque comparte el objetivo ("evitar que la violencia siga creciendo") y el método de trabajo. "Así podemos reflexionar puertas adentro de la escuela y armar una red con los padres y otros adultos", explicó. El padre Lorenzo de Vedia, director de la Pastoral Secundaria y párroco de Santa Elisa, visita con frecuencia ese colegio de Constitución y también la escuela Reina de Suecia, del mismo barrio. Según contó a LA NACION, encuentra apertura en los docentes y directivos. "Están desbordados por la dificultad que hoy implica el acompañar a los adolescentes", contó. Y explicó que la Pastoral Secundaria busca instalar una presencia de fe y de la Iglesia en colegios estatales, donde comparten sus vivencias cotidianas muchas familias católicas. Para ello, se proponen campamentos y actividades de apoyo escolar en colegios porteños. Convencido de que "se resquebrajó el pacto educativo entre docentes y padres", el sacerdote propone este tipo de talleres. Y explicó: "Buscamos que después de estar acá favorezcan la paz con acciones concretas como por ejemplo, campañas de solidaridad que abran la mente y el corazón a los chicos". Por Silvina Premat De la Redacción de LA NACION Una tendencia creciente El 27 de marzo último, en Villa Gesell, un alumno de 17 años asesinó de tres puñaladas a un compañero, en plena clase. Un alumno en La Plata sufrió fractura de clavícula tras el ataque de dos compañeros. Un alumno de primer año fue internado en Quilmes por golpes.n Un alumno de la Escuela N° 45 de Mar del Plata, de 17 años, amenazó a una profesora porque iba a ser expulsado. En Berazategui, una estudiante fue golpeada y amenazada. Dos madres de la Escuela N° de La Plata denunciaron haber sido robadas por un alumno.n "¿Dónde aprenden los chicos estas conductas y quién se las está enseñando? No es la escuela ni los maestros", dijo el ministro de Educación, Juan Carlos Tedesco. La Academia Nacional de Educación reclamó medidas preventivas y la reconstrucción de la "tradicional alianza entre la familia y la escuela". Fuente: Diario La Nación Link corto: http://www.lanacion.com.ar/1012836
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