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Los maestros pueden producir el cambio.

Por Luciana Vázquez |  Para LA NACION

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¿Qué puede haber más estratégico para el destino y el desarrollo sustentable de un país que la docencia? Nos subimos con entusiasmo a las políticas educativas y científicas que se lanzan para despertar vocaciones en áreas estratégicas para el desarrollo económico como matemáticas o ciencias, o ingeniería y programación. Y eso está bien. Ya nadie duda de la necesidad de convertir el conocimiento en producción con valor agregado. Los científicos con doctorados y los ingenieros de razonamiento duro y riguroso recuperaron su sex-appeal.

Por eso mi pregunta: ¿por qué no plantear una política educativa semejante, tan enérgica y agresiva como la política pro ingenieros y científicos, que reponga el atractivo a la carrera docente y la transforme definitivamente en un horizonte deseable y prestigioso y valorado?

El mundo de la educación y sus problemas tiene sus modas. Pero hay un diagnóstico que se sostiene hace tiempo basado en evidencia contundente. Dice así: son los docentes primero y luego los directores las grandes variables de la mejora de los aprendizajes de los chicos. Desde la megaestrella de las charlas TED, sir Ken Robinson, al canadiense Michael Fullan, uno de los expertos más reconocidos en mejora educativa, todos machacan con la importancia crucial de los equipos docentes, su liderazgo y el peso del "capital profesional" docente.

Entonces, insisto: ¿qué objetivo más perentorio para formar argentinos que luego ingresen bien pertrechados a las carreras universitarias clave para el futuro de nuestro país que despertar vocaciones docentes entre jóvenes que buscan excelencia?

El efecto dominó de maestros inspirados y de calidad es claro: si queremos que los chicos se animen a seguir carreras difíciles, pero claves y se conviertan en buenos ingenieros, por ejemplo, primero necesitamos maestros y profesores de matemática o de ciencias que sepan mucho, que lo sepan enseñar, que no aburran mientras lo hacen y al contrario, que se conviertan en la fuente de inspiración de la vocación de un alumno para seguir estudiando, y haciéndolo en serio.

La tarea no es sencilla: ¿cómo hacer para devolverle el prestigio a un profesión tan ninguneada, vapuleada, estigmatizada como lo es la docencia? ¿Por dónde empezar?

No se me escapa que no alcanza con una especie de campaña de marketing educativo que le lave la cara a una profesión muy desgastada. Cada año, en la Argentina, el Ministerio de Educación Nacional entrega el Premio Maestro Ilustre a los 24 mejores maestros y, sin embargo, pocos se enteran. Comparada con el Martín Fierro, la premiación docente ni se asoma por el terreno de la conversación diaria. ¿Quién sabe el nombre de un maestro premiado?

Tampoco es solamente un tema de salario. Allí está el caso de los maestros finlandeses, unos de los mejor formados del mundo, bien pagos, pero en rangos similares a otras profesiones de Finlandia y a docentes de otros países europeos. No es el dinero el motivador de los maestros más admirados. "Las diferencias de salarios en Finlandia generalmente tienen menos influencia en la elección de carrera que en otros países", así lo afirma el Centro en Educación Internacional Comparada.

Por supuesto, todo tiene un límite: está claro que el ingreso promedio debe instalar a los docentes muy por encima de la línea de flotación de la pobreza. Porque si no, hay consecuencias. Hay evidencia que demuestra la relación directa entre salarios docentes y resultados en el aprendizaje.

Si no es el dinero, ¿cuál es la pieza clave para reconstruir el estatus de la profesión docente? Porque todo se trata de estatus profesional, es decir, de si el trabajo docente constituye efectivamente una profesión o no. El prestigio social y el estatus profesional funcionan como luces de neón para captar aspirantes hacia una carrera.

¿Qué hace que una profesión tenga estatus? Me interesan dos características. El proceso de selección, en primer lugar: que sea difícil ingresar a la carrera y sólo admita a los mejores estudiantes. Por otro lado, el tipo de conocimiento que define a la disciplina: que articule un conocimiento tan específico que no cualquiera pueda reemplazar a esos profesionales. Nadie intentaría reemplazar a un cirujano en la sala de operaciones y, sin embargo, maestros sin títulos docentes y sin los conocimientos específicos cuentan con legitimidad legal en la Argentina.

En Finlandia, por ejemplo, la docencia es una carrera universitaria a la que sólo logra ingresar el 10 por ciento de los estudiantes que se postulan, los mejores promedios en secundaria y que aprueban el ingreso a la universidad con mejores notas. En Singapur, otras de las mecas educativas, los aspirantes a la carrera docente se eligen entre el tercio de alumnos con mejores notas al terminar la secundaria.

La Argentina no está entre esos casos virtuosos de maestros de excelencia. De las 1309 instituciones dedicadas a la formación docente, sólo un 5 por ciento es de nivel universitario. El resto, 1243, son institutos superiores de calidad extremadamente desigual. Y todo puede ser peor: el 53 por ciento de los profesores que enseñan en esos institutos terciarios se formó en realidad para el nivel secundario, es decir, que carece del nivel necesario para formar a su vez profesionales docentes.

Los datos más esperanzadores también muestran una contracara preocupante. Hay una vocación docente renovada y es un hecho que viene creciendo la matrícula en los institutos de formación docente -un 31 por ciento entre 2008 y 2013-, pero quienes optan por la carrera docente no suelen estar entre los mejores estudiantes.

La docencia suele ser una opción "fácil" y las motivaciones para elegirla están lejos de una voluntad de excelencia: es una carrera a mano, con institutos docentes en la localidad del aspirante; es una carrera corta de cuatro años y "menos exigente que los estudios universitarios" o brinda una estabilidad laboral futura. Así resulta del trabajo "Apostar a la docencia. Desafíos y posibilidades para la política educativa argentina", de 2014, de las investigadoras Florencia Mezzadra y Cecilia Veleda, del Cippec.

El origen socioeconómico de los aspirantes y docentes también es un elemento preocupante porque predice menor capital educativo. Los datos son éstos: la mitad de los alumnos de carreras docentes que en 2008 estudiaban en institutos terciarios provenían de hogares con padres sin estudios secundarios completos. Y de acuerdo con cifras de 2004, cerca del 60 por ciento de los maestros de primaria y el 50 por ciento de maestros de nivel inicial y de secundaria también venían de familias con padres sin título secundario.

Los datos corresponden al estudio del Cippec. Y las conclusiones a las que llega encienden la alarma: "Numerosos diagnósticos señalan la dificultad que supone el hecho de preparar para la docencia a jóvenes que no lograron dominar las habilidades lingüísticas, matemáticas y los conocimientos generales necesarios para transitar exitosamente la educación superior".

Cuando la docencia se convierte en la carrera fácil de los estudiantes menos aventajados, la educación y la sociedad empiezan a tener un problema de corto, pero, sobre todo, y es lo más grave, de largo plazo.

Nos gusta decir que vivimos en una sociedad del conocimiento. Bueno, en una sociedad así los maestros deberían ser líderes sociales, estrellas de una economía basada en la innovación. Y, sin embargo, no lo son.

Doy mi voto al candidato presidencial que ponga a la profesión docente y su reconstrucción como eje central de sus promesas educativas y esté dispuesto a pagar todos los costos políticos de corto plazo -la resistencia de los sindicatos docentes, de maestros y profesores apoltronados en sus privilegios, de la burocracia de los institutos privados de formación docente, del negocio de los cursos de capacitación arancelados- a cambio de beneficios para toda la sociedad, incluidos los docentes, en el largo plazo.

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Trabajar menos para pensar más. Pensar más para ser mejor docente. Hoy traigo estas preguntas que he formulado para ti y que no son fruto de la productividad, sino de la reflexión. ¿Preparado? ¿Preparada?

Preguntas

Imagen extraída de  Shutterstock

50 Preguntas para docentes. ¿Cuál es tu preferida?

  1. ¿Por qué ejerzo de docente?
  2. ¿Me veo ejerciendo de docente durante toda mi vida laboral?
  3. ¿De qué ejercería si no lo hiciera como docente?
  4. ¿Qué siento minutos antes de entrar en un aula?
  5. ¿Cómo quiero que me recuerden mis alumnos el día de mañana?
  6. ¿Me siento libre cuando enseño?
  7. ¿Me siento feliz cuando enseño?
  8. ¿Qué porcentaje del libro de texto no utilizo durante el curso?
  9. ¿Cuántas fotocopias de material extra doy a mis alumnos teniendo un libro de texto?
  10. ¿Existe mucha distancia entre el registro que uso en clase y el de mis alumnos?
  11. ¿Tengo clara la diferencia entre disciplina y castigo?
  12. ¿Sería capaz de entender lo que voy a explicar hoy si tuviera la edad de mis alumnos?
  13. ¿Cúantos minutos han hablado mis alumnos hoy en clase?
  14. ¿Cuántos alumnos creo que serán capaces de entender lo que hoy les voy a explicar?
  15. ¿Por qué llevan mis alumnos varios minutos sin escucharme?
  16. ¿Qué aplicación tiene para la vida real lo que estoy enseñando a mis alumnos?
  17. ¿Por qué hoy la clase pasa tan lenta?
  18. ¿Qué beneficios me aporta llegar puntual a clase?
  19. ¿Cuántos cursos llevo explicando lo mismo de la misma forma?
  20. ¿Cómo enseño aquello que no me gusta enseñar de mi asignatura?
  21. ¿Qué grado de pasión  y entusiasmo soy capaz de transmitir mientras enseño?
  22. ¿Qué he aprendido hoy de mis alumnos?
  23. ¿Qué posición ocupo en el aula para captar la atención de mis alumnos?
  24. ¿Cuánto tiempo hablo de forma ininterrumpida?
  25. ¿Cuánto tiempo tardo en aprenderme el nombre de mis alumnos?
  26. ¿Cómo gestiono el error que cometen mis alumnos?
  27. ¿Cuándo ha sido la última vez que me he reído con mis alumnos en clase?
  28. ¿Soy la misma persona fuera que dentro del aula?
  29. ¿Miro constantente el reloj durante una sesión lectiva?
  30. ¿Suelo mirar a los ojos y atender exclusivamente a mis alumnos cuando estos se dirigen a mí?
  31. ¿Me considero un docente empático?
  32. ¿Qué persigo en mis clases, la perfección o la excelencia?
  33. ¿Qué tipo de preguntas predominan en mis clases, las cerradas o las abiertas?
  34. ¿Por qué enseño aquello que mis alumnos podrían aprender por sí solos?
  35. ¿Cúanto tiempo dedico a pensar cómo será una sesión lectiva?
  36. ¿Me he aburrido hoy en clase?
  37. ¿Qué suelo valorar más de mis clases, el proceso o el resultado?
  38. ¿Enseño de la misma manera en todos los grupos?
  39. ¿Paso más tiempo explicando que enseñando?
  40. ¿Soy mejor docente gracias a las Nuevas Tecnologías?
  41. ¿Fomento la imaginación y la creatividad en el aula?
  42. ¿Cómo me imagino dentro de cinco o diez años?
  43. ¿Qué entiendo por ser productivo en mi trabajo?
  44. ¿Qué entiendo por tener autoridad?
  45. ¿Qué grado de elección tienen mis alumnos sobre aquello que enseño?
  46. ¿Qué enseño cuando no estoy enseñando?
  47. ¿Suelo dejar para el próximo curso académico aquello que prodría realizar en este?
  48. ¿Cuán importante es para mí la educación inclusiva dentro del aula?
  49. ¿Cumplo las promesas que les hago a mis alumnos?
  50. ¿Amo ser docente?

Estas son mis 50 preguntas que he elegido para ti.

¿Te animas a llegar a las 100?

Fuente: http://justificaturespuesta.com/50-preguntas-que-como-docente-deberias-hacerte

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Desde el banco de recursos de herramientas educativas y aplicaciones móviles libres para profesores Educational Technology and Mobile Learning nos dejan un resumen con las habilidades que hemos de poseer los docentes en lo referido al manejo de las T.I.C.; nosotros, os lo traducimos.
Si entráis al artículo original encontraréis vínculos hacia recursos útiles para desarrollar esas capacidades.
 
ICT EDUCATORS SKILLS
Es sorprendente cómo la tecnología ha cambiado el mundo y ha dado lugar a nuevas formas de educación que nunca habríamos pensado. Nuestros estudiantes están más formados digitalmente que en cualquier otro momento anterior; pasan más tiempo interactuando con sus dispositivos móviles de lo que interactúan  con sus propios familiares. Es cierto que este auge digital tiene repercusiones tanto positivas como negativas en nuestros estudiantes.  (...)
En realidad, hay varias ventajas para el uso de la tecnología en la educación y tratar de enumerarlas todas aquí va mucho más allá del alcance de este breve post. En términos generales, nadie discute sobre el hecho de que las ventajas de la tecnología en la educación (y en nuestra vida en general) superan sus desventajas.(..)
 
No hay duda de que el tipo de estudiantes a los que educamos y enseñamos hoy es completamente diferente al del siglo pasado. Nosotros, definitivamente, también necesitamos desarrollar competencias que, como docentes, nos dotarán de un mejor dominio de esas tecnologías, aunque, en ciertos momentos, puedan parecernos un desafío. Entre todos los retos a los que nos enfrentamos, nos encontramos con un cambio de enfoque pedagógico y metodológico dirigido a aumentar la participación del alumnado en el proceso de aprendizaje. (...)

 
El docente del siglo XXI  ha de ser capaz de:
1 - Crear y editar audio digital
2 - Utilizar marcadores sociales para compartir los recursos con/entre los estudiantes
3 - Usar blogs y wikis para generar plataformas de aprendizaje en línea dirigdas a sus estudiantes
4 - Aprovechar las imágenes digitales para su uso en el aula
5 - Usar contenidos contenidos audiovisuales y  vídeos para involucrar a los estudiantes
6 - Utilizar infografías para estimular visualmente a los estudiantes
7 - Utilizar las redes sociales para conectarse con colegas y crecer profesionalmente
8 - Crear y entregar presentaciones y sesiones de capacitación
9 - Compilar un e-portafolio para su autodesarrollo
10 - Tener un conocimiento sobre seguridad online
11 - Ser capaz de detectar el plagio en los trabajos de sus estudiantes
12 - Crear videos con capturas de pantalla y vídeo-tutoriales

13 - Recopilar contenido web apto para el aprendizaje en el aula

14 - Usar y proporcionar a los estudiantes las herramientas de gestión de tareas necesarias para organizar su trabajo y planificar su aprendizaje de forma óptima

15 - Conocer el software de votación: se puede utilizar, por ejemplo, para crear una encuesta en tiempo real en la clase

16 - Entender las cuestiones relacionadas con derechos de autor y uso honesto de los materiales.
17 - Aprovechar los juegos de ordenador y videoconsola con fines pedagógicos
18 - Utilizar  herramientas digitales para crear cuestionarios de evaluación
19 - Uso de herramientas de colaboración para la construcción y edición de textos
20 - Encontrar y evaluar el contenido web
21 - Usar dispositivos móviles (p.ej., tablets o smartphones)
22 - Identificar recursos didácticos online seguros para los estudiantes.
23 - Utilizar las herramientas digitales para gestionar el tiempo adecuadamente
24 - Conocer el uso de Youtube y sus potencialidades dentro del aula
25 - Usar herramientas de anotación y compartir ese contenido con sus alumnas y alumnos 
26 - Compartir las páginas web y las fuentes de los recursos que ha expuesto en clase
27 - Usar organizadores gráficos, online e imprimibles
28 - Usar notas adhesivas (post-it) en línea para captar ideas interesantes
29 - Usar herramientas para crear y compartir tutoriales con la grabación fílmica de capturas de pantalla
30 - Aprovechar las herramientas de trabajo online en grupo/en equipo que utilizan mensajería
31 - Buscar eficazmente en internet empleando el mínimo tiempo posible
 
32 - Llevar a cabo un trabajo de investigación utilizando herramientas digitales
33 - Usar  herramientas para compartir archivos y documentos con los estudiantes
Fuente del artículo: http://www.escuela20
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RESUMEN: El presente trabajo se enmarca dentro de un proyecto de investigación más amplio (1) resultando disparador de una multiplicidad de interrogantes acerca de los avatares en la dinámica de los Establecimientos Educativos. Este trabajo tiene como objetivo fundamental, desplegar una serie de interrogantes que se desprenden de los estudios realizados por medio de la aplicación de entrevistas en profundidad, tanto al cuerpo docente como a padres de alumnos, así como de las observaciones llevadas a cabo en diferentes ámbitos educacionales de nivel primario. Se desplegará un entrecruzamiento de datos y experiencias que tenderán a abrir un debate acerca de cómo las diversas dificultades que los alumnos presentan hoy en día, llegan a ser producto de la incidencia de su entorno social, así como de los marcos familiares y del ámbito profesional educativo. (1) Programación UBACYT 2006-2009: “Maltrato entre iguales como expresión de la violencia interpersonal. Construcción de un instrumento para evaluar su incidencia en contextos escolares”. (Cód.: P804). Directora: Dra. Teresa Veccia. Para leer el texto completo haga click aquí. Autor: Lic.Eduardo Daniel Levín www.elevin.com.ar mail: elevin@fibertel.com.ar- elevin@psi.uba.ar Copyleft Permitida la reproducción citando al autor e incluyendo un enlace al artículo original.
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